Por Estudiante Guineano en España.
He estado visionando el vídeo en el que Teodorína hace entrega de juguetes a todos los niños guineanos, con un millón de juguetes que dicen han entregado, algunos se llevarán hasta tres regalos (ya nos imaginamos quién serán los afortunados). Debo de reconocer que he experimentado tres fuertes sentimientos: pena, de ver hasta qué extremos se puede comprar la voluntad de todo un pueblo, con su propio dinero; vergüenza, por lo burdo de la manipulación; y rabia, de ver este impresentable playboy, dilapidador del dinero del herario público, comprar a sus futuros votantes, pensando ya en recibir la herencia de su padre, a modo de Kim Jong-un, de la Presidencia de la República.