domingo, 27 de noviembre de 2011





GUINEA  ECUATORIAL: LA HISTORIA DE LO POSIBLE

Por Severo-Matías MOTO NSA                                                                                    

Presidente del Partido del Progreso y Gobierno en el exilio de Guinea Ecuatorial.


Un fiasco. Un Fallo. Un error. Una gran mentira….


Si la globalidad del pueblo de 600.000  habitantes (Guinea Ecuatorial) desconoce los vericuetos y estrechos senderos políticos, diplomáticos y “post-coloniales” por los que ha sido conducido, después de que España le concediera la independencia, no significa que todo marcha muy bien en esa antigua colonia española.


Guinea Ecuatorial es un auténtico fiasco. Un fallo. Un error. Una gran mentira. Todo ello tiene que ser compartido, necesariamente, a nivel de responsabilidades, por los propios guineoecuatorianos y por su potencia, o “ex” potencia colonizadora, España, en clima de entendimiento, claro.

Sí hasta Franco …

Es muy posible que la sociedad civil y la ciudadanía española, en general, desconozcan, hoy, absolutamente, lo que sucede con las relaciones entre España y Guinea Ecuatorial. No fue así, nunca, antes de que España “concediera”, pacíficamente la independencia a Guinea Ecuatorial.

Hasta con Franco, Guinea Ecuatorial (entonces “La Guinea Española”) era, en España, más conocida, más cercana y más considerada por los españoles.

El Generalísimo Franco, a decir de muy expertos y conspicuos  conocedores españoles del tema, guardaba un  especial cuidado, cariño y protección hacia “La Guinea Española”: “España tardará mucho en devolver a Guinea Ecuatorial la deuda que le debe por su ayuda económica  (café, cacao, agricultura, en general y materias primas) en la post-guerra civil española.

El pueblo guineano, desde luego, y como tal pueblo, nunca se ha planteado exigir dicha deuda histórica y económica, a la “Madre Patria” (término, ese, que no le hace  ascuas a ningún guineo ecuatoriano normal;  sino al revés)

Nos dicen los grandes expertos que incluso, Francisco Franco Baamonde dejó, antes de su muerte, (como recompensa y agradecimiento) un “Presupuesto Vitalicio” para Guinea Ecuatorial; obsequio que ya el primer Presidente de Guinea Ecuatorial, Francisco Macías Nguema, (a pesar de su feroz odio a España) recibía puntual y felizmente, cuando tocaba, en sacas y paquetes ( se habla de algo más de 2,000 millones de pesetas) que la compañía aérea española  “Iberia” trasladaba a Guinea Ecuatorial, para ser entregados, ¡cash!, a Macías Nguema; quien dedicaba los días siguientes de recibir el paquete, a contar, moneda a moneda, billete a billete, el “regalo” enviado por Franco.

“Todo Atado y Bien Atado” bajo la amenaza de “Materia Reservada”

Como es normal, y sometidos al  terrible Decreto de “Materia Reservada” bajo la que, a su vez, desgraciadamente, Franco sometió a Guinea Ecuatorial, a los guineanos nos es imposible saber  si, con la muerte del General Francisco Franco, en España y de Francisco Macías, en Guinea Ecuatorial, la Ley, Decreto o Decisión de Franco  de un “Presupuesto Vitalicio” para Guinea Ecuatorial, desapareció “ipso facto”; si todavía existe y es vigente y funciona; o, simplemente…se ha perdido bajo el oscuro manto de “Materia Reservada” que pesa sobre Guinea Ecuatorial.

Comprendo que desde Franco, y habiendo, él, dejado las “cosas atadas y bien atadas” resulte conflictivo desatar algunas cosas. Pero también confío en que la gran capacidad política, cívica y democrática demostrada por los políticos y el pueblo españoles en los famosos “Pactos de la Moncloa”, el pueblo español, su Constitución y sus genuinos y legítimos actores y gestores políticos están empujados a desvestir de sabor dictatorial las normas, decretos, leyes y decisiones nacidas del régimen anterior y chocantes con el nuevo sistema democrático que los propios españoles se han impuesto.

No damos lecciones.

No es, ni mucho menos, nuestro  modo de actuar ni nuestro interés, entrar en el análisis ni crítica de la actividad y vida política de España, nuestra antigua potencia colonizadora, en temas que no tocan a Guinea.

Podría hasta parecer normal que, a la luz de los múltiples acontecimientos en los que nos hemos visto inmersos, especialmente desde la independencia de Guinea Ecuatorial, no nos quedara más remedio ni solución que aceptar, sumisos y obedientes, todo lo que nos sucede como consecuencia de la innombrable y desastrosa “Ley de Materia Reservada” que pesa sobre Guinea Ecuatorial.

A pesar de ese supuesto obligado silencio y resignación; a pesar del respeto que nos merece la política interna española, es de absoluta obligación que los guineanos dejemos muy clara cuál creemos que debería ser la política de relaciones entre el Reino de España y Guinea Ecuatorial.

A  la luz de todo lo que, en virtud de la modernidad, a la fuerza de la técnica y a la fuerza y empuje de los nuevos tiempos y de los medios de comunicación sociales, en los que por más que lo forcemos, pocas cosas están llamadas a permanecer en silencio, en lo oculto y en lo secreto; en estos tiempos en que hasta lo antes impensable sale a la luz, es normal que nuestra invitación sea la de que juguemos todos, más que a la CONFIANZA (palabra tan manida y vacía) a la SINCERIDAD.

España y Guinea Ecuatorial se necesitan

He leído con fruición un reciente artículo publicado en estas mismas páginas por Don Juan Cuevas, basándose en unas declaraciones mías sobre la fe y confianza que el pueblo guineano guarda en España. Es muy cierto que cuando llego a Guinea Ecuatorial con el “dulce paquete político” del Partido del Progreso y se lo presento al pueblo guineano, el solo hecho de que viniera de España y el conocimiento que tenían los guineanos de mis relaciones con España, fueron-lo confieso- la clave del arrollador éxito, resonancia y adhesión popular de que disfrutó y disfruta (a pesar de estar prohibido por Obiang Nguema) el Partido del Progreso en Guinea Ecuatorial.

Y digo y apelo más a la SINCERIDAD, que a la CONFIANZA; porque aquella es siempre un camino abierto a esta; y no siempre al revés.

Esa sinceridad de la que ni yo ni mis compañeros de partido nos hemos desprendido ni estamos dispuestos a desprendernos, es la que, hace ya 28 años, recién creado en España el Partido del Progreso, y adentrados en la Internacional  Demócrata de Centro, me hizo lanzar aquel grito sonoro, limpio y profundamente sincero: “Guinea Ecuatorial debe ser cogobernada  por  guineanos y  españoles”.

De forma cíclica, vengo renovando este grito. Veintiocho años después, como asegura, en inglés, Joan Báez: “The answer is blowing in the wind”, (la respuesta está golpeando en el viento) Ni una mala respuesta, ni una buena contestación…

Mas fácil…,   a río revuelto, con un dictador militar…

Como lo señala Don Juan Cuevas, lo único que presenciamos es que Guinea Ecuatorial, amarrada, como un nuevo esclavo, en las garras de una terrible y devastadora dictadura que vacía sus constantes vitales y la aleja cada día más del disfrute de sus libertades, derechos humanos e inmensas riquezas, sirve de pozo sin fondo de corrupción para algunos avispados extranjeros y españoles (¡Españoles, como “extranjeros”, en Guinea Ecuatorial!), ajenos a toda responsabilidad, compromiso u obligación con el pueblo guineano.

Un bofetón en el mentón de sus protectores…   
                                                                                                                           
Como si hasta entonces nada de eso estuviera pasando en Guinea Ecuatorial, los ocho últimos años de las relaciones entre España y Guinea Ecuatorial pasarán a la historia como el período más triste y nefasto; más pobre y vacío; más humillante y despectivo que ha vivido Guinea Ecuatorial. Nunca España había cubierto de tanta protección, cuidado, defensa, mimo, caricias, lobbies, defensas internacionales, al traidor de su pueblo, Obiang Nguema Mbasogo, como en estos últimos ocho años. Obiang Nguema asegura, por eso, que como “les pago yo, no me pueden dar lecciones” 

¡¡Valiente bofetón, señor Obiang, en el mentón de quienes tanto te cuidan y miman!!


“Recedant vétera; nova sint ómnia”

Eso dice un motete eucarístico. (“Que se aparten las cosas viejas; que todo sea nuevo”)

Vamos a dar comienzo al segundo año del segundo decenio del primer siglo del tercer milenio. El frío del invierno, de este invierno de 2011, parece invitarnos, a unos y a otros a congelar, este decenio que pasa, como si se tratara de un auténtico bidón de residuos tóxicos, donde se contienen…: El encumbramiento y endiosamiento de un terrible y voraz dictador; desprecio al y abandono al pueblo guineano, de sus libertades fundamentales, derechos humanos (a la vida, a la salud, a la cultura, al disfrute de sus riquezas…); Aislamiento,  anestesia y ahogamiento de la voz y actividad de la oposición democrática; feroz persecución, odio y atentados mortales contra líderes de la oposición a Obiang Nguema; ciega  resistencia a sumarse a otras potencias occidentales dispuestas a liberar al pueblos guineano de la opresión dicta-colonial… que pesa sobre él. Tantos y tan peligrosos “residuos tóxicos” en las relaciones entre España y Guinea Ecuatorial, deberían quedar congelados “in aeternum” (para la eternidad) en este frío invierno y ser depositados en el profundo pozo del olvido, antes de que nazca el segundo año de este decenio.

Euforia.  Gozo. Alegría. Esperanza…      
                                                                                                                                  
¡Siempre hay un Adviento! La euforia, gozo y alegría, contenidos, con que el pueblo guineano ha recibido los cambios que en España se acaban de  producir, no puede ser más que trasunto del deseo sincero de que… “Comience una nueva era; que las lanzas se conviertan en podaderas… y los oprimidos sean liberados…”

Desde la libertad y la legitimidad que me permite el liderazgo del Partido del Progreso y el Gobierno en el exilio de Guinea Ecuatorial, tengo la certeza de poder asegurar al pueblo de Guinea Ecuatorial que en España hay mucha ESPAÑA. Y muchos españoles dispuestos y preparados a ayudarnos a hacer verdad aquella frase del Apóstol… “Scio cui credidi, et certus sum…” (Sé en quien he creído y estoy seguro…”) de que vale la pena esperar y confiar en la sinceridad de estos españoles.

“Témpora mutántur, nos et mutamur in illis” (“Los tiempos cambian y nosotros nos cambiamos en ellos”, Gracias a Dios, esta es una historia posible.