lunes, 3 de octubre de 2011

EL PROTAGONISMO DE LA SOCIEDAD CIVIL EN LA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA EN GUINEA ECUATORIAL







Por Juan Cuevas

Frente al protagonismo de los hombres fuertes, Africa y más en concreto Guinea Ecuatorial, necesita el protagonismo e implicación del conjunto de sus habitantes en la tarea de  reconvertir una sociedad autocrática y personalista , en  otra plural, democrática y participativa. Y frente al protagonismo de las masas, señas de identidad de los partidos de izquierdas, el de la sociedad civil, integrada por el conjunto de las acciones de los ciudadanos libres, que participan en los diferentes  ámbitos de la  vida de la comunidad, tanto de forma individual, como a través de diferentes formas de asociación, que propone el Partido del Progreso. El compromiso personal de cada individuo para mejorar la sociedad en la que vive, participando de forma activa en sus instituciones y en la vida política de su país, así como, su cooperación junto  al resto de sus conciudadanos  en la mejora de su comunidad, serán garantía de éxito en esta difícil empresa, que supone la transición de la dictadura a la democracia en Guinea Ecuatorial. 
Los caducos modelos africanos, yo no nos sirven, Guinea Ecuatorial no  debe emular, ni seguir en ningún caso, el camino emprendido por otros países africanos. Camino que ha estado condicionado por un largo periodo de lucha de independencia, a partir de los años 50, marcado por el protagonismo de la izquierda, más o menos marxista, según el país o la tutela de ciertos regímenes comunistas, como el de la URSS, la China de Mao o Cuba. Toda esta corriente socialista cristalizó, en muchos casos, en movimientos de lucha armada o movimientos de liberación nacional, que tenían como meta el fin del colonialismo y la independencia de sus correspondientes metrópolis. Nace así el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA),vinculado a Cuba, el  Frente de Liberación de Mozanbique ( FRELIMO) o el Partido para la Independencia de Cavo Verde y Guinea (PAIGC). Posteriormente aparecen otros movimientos y partidos de izquierdas de carácter más democrático, como el Congreso Nacional Africano de  Nelson Mandela, el SWAPO de Namibia, la Asamblea Constitucional Democrática, de Ben Alí, en Túnez, el Congreso Nacional Democrático, de tintes revolucionarios en Ghana, el Frente Popular Marfileño de Laurent Gbagbo, en Costa de Marfil y la Unión Socialista de las Fuerzas Populares en Marruecos. Se da el caso de algunos países, que  para poder zafarse de la influencia de su correspondientes metrópolis, se aliaron directamente con la URSS, tal es el caso de Macias Nguema, en Guinea Ecuatorial  y su Partido Unico Nacional (PUN) y su continuidad, el PDGE, de su sobrino Obiang Nguema.
El balance de estos movimientos socialistas en su conjunto, no ha podido ser más negativo. Una mayor parte de sus dirigentes se convirtieron en dictadores, eliminando el pluralismo político, aboliendo las libertades de los ciudadanos, amén de la continua violación de los derechos humanos, instaurando  la corrupción entre la instituciones como norma habitual y llegando a la comisión de grandes crímenes contra sus adversarios políticos. En el segundo caso,otros partidos socialistas, aunque se han mantenido dentro de una cierta ortodoxia democrática, las instituciones de sus respectivos países han quedado salpicadas por la corrupción, politizadas y controladas por  los muchos clanes  gubernamentales. Además, el desarrollo económico, a pesar de las muchas riquezas de algunos países, no se ha podido consolidar y  la  auténtica democracia, brilla por su ausencia. 
No cabe duda, de que hay que poner en marcha un tipo de democracia que respete los derechos humanos de los ciudadanos, que atienda a una distribución más justa de las riquezas entre sus habitantes,  que desarrolle sistemas de protección social dirigidos a todos los ciudadanos, sin excepción o que  dediquen una parte importante del presupuesto a planes educativos serios para el mayor número posible de habitantes . Pero también se han de poner las bases de una economía libre y de mercado, que ofrezca garantías jurídicas para la propiedad privada y para las inversiones de los agentes económicos, tanto internos, como externos. Está demostrado que ningún africano emprenderá proyectos de inversión sin unas leyes que los amparen y no se pondrán a trabajar la tierra, sin tener la certeza de que los rendimientos revertirán sobre ellos y sobre sus familias. Por tanto, el esfuerzo individual, la iniciativa empresarial y la competitividad, son provechosas conductas que los africanos no van a tener más remedio que copiar del mundo occidental. 
Para que los países africanos no se conviertan en víctimas del proteccionismo occidental, deben de potenciar y fortalecer unas instituciones que les garantice la estabilidad de sus democracias y abra el camino a un crecimiento económico  duradero. En el inicio de un crecimiento económico serio,  debe de estar presente siempre, el  marco legal adecuado que contemple la libertad de movimiento de las personas, la de las mercancías y la de los capitales, en una palabra, la globalización.