lunes, 26 de septiembre de 2011

LECCIONES DE CONVIVENCIA POLÍTICA.




            Por Severo-Matías MOTO NSA, 

Presidente del Partido del Progreso y del Gobierno en el exilio de  Guinea Ecuatorial.


A ciertas edades, las lecciones molestan. A veces hasta ofenden. Si hasta las lecciones de los propios  asesores elegidos por uno mismo, resultan molestas y difíciles de cumplir.

Un Maestro, por más viejo que sea, siempre produce en el antiguo alumno una predisposición a escuchar,  recibir, guardar y practicar la lección, hecha consejo de mayor.
UN TIRÓNCILLO DE OREJAS, A LOS MIOS…
Lo que resulta difícil de encajar es una lección recibida de un alumno, de un menor de edad, de un colonizado;  por el dicho prepotente aquel de “No sirvas a quien sirvió…”
Y en política todavía resulta peor. Todos los políticos de mi país lo saben todo. Son autosuficientes… Escuché en Guinea Ecuatorial, (en aquellos días y meses de 1.992, en que se despertó en el país, como una  extraña fiebre palúdica, la moda de crear partidos políticos de oposición) una frase profundamente definitoria de lo que al final ha resultado la actividad política en mi país. La frase, dicha por un líder fue: - “Yo he fundado un  partido político, porque yo también  soy un hombre como los demás” (Lo que suponía que no hacía falta conocer de qué se trataba. Ni hacía falta aprender)                                                                                                                                                               
Es posible, y casi cierto, que otros crean partidos porque dicen, “en voz baja”: - “Yo también tengo un cazo que poner”; o: “Porque ese dinero es de todos, y no solo de Obiang Nguema”  
¡No, señores míos, guineos! Los motivos  para dirigir un partido de Oposición o de Gobierno tienen que ser más profundos. Ni todos democristianos, ni todos socialistas, ni todos comunistas, ni todos, lo mismo. Ni nadie vacío de ideas claras y profundas. ¡No!
PESCADORES  EN RIO REVUELTO
Tanto el multi-mil-millonario de Obiang Nguema, como más de un espabilado, listillo, avispado, Lazarillo no guineano (más bien, extranjero parecido a un “equató”) arrebujado en el manto oscuro de un “lobby”, aprovecha este vacío de claridad de ideas, para hacer su agosto y pescar en río revuelto, talonario en mano…
Pero nuestro  comentario va más allá de la casuística interna guineo ecuatoriana. Trasciende hacia la experiencia habida en las relaciones políticas y de partidos entre España y Guinea Ecuatorial. Y no va de lecciones políticas a nadie, ni de una parte, ni de otra.
Recuerdo que cuando fui invitado a fundar el Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial,  en el exilio, en España (1.982, antes de salir a la luz) y se me propuso como presidente de la formación que iba a nacer, entre las primeras lecciones que recibí fue la de la ideología política que iba a informar y marcar la actividad de servicio a ofrecer al pueblo guineo.
Se me insinuó que, como estaba muy a punto de tomar el poder en España el Partido Socialista Obrero Español (eran comienzos del año 1.982) lo adecuado era que el Partido del Progreso adoptara la ideología socialista, para facilitar las cosas… a efectos de apoyo económico y político… La otra razón era que había que conectar de inmediato con alguna Internacional de las que se mueven en el mundo. Pregunté, en mi ignorancia, por la lista de internacionales que se mueven en el mundo. Entre ellas, me informaron y supe que existía la Internacional Demócrata Cristiana; que se inspiraba en el Humanismo Cristiano y en la Doctrina Social de la Iglesia. Miré, primero, mi trayectoria profesional (7 años de Seminario, 3 de Magisterio y 5 de Periodismo);  pensé en  el impacto humanista cristiano que la propia  colonización había impreso en el alma del pueblo guineo) y decidí por la ideología política que me ofrecía los mejores instrumentos para conducir al pueblo guineo por el camino de la política y la democracia. Esa elección era una renuncia (involuntaria, quizás) al dinero y al oportunismo, como clave y “conditio sine qua non” para dedicarme a la política.  
Casi, 29 años después de la fundación del Partido del Progreso, nuestra trayectoria ha estado marcada permanentemente por ese “pecado” imperdonable, de no habernos declarado políticos socialistas, a pesar de llamarse Partido del “Progreso”, nuestra formación política.
  • ¿!!!Pero, desde cuándo un negro es de derechas!!!? - Me recriminó un día, un buen amigo, Alcalde socialista de un pueblo madrileño … con quien aún me tomo alguna copa, en encuentros no políticos. Si la frase fuera solo así de jocosa… aún se aguantaría.  Me temo que en otros, es más profunda y  directamente ofensiva y despectiva.
Llegados a Guinea Ecuatorial, (1.992) nos topamos y dimos de bruces con un régimen, el de Macías Nguema y Obiang Nguema que tenían al pueblo guineano enfilado a porrazos, asesinatos y represión, hacia el comunismo. Estuvieron a punto de declarar a Guinea Ecuatorial “Estado Comunista”, en el último Congreso que celebró el PUNT (Partido Único Nacional de Trabajadores) Fue la profunda indiferencia y falta de entusiasmo de la población las que hicieron que Macías y Obiang Nguema no declararan a Guinea Ecuatorial “Estado Comunista” (Téngase en cuenta que el pueblo guineano había crecido, en sus primeros 150 años de colonización,  durante los años de Provincia y de Autonomía en el Cristianismo católico; y el comunismo o simplemente la palabra “Rusia” eran motivos, cuando menos, de desprecio, miedo o, incluso, cárcel... El poder de la Iglesia lo envolvía todo en nuestro país.
La reacción de Macías Nguema y de Obiang Nguema era tan natural y tan vacía como lo era la de prácticamente todos los líderes de países africanos que, a la hora de la independencia, se apresuraban a abandonar al “capitalismo” (conocido; pero signo de colonialismo), y perderse en la maraña (desconocida) del “Comunismo”.
Volví a negarme rotundamente a sumarme a dicha vorágine, en la que tenían inmerso y ahogado  a la fuerza y porque sí, a mi pueblo. Y siguieron lloviendo propuestas de  dinero, prebendas y  cargos (envenenados). Y cuanto más nos negábamos  a abandonar –por dinero- la ideología demócrata cristiana, más arreciaba la persecución política (que adquiría, cada vez  más, tintes de “persecución religiosa”…)
  • “Aquí en Guinea, los españoles somos unos socialistas capitalistas” –Me iluminó y deslumbró un fornido español, empresario de transportes.
RESPETO Y DELICADEZA
Las relaciones entre españoles y guineos nunca alcanzarán su sereno punto de encuentro mientras el respeto y la delicadeza de trato brillen por su ausencia.  Es una profunda falta de respeto y de delicadeza, empeñarse en imponer, a base de marcas  a fuego de dinero, y espuelas de corrupción económica a la gente. Eso de adelantarse a marcar las vías y caminos por donde tiene que caminar la gente, antes de que los elijan ellos mismos, no cuela ni con los guineos (Los ejemplos están a la vista). Es, en cambio un gran signo de elegancia, dignidad y honestidad políticas, salir al encuentro y ayuda de quien, habiendo elegido el camino, necesita andar ese camino con conocimiento, acierto y triunfo.
Tan fuera de camino está quien entra en política en Guinea Ecuatorial “Porque yo también soy un hombre como los demás”; como lo es ese que se empeña en “comprar, a talón sucio, a los guineanos para que sean socialistas, solo porque “Desde cuándo un negro es de derechas”
Y si la marca que, por pura obligación, ha de tener todo político guineo, es la de socialista a talonario suelto,  por el hecho dislocado de que “Aquí en Guinea, los españoles somos unos socialistas capitalistas”, habrá que abrazarse y caminar con  los españoles que creen que la mejor colaboración política es la que respeta la decisión o ideología de los guineanos, y recíprocamente. Afortunadamente los hay que, conociendo la debilidad económica y de otras condiciones, ponen por delante el respeto, el apoyo político, institucional y humano, antes que el talonario. Por ellos, muchas gracias, ¡hombre!