viernes, 10 de julio de 2020

CRISIS ALIMENTARIA EN GUINEA ECUATORIAL



Secretaría de Formación del Partido del Progreso

La pandemia del coronavirus ha demostrado que en el continente africano y especialmente en Guinea Ecuatorial, no existía verdadera seguridad alimentaria.   
El derecho fundamental a una alimentación adecuada y su importancia para el desarrollo, ha sido reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en posteriores declaraciones internacionales. A pesar  de ello, muchos gobiernos africanos, y muy especialmente el de Guinea Ecuatorial, no han hecho nada para cumplir estas recomendaciones. Es más, los ingentes recursos económicos provenientes del petróleo y otras actividades, que el gobierno de Guinea Ecuatorial ha estado recibiendo, han ido a parar directamente a las manos del clan de los Obiang y posteriormente dilapidados en lujos, caprichos o utilizados para sostener a Obiang en el poder. Mientras tanto la mayoría de los habitantes, especialmente los del medio rural y otros grupos igualmente marginados, están encontrando grandes dificultades para obtener alimentos, debido principalmente al abandono de la actividad agrícola y pesquera por parte del gobierno. Por otra parte, los altos precios que alcanzan los productos agrícolas importados, los hacen inasequibles para una población con escasos recursos económicos.

Es inhumano que el clan de los Obiang hayan estado despilfarrando  los recursos de todos los guineanos, mientras marginaban a una mayoría de población que ha quedado completamente excluida y abandonada a su suerte. Es muy preocupante que el dictador, quizás debido a su grave enfermedad, haya desertado de sus funciones de presidente, dejando un gobierno ineficaz, desorientado y a la deriva. 
Esta triste realidad nos empuja a encontrar entre todos el camino mas adecuado para acabar cuanto antes con la dictadura en nuestro país,  y para que al final, y como afirma el papa Francisco, “todos puedan beneficiarse de los frutos de la tierra, y no simplemente para cerrar la brecha entre los ricos y los que se tienen que conformar con las migajas que caen de la mesa sino, sobre todo, para satisfacer las demandas de la justicia, la equidad y el respeto a todo ser humano”.
Es necesario recordar que la seguridad alimentaria no será alcanzada en el continente africano, hasta que no desaparezcan los regímenes totalitarios, empezando primero por el dictador de Guinea Ecuatorial. 
La democracia por la que estamos luchando está llamada a cambiar las estructuras sociales y las actitudes excluyentes, y mostrar una mayor solidaridad hacia los pobres y hacia los que han sido marginados por la dictadura. El hambre y la desigualdad son problemas humanos que exigen soluciones basadas en nuestra humanidad común. Es inadmisible que, en pleno siglo XXI, y ante tantos avances en todas las áreas del conocimiento y de la técnica, un porcentaje importante de la población del continente africano no tenga garantizada una auténtica seguridad alimentaria.

  Según datos oficiales, la dictadura ha acabado
 con la agricultura en Guinea Ecuatorial

La agricultura familiar en África ocupa más del 40% de la población activa y supone el 90% de la actividad agraria en general. Comprende las pequeñas explotaciones agrícolas, ganaderas que se mantienen con mano de obra de la familia y que producen alimentos para su sustento, y, en ocasiones, excedentes que pueden comercializar. Esto significa que, en la medida en que hay producción familiar, hay un grupo de personas, generalmente numeroso, que puede alimentarse y, juntos, generar ingresos. Además, los pequeños productores suelen depender exclusivamente de lo que producen para alimentarse, porque no tienen otra fuente de ingresos, por lo que viven en permanente situación de inseguridad y son muy vulnerables a las crisis. Por ello, una de las medidas para luchar contra el hambre y la pobreza es la defensa de las pesquerías y de la agricultura familiar prestando especial atención a los pequeños agricultores y a los dueños de embarcaciones de quienes depende la alimentación de gran parte del mundo. 
Es necesario mejorar sus medios de vida y sus condiciones sociales para garantizar su seguridad alimentaria, luchar contra la pobreza y fomentar el desarrollo socioeconómico de este sector de la población africana.
La mejor forma de ayudar a los pequeños agricultores es poniendo a su disposición tierras para su cultivo y los recursos necesarios para poder llevar a cabo una agricultura rentable. Por este motivo es necesario hacer -en Guinea Ecuatorial- una seria reforma agraria, para rescatar las tierras que han sido arrebatadas ilícitamente por la dictadura y entregarlas a sus legítimos dueños, así como, recuperar las tierras de cultivo que han sido invadidas por la selva y detener de una vez la venta de grandes extensiones de terreno a gobiernos extranjeros o a grandes corporaciones internacionales. 
La tierra es un recurso escaso que debe destinarse a aquellos guineanos dispuestos a sacarle su rendimiento, favoreciendo siempre la pequeña y mediana agricultura, especialmente la explotación familiar.
El futuro gobierno democrático, debe poner a disposición de los agricultores, tanto tecnología, como infraestructuras agrarias necesarias para la producción, (caminos, captación de aguas, electrificaciones, etc), facilitando el acceso a la formación y a la capacitación profesional agraria y también a sistemas de financiación adecuados. Sólo así la agricultura puede contribuir a garantizar la seguridad alimentaria duradera en nuestro país y en toda Africa, procurando a las familias un medio de subsistencia que les permitan ser autónomos y dueños de su futuro.
La agricultura a pequeña escala, siendo el agricultor titular de sus tierras, tiene una productividad sorprendente. Un ejemplo lo tenemos en China, donde la pequeña agricultura (de titularidad privada) produce más del 20% de toda la producción agrícola mundial, o en la ya extinta URSS, donde la agricultura no nacionalizada, y que representaba el 5% del total de la superficie, producía el 50% de todas las hortalizas.
Favoreciendo la agricultura familiar, preservamos el medio ambiente, revitalizaríamos  los pequeños municipios e iniciaríamos  un modelo de crecimiento descentralizado y armónico, muy alejado de las grandes conurbaciones  tan generalizadas en África, que llevan consigo marginalidad y exclusión social.
La ideología demócrata cristiana del Partido del Progreso y su mensaje cargado de solidaridad, de entrega a los demás, de honestidad, así como, el sentido del bien común que de impregnar toda su acción política,  que ya supuso un revulsivo para la sociedad guineana de hace 30 años y la más firme respuesta a la tragedia en la que vivía, y vive, el pueblo de Guinea Ecuatorial, será el mejor instrumento para revertir esta situación. Trabajamos con la ilusión de retornar en libertad, queremos encontrarnos con nuestro pueblo y llevarle la libertad, la democracia, la dignidad y el desarrollo en todos los sentidos. 
Creemos que el desarrollo de la agricultura, de la pesca y las diferentes iniciativas rurales, serán factores claves para dignificar a los guineanos que se encuentran en el medio rural, también a los que viven en los centros  de población periférica, como también los que habitan los pequeños y alejados poblados.