sábado, 25 de enero de 2025

Un Nuevo Amanecer para Guinea Ecuatorial

Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial

 


Desde el exilio, donde nuestra voz sigue siendo un eco constante por la libertad y la dignidad del pueblo guineano, quiero dirigirme a cada uno de mis compatriotas. A pesar de la distancia y las circunstancias, llevamos a Guinea Ecuatorial en el corazón, con la firme convicción de que un futuro mejor es posible y está al alcance de nuestras manos.



Una llamada a la reflexión y a la acción

Cuando conversamos con responsables políticos de diversas instituciones europeas y americanas, queda clara su indignación frente al comportamiento de muchos líderes africanos, incluido el dictador Teodoro Obiang Nguema. Cincuenta años después de nuestra independencia, nos preguntan, una y otra vez: “¿Son humanos aquellos que perpetúan el sufrimiento de su pueblo, sentados sobre una riqueza inmensa y dejando a sus ciudadanos en la miseria?” Estas preguntas, llenas de dolor y de verdades ineludibles, nos desafían a reflexionar y actuar.

Armengol Engonga con el ex embajador de EEUU en Guinea Ecuatorial, John Bennet 

Si un país tan rico en recursos como el nuestro—con su oro, petróleo, diamantes y gas—no puede garantizar a sus ciudadanos salud, educación y una vida digna, ¿cómo podemos aceptar este estado de cosas? Si los hospitales siguen sin construirse y las élites gobernantes viajan al extranjero para recibir atención sanitaria mientras nuestra gente sufre, ¿qué explicación puede tener esto que no sea la corrupción y la deshumanización?



La esperanza en el cambio

Sin embargo, hay luces de esperanza que iluminan el camino. Vemos a nuestros vecinos en Gabón, quienes, tras el fin de la dictadura de la familia Bongo, han iniciado una transición política que culminará en elecciones libres y democráticas en abril de 2025. Este ejemplo nos demuestra que el cambio es posible y que los pueblos, cuando se unen, pueden recuperar su destino.



En Guinea Ecuatorial, también estamos a las puertas de una transformación histórica. La dictadura de la familia Obiang no durará para siempre. Las cadenas que han aprisionado nuestros derechos y recursos naturales están a punto de romperse. Cada uno de nosotros tiene un papel crucial en este proceso. Desde los exiliados hasta quienes resisten dentro del país, nuestra fuerza radica en la unidad y en nuestra fe inquebrantable en la democracia.



Un llamamiento a la acción colectiva

Hago un llamamiento a todos mis compatriotas para que confiemos en el futuro. Ese futuro lo estamos construyendo juntos, dentro y fuera de Guinea Ecuatorial. Es hora de que pongamos fin a la narrativa de la resignación. Es momento de levantarnos como un pueblo decidido a reclamar lo que nos pertenece: nuestra libertad, nuestra dignidad y nuestros recursos.



La transición política traerá consigo el retorno en libertad de todos los exiliados dispersados por el mundo. Será un tiempo para reconstruir nuestro país con justicia, transparencia y solidaridad. Será también el momento de garantizar que las generaciones futuras vivan en una Guinea Ecuatorial donde los derechos humanos sean respetados y donde todos tengamos las mismas oportunidades para prosperar.



Una llama que nunca se apagará

Quiero que sientas, compatriota, que este llamado no es solo de palabras, sino de corazón. En cada rincón de nuestra tierra, desde las playas de Malabo hasta los bosques de la región continental, hay una llama encendida. Esa llama eres tú. Es tu fuerza, tu dignidad, tu esperanza. Somos un pueblo que ha soportado mucho, pero que también tiene la capacidad infinita de renacer. No permitas que nadie apague tu luz, porque con cada chispa que mantenemos viva, nos acercamos más al día en que el sol de la libertad brille sobre Guinea Ecuatorial.

Hoy te pido que te levantes, que creas y que trabajes. Porque juntos, no hay obstáculo que no podamos superar. La historia nos está llamando, y estoy convencido de que responderemos con valentía y pasión.

¡Adelante, compatriotas! Nuestro destino nos espera.