domingo, 3 de febrero de 2019

POR QUÉ HE LUCHADO? MI COMPROMISO CON LA LIBERTAD DEL PUEBLO DE GUINEA ECUATORIAL (I)

Por Severo-Matías MOTO NSA, Presidente del Gobierno en el Exilio del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial.

PROLEGÓMENOS

Nací, en Guinea Ecuatorial, 24 años antes de la independencia de ese país fruto del matrimonio cristiano de Paulino José Moto y Eusebia Nsa. Vecinos del poblado de Acok-Esaguong; Distrito de Sevilla de Niefang; Provincia de Centro-Sur; de la República de Guinea Ecuatorial.
Mi formación tuvo su más radical origen en el interior de mi propia casa, donde mi padre, además de ser mi progenitor y hacerme participe natural de sus genes, me enseñó a ser severo conmigo mismo, pero pacífico, generoso, benéfico y condescendiente con los demás. De cara a fuera de su casa y de su entorno familiar, mi padre evitaba toda confrontación, pelea y discusión con los vecinos, amigos o extraños. Su profesión de enfermero, le hacía especialmente cercano al dolor ajeno. Empedernido cazador, repartía todo lo que cazaba por todo el poblado. Nunca lo vi peleando, a puñetazo limpio, con nadie. Todo litigio o discusión verbal con otros -aun cuando llevaba las de ganar- prefería resolverlo dejando solo al adversario violento, bruto y deseducado, con tal de mantener intacta la dignidad que le proporcionaba su preparación profundamente humana, cristiano y su profesión de ENFERMERO del Hospital de Sevilla de Niefang.
Es difícil que quienes me han conocido o me conocen, y tras leer este breve perfil de mi padre, no encuentren en mí, sus huellas inconfundibles. 
“SIBI, NO ALLIIS, SEVERUS” (Severo, para sí; no, para otros) Esta recomendación; esta advertencia y esta amonestación, me la dio el Padre Ciller,  haciendo una alegoría de mi nombre de “Severo”.
Mi perfil global está enmarcado por esa formación religiosa recibida de mi padre (en casa); mis 7 años de estudios de Humanidades en Guinea Ecuatorial (Concepción Biapa), y España (Cervera y Barbastro);

Mas tarde reforcé mi vida cultural y de formación, con los estudios de Magisterio y culminé mi formación académica con la carrera de Periodismo. Los siete años de Humanidades reforzaron para siempre la formación humana y cristiana que mi padre imprimió en mi.

Como sucedía, con cualquier joven guineo ecuatoriano que dedicaba sus esfuerzos de estudio, pensando en el futuro de una independencia, cargada, no solo de libertad sino, especialmente, de ilusiones, recuerdo que, tanto en mis estudios de Humanidades como en las otras carreras, un doble lema alentaba mis estudios “SER alguien y HACER algo en Guinea Ecuatorial”
La política, en mi caso, nunca tuvo ningún espacio en mi imaginación, ni menos en ninguna asignatura de las que enmarcaron mis años de estudios. Mi imaginación, ilusiones y proyectos se centraban en el desarrollo de la actividad de la enseñanza y de la información. Las dos carreras, arropadas por el profundo HUMANISMO que  habían quedado impreso en mi alma y en mi ser, nunca viraron hacia la política como servicio; tanto más lejos me moví en este terreno, durante mis estudios, cuanto menos lo entendía yo, y más lo prohibían los mayores a los jóvenes: “Trabajamos para vuestro futuro, no os preocupéis” –Nos repetían, con tono amenazante, los mayores-

MI VOCACIÓN DE SERVICIO A MI PUEBLO

Así es como, sometido, como tantos otros jóvenes de mi edad, estudiantes, o salidos de la Escuela Superior o de alguna Formación Profesional de España, casi despreciando la política, por prohibida, y con las ilusiones puestas en la preparación para cuando llegara la independencia… Un acontecimiento histórico que, recuerdo, era esperado de diferente manera por los mayores, pegados a los cargos y derechos y por los estudiantes que nos preparábamos para ser importantes valores intelectuales “orgullosos” y deseosos de ser como, o superar las grandes figuras guineanas que se lucían y brillaban en la Administración colonial, provincial y autonómica. Mientras tanto, y durante estos tres periodos, recuerdo que yo, como toda la juventud guineana me preparaba no solo con los estudios que he mencionado (¡¡Estudiar era un apasionante deporte!!) me ejercitaba o me ensayaba en el ejercicio de SERVICIO a la sociedad guineana, como Maestro, en prácticas, en el Colegio-Misión de Bata; a través de programas de radio en la Radio Ecuatorial Bata (R.E.B.) y con polémicos artículos de prensa en el periódico “Poto-Poto”. Incluso sin haber alcanzado todavía, los dos títulos académicos, y sin estar inmerso en la política, sentí y ejercí la VOCACIÓN DE SERVICIO a mi pueblo. Simple, digna y limpiamente porque en la Colonia, en la Provincia y en la Autonomía, de la mano de España, haber estudiado, saber, valer y servir… SER ALGUIEN, en fin, y HACER ALGO por Guinea Ecuatorial, era tan respetado en un guineano como en un español.
Es más, tras haber acabado mis 14 años de estudios en 1971, tres años después de haberse iniciado la tragedia de la independencia, de la mano de Macías y de Obiang Nguema en Guinea Ecuatorial, ajeno a toda afiliación política tanto de movimientos anteriores a la independencia, como de partido único, en la independencia, sintiendo todavía el peso de la prohibición de hacer política que pesaba  sobre los jóvenes, reconozco que cometí la insensatez de aceptar la dirección del hasta entonces paralizado, periódico “EBANO” de la capital del país. Macías, extrañamente, y reconociendo que yo era el único titular de periodismo en todo el país, se permitió el lujo de disponer de un “Jefe de Prensa de la Presidencia” apuntándome para tal cargo, evidentemente delicado, peligroso… pero profesionalmente ilusionante y atractivo.

“Este chico nunca va a entender mi política revolucionaria; creo que se va a escapar y volver a España” Me asegura, el entonces Director de la Casa Civil de Macías, que el dictador repetía esta frase, refiriéndose a mí. (CONTINUARÁ…)