El dictador Obiang con aspecto demacrado como siempre caminando por el aeropuerto de Nueva York, evitando la salida principal por miedo a repudios
Esto es lo que ha debido de pensar Obiang Nguema, presidente a día de hoy de nuestro país. Venezuela le ha causado un sobresalto y pese a alinearse con los países que siguen apoyando al dictador Maduro, también ha querido dar un bálsamo a los Estados Unidos intentando tranquilizar y responder a las denuncias que la oposición ha venido haciendo ante los organismos internacionales. Pero mientras se arrastra en señal de sumisión a los Estados Unidos, de forma hipócrita teje alianzas con las mayores dictadores del mundo, como en la visita que el Presidente del PDGE, Osa Osa está llevando a cabo a Ankara, para pedir apoyo al islamista Erdogan.
La nota de prensa, publicada por el gobierno guineano, viene a contar exactamente lo contrario de lo que es hoy el país, y describe con precisión lo que sería una Guinea sin Obiang: un lugar idílico donde invertir sin tener que comprar a ningún gobernante para asegurar el buen puerto de los contratos, pacífico social y políticamente. Un referente en África, un estado en el que, por el número de población y la multitud de recursos disponibles, no es difícil diseñar un proyecto de desarrollo de país equitativo y justo. Y lo que es más importante, un país seguro para sus habitantes y sus visitantes.
Lo que Obiang quiere hacer creer al mundo, pese a ser el Maduro africano (no sabemos si también le hablan los pajarillos), él y su séquito, receptores exclusivos de la riqueza que generan sus ciudadanos a quienes desprecian e insultan son la mejor opción para gobernar Guinea.
Por suerte, ya nadie cree sus palabras huecas, Obiang es quién es y quienes le acompañan son tan responsables como él de la situación a la que han llevado al país convirtiéndolo en una estructura de corrupción, de terror e injusticia. Y esto lo sabe el mundo entero, sus socios y sus detractores, quienes le compran y también quienes le venden, esto último también le inquieta, ya no sabe de quién fiarse.
La mejor opción para el país es la salida pacífica que ofrece el Partido del Progreso y esto también lo sabe el mundo entero.