sábado, 5 de enero de 2019

LA DEMOCRACIA AFRICANA SE PONE A PRUEBA



Importantes citas electorales en una docena de países, entre ellos Nigeria, Sudáfrica, Senegal, Mauritania, Argelia y Túnez, marcarán el 2019 en el continente

Mientras el mundo asiste atónito al crecimiento de las opciones más populistas y de extrema derecha, África sigue librando una batalla por la democracia. Según la Fundación Mo Ibrahim, el buen gobierno ha mejorado en los últimos 10 años en el continente y tres de cada cuatro africanos viven en un país donde hay más democracia ahora que en la década pasada. Esta tendencia positiva se enfrenta este año 2019 a una prueba decisiva con más de una docena de elecciones clave en las que está en juego la alternancia pacífica, la utilización política de la justicia, la eternización en el poder de ciertas élites, las soluciones africanas a las crisis, la resolución de problemas seculares como el paro o la pobreza o la emergencia del islamismo moderado y su lucha por conquistar el poder. Pero cada país es un mundo.
Incertidumbre en Nigeria entre Buhari y Atiku
El 16 de febrero es la fecha escogida para que los nigerianos voten un nuevo presidente. Aunque oficialmente hay 78 candidatos, la batalla está servida entre dos pesos pesados y las encuestas están muy igualadas. Se trata, en primer lugar, del actual presidente Muhamadu Buhari, de 75 años, líder del Congreso de Todos los Progresistas (APC, según sus siglas en inglés), quien presenta un discreto balance tras cuatro años en el poder: no ha podido derrotar, tal y como anunció, al grupo terrorista Boko Haram, no ha logrado revitalizar la economía y, además, su lucha contra la corrupción, uno de sus grandes caballos de batalla, no ha dado los resultados esperados.
Frente al perfil de hombre enfermo y cansado de Buhari emerge la figura de un poderoso y renovado Atiku Abubakar, de 72 años, empresario de éxito con experiencia política (fue vicepresidente en tiempos de Obasanjo), que ha sabido conquistar el corazón de tres poderes fácticos clave, a saber, el de su propio partido, el todopoderoso Partido Democrático Popular (PDP), el de los militares y el de los empresarios, sobre todo las grandes fortunas del sur, que se sienten decepcionados por Buhari. Toda África contendrá la respiración porque el actual presidente parece dispuesto a presentar batalla y Atiku va a por todas. Algunos analistas temen que se pueda producir un escenario de violencias poselectorales.
Macky Sall parte con ventaja en Senegal
Apenas una semana después de Nigeria le tocará el turno a Senegal, cuya primera vuelta electoral está fijada para el 24 de febrero. Sin embargo, en este país hay una clara diferencia de partida a favor del actual presidente, Macky Sall, quien tras siete años en el poder manteniendo buenas cifras de crecimiento económico aspira a renovar un mandato más. El último test electoral que vivió el país, las legislativas de 2018, se saldó con una holgada victoria de la coalición que lidera el presidente Benno Bokk Yaakar, que obtuvo 125 de los 165 asientos del Parlamento.
Sin embargo, en Senegal todos miran hacia la justicia. La decisión final del Tribunal Constitucional respecto a la más que probable exclusión de los dos principales rivales de Sall, Karim Wade y Khalifa Sall, tras ser condenados ambos a prisión por casos de corrupción, marcará el devenir de la campaña. Tanto la oposición como instancias internacionales han acusado a Sall de uso político de la justicia y han advertido de una posible involución en el país más estable y uno de los más democráticos de la región. Frente a ellos ha emergido la figura de un joven debutante, Ousmane Sonko, que se ha ganado el favor de los jóvenes urbanos y de los sectores más críticos, aunque su verdadero músculo electoral está por verse.
Buteflika se eterniza en Argelia
El 17 de abril Argelia acudirá a las urnas para votar en unas nuevas elecciones presidenciales en las que con toda probabilidad saldrá ganador el Frente de Liberación Nacional (FLN). Sin embargo, aún flota la duda acerca de quién será llamado a dirigir el país. El partido ya ha designado al actual presidente, Abdelaziz Bouteflika, de 81 años y en el poder desde 1999, como aspirante a un quinto mandato. Sin embargo, él mismo aún no ha confirmado que estará en la casilla de salida. Desde que sufrió un accidente cardiovascular en 2013 sus apariciones públicas, siempre en silla de ruedas y con la movilidad muy reducida, son escasas. El principal partido de oposición es el Movimiento de la Sociedad por la Paz (MSP), de ideología islamista.
Sudáfrica: el ANC tendrá que pelearlo
En mayo le tocará el turno a Sudáfrica, donde el Congreso Nacional Africano (ANC) del fallecido Nelson Mandela se enfrenta a unas elecciones generales que representan su hora más difícil tras la ascensión al poder en 1994. En principio, el actual presidente, Cyril Ramaphosa, cuenta con una amplia base electoral, sobre todo en el interior del país; pero sus rivales liberales de la Alianza Democrática (AD) han sabido aprovechar los numerosos escándalos de corrupción de la era Zuma, quien se vio obligado a dimitir hace unos meses, y los años de enfriamiento de la economía sudafricana, que han dejado tras de sí una tasa de paro de más del 27%. Además, el ACN llega a la cita electoral dividido internamente.
Ambos factores hicieron posible que la AD, un partido considerado de blancos, al menos en la narrativa del ANC, pero hoy liderado por el hábil empresario negro Mmusi Maimane, a quien se conoce como el Obama sudafricano, se hiciera con las principales alcaldías del país en 2016. La pugna entre estos dos partidos tendrá, sin embargo, un juez de excepción. Se trata del tercer partido en liza denominado Luchadores por la Libertad Económica (EFF, según sus siglas en inglés) y encabezado por el izquierdista Julius Malema, quien ha facilitado que esas alcaldías cayeran en manos de la AD. A los herederos de Mandela les toca esta vez trabajar duro para no perder el poder.
Abdelaziz deshoja la margarita en Mauritania
¿Me presento, no me presento?, ¿me presento, no me presento? El actual presidente mauritano, Mohamed Ould Abdelaziz, deshoja aún la margarita acerca de su eventual candidatura a las elecciones presidenciales que deben celebrarse en el segundo trimestre de este año. Aunque la Constitución le prohíbe optar a un tercer mandato y él mismo ha repetido en varias ocasiones que no se presentaría, lo cierto es que el partido que gobierna con mano de hierro, la Unión por la República (UPR), ha lanzado una intensa campaña para que reforme la Constitución y pueda concurrir a los comicios. Ya la reformó una vez vía referéndum el pasado mes de agosto y suprimió al díscolo Senado.
Mientras se impone la versión oficial de que no estará en las papeletas, el ruido de sables entre quienes aspiran a sucederle es ensordecedor. El mejor situado es su mano derecha militar y actual ministro de Defensa, Mohamed Ould Ghazouani, el hombre que controla los resortes del régimen en materia de seguridad. Muchos le ven como un candidato manejable hasta un hipotético regreso a la Putin del propio Abdelaziz en 2024. La oposición, agrupada en el Foro Nacional por la Democracia y la Unidad (FNDU), aguarda impaciente a conocer el nombre del aspirante, que se sabrá en marzo, para decidir si se presenta unida tras un solo candidato. Entre los más serios rivales están los islamistas de Tawassoul, la RFD de Ahmed Ould Daddah y la UFP de Mohamed Ould Maouloud.
Túnez, el descontento echa raíces
Aún faltan 11 meses para las elecciones en Túnez, pero a pesar de que su experiencia democrática tras la revolución que tumbó a Ben Ali es de las pocas que no han acabado en guerra o dictadura, como sí pasó en Libia, Egipto, Siria o Yemen, el país está agitado por un profundo descontento. El pasado 24 de diciembre un periodista se quemó a lo bonzo para protestar por las condiciones de vida de la población, hecho que recuerda al suceso desencadenante de la Primavera Árabe y que muestra que aún queda mucho camino por recorrer. Más del 15% de la población sigue en paro y el turismo, una de las principales industrias del país, sigue tocado tras los primeros atentados del yihadismo radical.
Más retrasos en Guinea-Bissau
La crisis que paraliza a Guinea-Bissau desde 2015 a causa del enfrentamiento entre Domingos Simoes Pereira, ex primer ministro y líder del principal partido del país, el PAIGC, y el actual presidente, José Mario Vaz, parece no tener fin. El pasado año 2018 tendrían que haberse celebrado elecciones legislativas, lo que se considera el primer paso hacia una salida de la crisis, pero fueron retrasadas hasta 2019. Sin embargo, el proceso de elaboración del censo mediante la inscripción de los electores fue suspendido el pasado mes de diciembre por la existencia de “irregularidades informáticas”. Mientras tanto, el Parlamento está prácticamente bloqueado y el Gobierno apenas puede hacer frente a sus compromisos financieros, lo que consigue gracias a la ayuda internacional.
Libia busca una salida del caos
Tendrían que haberse celebrado en 2018, pero el caos y la fuerte división que vive Libia desde la caída de Muamar el Gadafi en 2011 son enemigos de las urnas. Francia, uno de los grandes responsables de la situación, intentó hasta el final que las elecciones generales tuvieran lugar el pasado 10 de diciembre, pero se suspendieron sine die. En la actualidad hay dos grandes grupos que se dividen el país: el Ejército Nacional Libio encabezado por el mariscal Khalifa Haftar, que se ha hecho fuerte en la Cirenaica, al este; y el Gobierno de Unidad Nacional de Fayez Al-Sarraj establecido en Trípoli, al oeste. Mientras, el sur se ha convertido en terreno de operaciones de señores de la guerra y grupos radicales que disputan por los tráficos ilícitos y el control del petróleo.
Botsuana, Malaui, Mozambique…
Botsuana, Malaui, Mozambique y Namibia también celebran elecciones generales o presidenciales este año 2019, mientras que Benín, Chad, Guinea y Mauricio deben escoger a sus diputados en comicios legislativos.