miércoles, 30 de mayo de 2018

DON LUIS MARIA ANSON OLIART, ACADÉMICO DE LA LENGUA ESPAÑOLA, VISITÓ GUINEA ECUATORIAL (y II)

Por Severo-Matías MOTO NSA, Presidente del Partido del Progreso y Gobierno en el Exilio de Guinea Ecuatorial

¡¡QUÉ GRAN REY DE ESPAÑA, SI HUBIERA BUEN PRESIDENTE EN GUINEA ECUATORIAL!!
Apenas unos meses de haberse producido el sangriento golpe de estado del 3 de agosto de 1979, Su Majestad, Don Juan Carlos I, Rey de España y Jefe del Estado español, acudió a Guinea Ecuatorial. Me tocó, en mi calidad de Secretario Técnico de Información y máximo exponente guineano en materia de comunicación, diseñar y dirigir todo el aparato informativo que, ayudado de la cooperación española en materia de medios de comunicación, llevó al pueblo guineo el mensaje abundante y detallado, de la primera visita de un Rey de España y de un Jefe de Estado de ese Reino a Guinea Ecuatorial.
Era imposible no imaginar que aquello iba a ser la auténtica resurrección de un pueblo, afro-hispano, que, salido de la colonización, por la puerta de una brillante y ejemplar AUTONOMIA, se había hundido, durante 11 años, en la tragedia de una independencia -dictatorial- de esclavitud- y que, a propósito de un golpe de estado, recibía el abrazo y la bendición del Rey de España:
“¡Haremos de Guinea Ecuatorial, una pequeña España!”- nos anunció el Rey, en uno de sus consoladores discursos, durante aquella histórica visita a Guinea Ecuatorial.
¿Qué hubiera sido Guinea Ecuatorial, al día de hoy si -hace 39 años- nuestro país hubiera contado con un presidente preparado, digno y capaz de, simplemente, DEJAR que el plan del Rey se cumpliera durante estos 39 años?
¡Qué gran Rey de España -repito-si hubiera un buen presidente en Guinea Ecuatorial! 

OCASIONES PERDIDAS, ESPERANZAS AL AIRE…

Ese privilegiado rincón africano, llamado Guinea Ecuatorial, ha perdido, en cincuenta años de independencia -sin libertad- todas las oportunidades de ser, eso que tantos personajes, empresarios, expertos, hasta el Rey, han vaticinado sobre él.

Hoy en día, en el camino hacia los cincuenta años de independencia -sin libertad- de Guinea Ecuatorial, se producen acontecimientos que, evidentemente, tienen que llamar la atención.

Tengo que señalar, con mal disimulado orgullo, que abrí la puerta de las diatribas, con la entrevista que concedí a “Alcarria TV” de Guadalajara. Entrevista en la que señalé, como político guineo, conocedor de lo que fue la colonización española en lo humano, cultural y espiritual, la colonización española en mi país; lo que, en esos mismos campos, fueron los periodos de “Provincias Españolas de Ultramar” y el resultado de cuatro años de “Autonomía”, en un estrecho caminar de guineanos y españoles; esparcidos, estos, como siembra vivificante, por todo el territorio guineo; compartiendo responsabilidades, durante -dicen- cerca de doscientos años, en todos los campos: Agrícola, comercial; Educación, Sanidad, Infraestructura, Administración, Seguridad y el salto final al engarce y conexión libre entre España y Guinea Ecuatorial, con la apertura de puertas, por parte de España, a los estudiantes guineos, a los comerciantes, a visitantes y turistas guineos… Este salto al encuentro de los dos pueblos, hilvanado, especialmente durante los dos periodos de Provincias y Autonomía, puso a Guinea Ecuatorial y a su pueblo por encima de los países y pueblos del entorno africano que nos rodea. La colonización española en Guinea Ecuatorial, recibió el título mundial de “modélica”; mientras nuestro país y pueblo se merecían aquel pronostico del Rey Juan Carlos, en su visita a Guinea, tras el golpe de estado del 3 de agosto: “Hacer de Guinea Ecuatorial una pequeña España”

DOS PUEBLOS QUE… “NO SE DESPIDIERON”

Con la llegada de la independencia, en 1968, y muy especialmente, con la forma deslavazada, precipitad muy desganada; y al final, en forma de castigo al pueblo guineano… Más aún y muy especialmente con el desgraciado y triste traspaso del poder y la gestión del nuevo país a manos, corazones y mentes como Macías Nguema, Obiang Nguema y su camada… obviando y  despreciando el rico plantel de valores intelectuales, humanos, cristianos y de prestigio social de que disponía nuestro país en la AUTONOMÍA…; con la forma, en fin, en que se marchó el contingente de españoles que, como he señalado, antes sirvieron de soporte, impulso y dinamismo a la vida en Guinea Ecuatorial (¡¡¡con que nos compraran nuestros productos, cuando producíamos algo…!!!) Cincuenta años después de tanto vacío, soledad y abandono (¿programado?) en este camino hacia la culminación de los cincuenta años de soledad; desde el campo humano, en el alma del pueblo guineo late la sensación de que la Guinea Ecuatorial y España NO SE DESPIDIERON, a la hora de marcharse los españoles. Y harían muy bien en despedirse; si es que hiciera falta y fuera obligado despedirse. Y despedirse con una descolonización en misma línea elegante, de lo que el mundo calificó de “colonización modélica” y que llevó a nuestro país y pueblo a las alturas de prestigio, capacidad y dignidad adquiridos antes de la independencia. 
Mi entrevista en “Alcarria TV” no fue, ni más ni menos que un grito de nostalgia por retomar ese nivel, fuerza y empuje de que disponía nuestro país y pueblo al final de la -por cierto, interrumpida- AUTONOMIA. Mi entrevista auguraba, en tono de deseo, que Guinea Ecuatorial pudiera retomar la conexión con España y cruzar la frontera de los 50 años de independencia-sin libertad-  acompañados por España.
La traducción o interpretación de mis palabras por parte del mundillo dictatorial y malintencionado de Obiang Nguema, lo mismo que el salto a los pies de España para pedir perdón, nada tiene que ver con la respuesta activa y eficaz que esperamos de España.