miércoles, 25 de junio de 2014

Un futuro esperanzador para Guinea Ecuatorial




Las concentraciones de los exiliados guineanos siempre han sido pacificas, con alguna excepción, y gozan de cierto aíre festivo entre los participantes. Es como si vieran el final de la pesadilla y con su alegría apostaran por un final sin más traumas. Pasar de un régimen despótico y criminal a una democracia moderna no es nada sencillo y saben que no lo pueden conseguir poniéndose a la altura de los que detentan el poder en Guinea Ecuatorial.




Severo Moto, Presidente del Partido del Progreso y uno, por no decir el único, disidente declarado y que ha mantenido la tensión desde hace más de 30 años, siempre ha sido favorable a la unión de las fuerzas opositoras para imprimir un cambio que permita al pueblo soberano expresar su opinión y establecer un Gobierno de la República que sirva para dar el definitivo y necesario paso del Estado criminal a un Estado moderno, democrático y civilizado.




La concentración, que estuvo muy animada, contó con guineo ecuatorianos  que llegaron de Madrid, el Levante español, Alemania o Gran Bretaña. Varias organizaciones políticas, culturales y sociales, se dieron cita ante las puertas del Ministerio de Asuntos Exteriores de España. El motivo,  entregar un documento que habían suscrito todos los grupos allí representados  y que tenía como destinatario el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.




Las visitas al sátrapa africano, Teodoro Obiang, avergüenzan a los que pisan su palacio y los disidentes recuerdan que estrechar la mano del tirano es como apretar el cuello de los presos políticos o negarles el futuro a generaciones de niños y jóvenes que son prisioneros de un régimen delincuencial .




Hoy, con la banda armada que comanda Teodoro Obiang, no hay futuro para nadie y salvo los empresarios o corporaciones cómplices de la tiranía, casi nadie tiene nada que hacer en el país.



La democracia impulsará a Guinea Ecuatorial hacia un modelo social basado en el respeto a las leyes y se homologará con los países más civilizados y avanzados del planeta.

La unión de los exiliados y las propuestas que se generan en los encuentros llenan de esperanza y optimismo a los que se acercan a estas concentraciones y observan que el cambio es posible.