Exilio en España, 25 de Mayo del 2013.-Todo el conjunto de lobbys y agraciados por el régimen de Obiang, se han encargado de propalar por Guinea Ecuatorial y por España el bulo de que, sean quienes sean los que gobiernen nuestro país, todos van a ser iguales que Obinag. El propio régimen por su parte, se ha atrevido a afirma que serán peores que ellos. Hemos podido comprobar como estas intoxicaciones han calado en algunos guineanos y en parte de la opinión pública en general. Se ha instalado una especie de fatalismo que hace pensar a muchos compatriotas y amigos nuestros, que en realidad estamos condenados a padecer gobiernos dictadores, o en todo caso, muy poco democráticos.
Está claro que sostener estas afirmaciones, aunque sean de forma inocente, supone devaluarnos como personas y herrar nuestro destino como pueblo, o simplemente hacerle el juego a los que no quieren que las cosas cambien en Guinea Ecuatorial. En la difícil etapa posterior a nuestra independencia, hemos podido comprobar como sobre nuestro territorio han llegado a converger intereses de toda índole, intereses que han entrado en una frontal colisión con nuestras aspiraciones personales y colectivas. Como ha escrito Don Severo Moto, en muchas ocasiones, tanto a España -antigua metrópoli-, como a otros países y grupos con intereses en Guinea Ecuatorial, siempre les han interesado mantener a un dictador, convertido en guarda colonial, que tuviera controlado a nuestro pueblo y que les permitiera aprovecharse de nuestras riquezas. Son esos mismos intereses -aunque resulte duro afirmarlo- los que han hecho posible que las cosas sigan igual en Guinea y que los guineanos nunca lleguemos a ser los auténticos dueños de nuestro destino.
El Partido del Progreso que nació en las propias entraña de un pueblo desesperanzado y aplastado por el peso de la bota militar de Obiang, se ha opuesto rotundamente a esta fatalidad que parece perseguirnos. Por este motivo los guineanos creyeron siempre en su líder, Severo Moto, y confiaron en que este les traería la esperanza y la dignidad perdida e instauraría un sistema de libertades y de democracia. Pero confluían demasiados intereses para permitir que eso fuera posible. Aun con ello, ni su líder, ni los directivos y militantes del Partido del Progreso, hemos cejado en luchar para poder cumplir aquellas aspiraciones que nos demandaba nuestro pueblo. En todo este tiempo el dinero de Obiang y todo su conglomerado de intereses, nacionales e internacionales, y hasta los egoísmos de muchos guineanos "buenos", han hecho todo lo posible para que el Partido del Progreso quedara excluido de la vida pública de Guinea Ecuatorial y su Presidente permaneciera atrapado y aislado en España, sin la posibilidad de poder volver junto a su pueblo. Mientras tanto en Guinea, se han ido sucediendo periódicamente diferentes Comicios electorales, que siempre han tenido la mismas características: un control total -Manu militare- desde la elaboración del censo electoral, hasta el desarrollo y posterior apaño de los resultados electorales. Y por otro lado, el propio Obiang ha sabido acompañarse de otros partidos, dispuestos siempre a lavar su imagen internacional.
Vemos con satisfacción como el propio pueblo guineano ha perdido el miedo al sanguinario dictador y ya le desafía abiertamente. Se puede firmar que se ha abierto la veda y que las protestas contra Obiang no han hecho más que empezar. Por otra parte, la oposición exterior, especialmente la que encarna el Partido del Progreso, está plenamente consolidada y dispuesta a cumplir el mandato que el pueblo guineano les encomendó. No hay que olvidar, que un exilio tan prolongado es muy duro, pero si se persevera con firmeza hasta el final, curte a las personas y consolida los partidos. Y el Partido del Progreso está de nuevo dispuesto a retornar, lo antes posible, al encuentro de su pueblo.
Vemos con satisfacción como el propio pueblo guineano ha perdido el miedo al sanguinario dictador y ya le desafía abiertamente. Se puede firmar que se ha abierto la veda y que las protestas contra Obiang no han hecho más que empezar. Por otra parte, la oposición exterior, especialmente la que encarna el Partido del Progreso, está plenamente consolidada y dispuesta a cumplir el mandato que el pueblo guineano les encomendó. No hay que olvidar, que un exilio tan prolongado es muy duro, pero si se persevera con firmeza hasta el final, curte a las personas y consolida los partidos. Y el Partido del Progreso está de nuevo dispuesto a retornar, lo antes posible, al encuentro de su pueblo.
El Partido del Progreso es hoy una organización sólida, cohexionada, democrática y dotada de unos cuadros dirigentes bien preparados en las diferentes disciplinas: en la política, en la economía, en la enseñanza, en la medicina, en la agricultura, en telecomunicaciones y en muchos más aspectos de la vida pública. En todos estos largos años de calvario, no hemos retrocedido un milímetro en nuestros principios. Hemos sido siempre encarnizados opositores de Obiang y defensores acérrimos de la democracia y la libertad de nuestro pueblo.
Por este motivo, creemos que no deben existir atajos en el proceso de transición, necesario para llegar a la plena democratización de Guinea Ecuatorial. En dicho proceso deberán estar involucrados TODOS los partidos políticos, así como los grandes hombres con los que cuenta Guinea Ecuatorial, sin exclusión. Por ello, nos oponemos frontalmente a esta pantomima de elecciones y criticamos severamente a esos partidos "democráticos", que en ausencia del resto -los que han sido ilegalizados y excluidos por Obiang- aprovechan su "oportunidad" para sacar beneficios electorales, en una situación totalmente injusta e ilegal.
Tanto el Presidente del Partido del Progreso, como su Vicepresidente, sus directivos y militantes, pedimos al pueblo de Guinea Ecuatorial, que no vaya a votar el día 26, para que así los Estados Unidos y el resto de países que forman la comunidad internacional, comprueben que los guineanos han dado definitivamente la espalda a un régimen dictatorial, ladrón y asesino, que encarna el general Teodoro Obiang Nguema.