Por Severo-Matías MOTO NSA, Presidente del Partido del Progreso y
Gobierno en el exilio de Guinea Ecuatorial.
Lo he dicho y
reiterado; y no me cansaría de decirlo y expresar con ello mi profunda convicción de que,
España es el horizonte de nuestra democracia.
Un conocido
político español, diplomático y padre de diplomáticos, Don Carlos Robles Piquer, nos aconsejó, en uno de nuestros
múltiples encuentros y reuniones: “No
tengáis miedo a pedir ayuda económica a España…”
Si esto es así, no
es extraño que, tras ciento cincuenta años de colonización española; superados,
con matrícula, los cinco años de Provincias Españolas del Golfo de Guinea; y
aprobados con sobresaliente los cuatro años de Autonomía, España se
constituyera en el necesario horizonte de nuestro caminar hacia la democracia.
Casi por razones de pura de inercia y
por circunstancias obvias de ascendencia cultural de unos y de supervivencia y
dignidad cultural, los otros. Hasta las razones de simple mimetismo, emulación
y no poco orgullo para los españoles, transmisores, y guineos, receptores;
hasta el substrato y poso de convivencia a lo largo de los años citados, hacen
natural ese sentimiento de cercanía, imitación y calco de Guinea Ecuatorial a
los avances en libertades y democracia de la antigua potencia colonizadora.
(Reconozco el
resquemor, la urticaria y esa “humildad de gancho”, mezclados con no poca falsedad
y bastante “mea culpa” con que se oyen y reciben estas afirmaciones. Todas las
colonizaciones acaban siempre igual. Lo novedoso y difícil, pero recomendable sería que ambas partes
abandonaran ese complejo de culpabilidad en el que se refugian unos, para
eludir responsabilidades; y el complejo de inferioridad o de haber sido
“violados” en el que se hunden fácilmente los otros)
Yo siempre he
pensado que ninguna colonización llega verdaderamente a su fin, hasta que la
colonia se adentra de lleno en la normalidad democrática. (Y enseguida saltarán
los grandes filósofos europeos y dictadores africanos, promotores de las
teorías de las diferencias étnicas y
racistas, para señalarnos: “Tened
presente que esto es África” –Es el inexpugnable refugio y justificación,
para seguir colonizando y tiranizando, a sus anchas, a África.
Es muy posible que
sea esta frase, que cierra todas las puertas del desarrollo a África, la que
hace, por ejemplo, que tras ciento cincuenta años de colonización, superados
los años de Provincia y Autonomía y cuarenta y tres años de independencia, las
relaciones entre España y Guinea Ecuatorial, no hayan alcanzado ni el “cenit”
del conflicto total, ni tampoco el
“nadir” de la frialdad absoluta. Y dice el Señor:” Yo te quiero frío o caliente; pero como eres tibio, te vomitaré de mi
boca…”
Lo que marca la
normalidad es que España hubiera acompañado a Guinea Ecuatorial hasta alcanzar
nuestro país la normalidad democrática. Que con la misma decisión y dedicación
con que erradicó España (sin violencia) la dictadura, con esa misma decisión
hubiera conjurado la posibilidad de que esa lacra asesina, e inhumana fuera
trasladada a Guinea Ecuatorial; con la misma inmoralidad y sevicia con que
algunas empresas españolas llevan a nuestro país despojos de pollos, patas de
cerdo podridas y malolientes, y chicharro cargado de gusanos; así como latas de
sardinas y otras conservas ultra caducadas que
nos sirven a los presos de Black-Beach.
Es una obligación
moral y diría patriótica para nosotros tener a España como horizonte
democrático, en la trayectoria hacia ese estado y esa vida y desarrollo
político a los que aspiramos llegar. Pero si España cree- como parecen
afirmarlo muchos mandatarios políticos, empresarios y representantes españoles
en Guinea Ecuatorial, que: “Hay que
tener presente que aquello es África…” es evidente que no solo no nos
servirá tener a España como horizonte democrático, sino, incluso más de un
mandatario, político o empresario español
podría negarnos a imitar y emular la democracia, solo por ser africanos.
Si es imposible
aceptar que la democracia (término de origen griego, no español) no se
creó para ningún continente, ninguna raza ni color, ninguna cultura… Si incluso
se cree muy concretamente que como “aquello
es África” no le toca la normalidad política y la democracia; y si se está
empeñado en esa afirmación, no nos debe extrañar que, como lo señala algún ex
senador español, a lo que se va a Guinea
Ecuatorial es a conquistar grandes espacios de INTERESES MATERIALES, obviando,
(porque aquello es África”)
todos los demás intereses humanos, políticos, culturales, y tantos otros
valores que los guineanos quisiéramos encontrar e imitar de España y que
cimentarían con más firmeza nuestras relaciones. ¡¡Qué triste y luctuoso sería
saber que, por ser África, en Guinea Ecuatorial solo cabe y hay que implantar
la dictadura entre los negros, y el
colonialismo como forma de trato por los otros!!
METÁNOIA: Es un término griego, que significa cambio de mente o de pensamiento.
Es evidente que en el caso de las relaciones entre España y Guinea Ecuatorial,
mientras no se produzca una profunda metánoia
tanto en nosotros como en los españoles, no solo no nos llegará la DEMOCRATÍA: Término griego que
significa autoridad del pueblo; sino que nunca saldremos de la
dictadura-colonia.
Gracias a Dios y
suerte para Guinea Ecuatorial, porque el Partido del Progreso como formación
política guineo ecuatoriana, tanto su Presiente como toda la directiva y la
militancia que nos rodea ya hemos sufrido la “metánoia”. Ni sentimos la
vergüenza de haber sido “violados” por la colonización, ni permitimos que nadie
se siga riendo de nosotros porque “aquello es África”. Por otra parte, el
exilio siempre nos ha servido para sentirnos arropados por un generoso cordón de amigos, colaboradores, asesores y compañeros de
camino españoles, afortunadamente contagiados con la necesaria metánoia. Creemos, como los
grandes pedagogos, que cuanto más
atrasado sea el alumno, mejor maestro necesita. No al revés. Cuanto más África
y africanos, mejor horizonte democrático necesitamos. Quizás, solo así serán
legítimos los INTERESES que en nuestro país se consigan.