Un artículo de Xavier Montayá en la Vanguardia
El pasado 21 de agosto, el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, mandó ejecutar a tres ex militares y un civil, tras un consejo de guerra. El régimen acusó a José Abeso, Manuel Ndong, Jacinto Michá y Alipio Ndong de intento de asesinato contra Obiang y su familia para derrocar a su Gobierno, por haber participado en el 2009 en el intento de asalto al palacio presidencial de Malabo. Según la oposición y Amnistía Internacional, los cuatro ejecutados habían sido secuestrados en Benin, fueron víctimas de torturas y se les sometió a un juicio sumarísimo, sin posibilidad de apelación.
Obiang preside el país más rico del África subsahariana, gracias al petróleo; pero dos de cada tres guineanos viven en la extrema pobreza
Guinea: El dictador, la ciencia y la vida
Mientras el régimen de Obiang endurece posturas, con juicios sumarios y ejecuciones, la Unesco, con dotación del dictador, ha puesto en marcha un premio que lleva su nombre, dedicado a las ciencias de la vida. Indagamos en esta contradicción, tan llamativa
Las ejecuciones de agosto demuestran el endurecimiento del régimen guineano, en un momento en que Obiang pugna por nombrar sucesor a su hijo Teodorín, y en que su prestigio internacional se halla en entredicho, si bien goza de total impunidad. Son constantes las denuncias contra su Gobierno por violación de derechos humanos y tiene abiertos diversos procesos judiciales e investigaciones por corrupción y blanqueo de dinero, tanto en España como en Estados Unidos. Allí ha sido investigado por el Senado sobre el asunto del blanqueo de dinero en la Banca Riggs, donde él y su familia, como Pinochet, contaban con numerosas cuentas corrientes. Una de las polémicas internacionales en marcha afecta al prestigio de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) que hace un año, tras recibir del presidente guineano una donación de tres millones de dólares, decidió instituir el premio Unesco-Obiang Nguema en la Investigación en Ciencias de la Vida. Para mucha gente, la actitud de la Unesco es definitiva, la gota que colma el vaso de la impunidad internacional de que gozan Obiang, su familia y sus colaboradores.
Existen numerosos informes públicos de instituciones solventes, incluida Naciones Unidas, que, desde hace años, denuncian la situación. Obiang es uno de los hombres más ricos del mundo y preside el país más rico del África Subsahariana, gracias al petróleo. No obstante, dos de cada tres guineanos viven en la extrema pobreza, con menos de un dólar diario. Entre el 2001y el 2005, mientras las exportaciones de petróleo y gas se cuadruplicaban, la esperanza de vida disminuía de 49 a 43 años.
El Centre for Economics and Social Rights, por ejemplo, constata que "la proporción de niños que mueren antes de los cinco años ha aumentado en los últimos 15 años. El 20% sufre desnutrición crónica". Human Rights Watch afirma que los guineanos, poco más de medio millón de personas, podrían tener un nivel de vida como los españoles y los italianos, pero la mayoría no ha salido de la pobreza. La élite se embolsa en exclusiva la riqueza del petróleo: "El hijo del presidente se gastó más de 42 millones de dólares entre el 2004 y el 2006 en casas y automóviles de lujo en Sudáfrica y California, casi una tercera parte del gasto total del Gobierno en programas sociales en el 2005, lo que incluye salud, educación y vivienda".
La propia Unesco, en su informe Educación para todos (2010), certificaba que la tasa de matriculación en escuelas primarias de Guinea ha bajado del 89% en 1999 al 67% en 2007. Sobre libertades políticas y represión, el Relator Especial de la ONU, concluía su informe del 2008, tras visitar el país, afirmando que la tortura es una práctica habitual en Guinea Ecuatorial. Amnistía Internacional, en su informe del 2010, constata desalojos forzosos de decenas de familias, detenciones y reclusiones arbitrarias, tortura, malos tratos y homicidios ilegítimos.
¿Cómo puede ser que, a pesar de la evidencia, la Unesco acepte otorgar el nombre de Obiang a un premio en Ciencias de la Vida? Human Rights Watch y Equatorial Guinea Justice, entre casi un centenar de organizaciones, han dirigido cartas de protesta a Irina Bokova, directora general de la Unesco, haciéndole notar el contraste entre el proceder de Obiang y los objetivos de la institución de promover la ciencia, la cultura y los derechos humanos. Piden la cancelación del premio y que los tres millones donados se destinen a educación, salud y otros derechos básicos de los guineanos. Numerosos intelectuales y personalidades como el Nobel de la Paz, Desmond Tutu, la revista Science y Claude Cohen-Tannoudji y Juan Polanyi, premios Nobel en Física y Química, entre otros, se han sumado a las críticas. El Gobierno de Guinea Ecuatorial pidió a la institución que no cediera "ante las presiones racistas, prepotentes y neocolonialistas de los lobbies que se oponen al la generosa ayuda ofrecida por Obiang a la ciencia y la investigación". Finalmente, en junio pasado, el Consejo Ejecutivo de la Unesco decidió aplazar hasta octubre la decisión sobre el premio.
El pasado 18 de agosto, el Gobierno de Guinea declaró que los informes de las organizaciones civiles contra el premio son "un esfuerzo para manipular a lagente desinformada". Tres días después, se producían las ejecuciones. La Unesco debería pronunciarse definitivamente este mes de octubre. No obstante, el premio es el símbolo que pone en evidencia la impunidad y la connivencia internacional al más alto nivel de la que goza Obiang y tantos otros. ¿Cuál será la actitud de la diplomacia española? Mientras se esperan acontecimientos, Teodorín se ha comprado un Lamborghini –ya tiene un Mercedes McLaren, un Ferrari y un Maseratti– y su papá, un Boeing 777. Quizá tendrá razón, al final, aquel ministro guineano que, hace años, le soltó a una delegación de Amnistía Internacional: "Pero, ¿qué tiene que ver la democracia con los derechos humanos?"
FUENTE:
http://www.lavanguardia.es/cultura/noticias/20101013/54022503532/guinea-el-dictador-la-ciencia-y-la-vida.html