jueves, 11 de agosto de 2022

GUINEA ECUATORIAL: QUE LA TRANSICIÓN NO SE CONVIERTA EN UN DRAMA

Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial

 


Un viejo y veterano profesor de filosofía, de esos de antes, contaba a sus alumnos que un sabio hindú había dividido a la humanidad en tres tipos. Los primeros eran los que aprendían lo que había que hacer desde muy tierna edad, el segundo grupo no conocían las respuestas, pero si se les enseñaba no tardaban en aprender y el tercer grupo, mejor ni preocuparse, que tuvieran comida, bebida y entretenimiento que con eso les bastaba. Según la teoría del pensador, la sociedad perfecta debería funcionar de la siguiente manera. Los primeros serían los encargados de escribir la leyes y normas que regirían la comunidad. El segundo grupo se encargaría de cumplir y hacer cumplir la ley ¿y qué pasaba con los del tercer nivel? … pues sencillamente, evitar que dieran guerra pues eran humanos que no aprendían de los errores y se mostraban adictos a generar problemas graves por su egoísmo, violencia o corrupción.



En muchas partes del mundo y como no en Guinea Ecuatorial también, se hacen con el poder los más destacados de estos indeseables. Echarlos es realmente difícil, sobre todo cuando manejan todos los resortes del poder como los recursos públicos o las herramientas para gestionar la violencia como la policía o los militares. Los pueblos gobernados por esta gente raramente destacan en algo que no sea trágico como la represión o el robo descarado de los bienes que habrían de repartirse con justicia entre todos los habitantes.

Estamos asistiendo al final de uno de los regímenes dictatoriales más longevos del panorama político mundial. Una élite es repugnantemente rica mientras la gran mayoría de la población sobrevive como puede o vive en el exilio. No se puede hablar de intelectuales guineanos, quitando el puñado de hombres y mujeres que a pesar de las dificultades y la absoluta falta de ayudas han sobresalido milagrosamente. No contamos con científicos ni siquiera con técnicos notables que ofrezcan sus servicios a la sociedad en la que viven. No hay deportistas, ni artistas, ni empresarios o industrias de referencia en Guinea Ecuatorial. Solo existe el dinero que atesoran estos del tercer grupo que detenta el poder en mí país mientras el pueblo no tiene ni mecanismos para protestar o pedir auxilio.



Llevamos demasiado tiempo soñando con una Guinea Ecuatorial independiente. Pasamos de depender de una metrópoli a sufrir dos dictaduras. Es imposible crecer con esta panda de corruptos e ineficaces dirigentes. Las grandes naciones piden que no se repita el modelo. Que ya está bien con lo que ha sufrido el pueblo.

Últimamente, veo como los herederos de la codicia, la violencia y la corrupción se acercan a países poco fiables para pedirles ayuda que les permita seguir chupando la sangre a la sociedad guineana. Si para conseguir estos objetivos obscenos han de pactar con el mismísimo diablo, se pacta. Las cancillerías están preocupadas. Una base rusa o china en nuestra tierra significaría más sometimiento, pobreza y falta de oportunidades para los guineanos en su conjunto.

Los cómplices de la tiranía nos acusan, a los disidentes, de querer ocupar el espacio que disfruta Obiang y su corte. No es verdad. Nosotros queremos una democracia con todas las garantías.



Ahora, hoy, cualquier guineano no puede construir un futuro como lo haría un europeo, por ejemplo. Nosotros queremos fiscalizar el poder. Quiero elegir a mis representantes y el modelo social que deseo para mi desarrollo personal, familiar y profesional. En Guinea Ecuatorial queremos una formación que eduque a nuestros jóvenes para que se puedan hacer cargo no solo de sus vidas sino también del país.

Queremos una democracia que apoye a la gente más preparada para que su talento termine revirtiendo en beneficio de todos los guineanos.



El pueblo de Guinea Ecuatorial está sobradamente preparado para afrontar un proceso democrático. Los políticos de la oposición, los disidentes y todos los que no quieren la dictadura, sabemos que tenemos que poner de nuestra parte para que la Nación no caiga en el caos o en la ingobernabilidad.

Está en nuestras manos. Somos capaces, sin duda alguna, de hacer que Guinea Ecuatorial sea un ejemplo a seguir. Hay que sacudirse los complejos. Muchos de nosotros hemos salido adelante teniendo todo en nuestra contra. Ahora es nuestro momento. No os dejéis callar la boca por aquellos que han robado hasta el pan de los pobres. Hasta ahí podíamos llegar. La hora se acerca y no veo que los que se agarran a sus privilegios tengan la responsabilidad y el acierto de hacer que la transición no se convierta en un drama.