Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del
Progreso de Guinea Ecuatorial
El Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial ha alcanzado su mayoría de edad. Esta afirmación no es cualquier cosa. Evolucionar y superar etapas no es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana. Para llegar hasta este momento tuvimos que superar retos importantes, adaptarnos a las circunstancias y tener bien engrasados los mecanismos de control y seguridad para que no se pervirtiera nuestro objetivo de ser una herramienta al servicio de los guineanos.
Muchas formaciones políticas se encuentran encalladas en sus
propios dilemas. Unos no saben cómo hacer para ser más participativos otros
están anclados en sus propios dogmas y también los hay que son incapaces de
resolver conflictos de liderazgo o de cambios de dirección en el seno de sus
organizaciones.
Las formaciones políticas son como las familias. Los padres
han de educar con mimo a sus hijos para que, llegado el momento, estos puedan
desenvolverse en la vida con seguridad. En el Partido del Progreso hemos andado
un camino largo y lleno de dificultades que nos ha hecho mucho más fuerte.
Nuestros estatutos se cumplen, hemos alcanzado un nivel de dialogo y
cooperación entre nosotros muy importante sobre todo a la hora de enfrentarnos
a problemas complejos sin que nos incapacite. Tenemos la suerte de que cada vez
son más las personas que quieren participar de nuestro proyecto colectivo.
En las reuniones que mantenemos de forma periódica directivos
y simpatizantes, he comprobado que este modelo gusta a la gente. Nadie amenaza
a nadie. Si tienes una idea buena y positiva para el grupo, se acepta.
En los años que llevo dedicado a la política he visto como cuando
proponías algo que a los jefes no se les había ocurrido antes eras desplazado y
apartado del grupo por la sencilla razón de que veían en ti un riesgo para sus espacios
de poder. Muchos de los políticos que he conocido sospechaban de los que eran
más listos o con mejores ideas que él. En el Partido del Progreso hemos
superado esa etapa paternalista y egocéntrica de los líderes carismáticos para centrarnos
en ofrecer un proyecto capaz de resolver problemas complicados con soluciones,
las más sencillas posibles.
Nosotros pensamos que los mejores hombres y mujeres han de
aportar lo que saben y entre todos hemos de ayudarles para que se hagan
realidad sus recetas para superar las dificultades.
No hemos venido para cambiar a un dictador por otro. No
estamos para enfrentamientos ciegos y fanáticos que expulsen de poder a los que
están para poner a nuestro candidato. Nuestro objetivo es que mejoremos todos.
Nos sentimos partícipes de los deseos de muchos que quieren lo mejor para sus
hijos, así como una existencia en paz y sin miedo. En los encuentros que he
mantenido con compatriotas exiliados he podido comprobar que lo que desea la
inmensa mayoría no es que gobierne uno u otro, sino que puedan vivir su vida
sin extorsiones o violencia como ocurre ahora.
En el Partido del Progreso creemos firmemente en una
educación de calidad para que nuestros jóvenes sean capaces de enfrentarse a la
vida con la mejor preparación posible. No somos menos que nadie y si no
despuntamos en estos momentos es por falta de formación y de recursos. Esto
tiene que cambiar.
Un directivo me decía que hemos de hacer la vida de los
guineanos más fácil. Que puedas montar un negocio o una empresa. Tenemos que
poner las bases para que todos tengamos a nuestra disposición el acceso a un
hogar con servicios básicos como el agua, la energía o el saneamiento.
Muchos echan de menos que Guinea Ecuatorial no sea un destino
turístico de calidad poniendo en valor la belleza de nuestro país. Tenemos que
ser fiables y atractivos para los inversores. El Gobierno ha de impulsar el
empleo de calidad porque creemos que las personas que tienen trabajo, paz y
seguridad jurídica se animan a formar familias y a participar activamente en el
desarrollo del país.
En definitiva, como digo siempre, todo está en nuestras
manos. Hay que ser conscientes de que levantar Guinea Ecuatorial no es cosa de
uno sino de todos. Tendríamos que pensar, en mi opinión, que los más
organizados, los más preparados y, sobre todo, los más honrados, deberían estar
al frente de este cambio que se vislumbra cercano.
No nos dejemos llevar ni por el odio ni por el rencor.
Tenemos que superar estas páginas de pésimo gobierno, del abuso del clan
familiar de Obiang Nguema y de la violencia institucional. Como dice el refrán:
“Hechos son amores y no buenas razones”. Cambiemos el enfoque y centrémonos en
salir de esta espiral de miseria y de unos dirigentes criminales. Hay que
esforzarse por conseguir esa Guinea Ecuatorial en dónde queremos vivir. Tenemos
todos los recursos, así como una población pacífica y colaboradora. No perdamos
esta oportunidad. Este es un trabajo colectivo y estoy seguro que lo vamos a
saber resolver de manera eficaz.