jueves, 7 de febrero de 2019

¿POR QUÉ HE LUCHADO? MI COMPROMISO CON LA LIBERTAD DEL PUEBLO DE GUINEA ECUATORIAL (IV)












10 RAZONES PARA ENCARAR EL DURO CAMINO DE LA POLÍTICA; MAS QUE UNA VOCACIÓN, UNA OBLIGACIÓN Y DEBER PATRIÓTICO.
Pongo fin a esta detallada consideración y análisis de mi trayectoria profesional y política, dejando muy clara la repuesta a la pregunta con la que titulo este trabajo:
Asumí el riesgo de liderar un partido político (sin haber hecho estudios de política) contra la dictadura que minaba y mina las constantes vitales de Guinea Ecuatorial, mi país, no precisamente por “ser, yo también, un hombre como los demás…” como tanto se oye entre los líderes políticos que abundan en el escenario político guineo. Tampoco bastó que otros me invitaran, con insistencia, a asumir esta responsabilidad.
He luchado, durante 36 años, como presidente del Partido del Progreso, por 10 razones claves:
1.- Al regresar, tras mis estudios en España, a Guinea Ecuatorial, en 1971, tres años, escasos después de la independencia y la toma de poder por Macías, me resultaba imposible asumir que aquello era “La Guinea Española” (convertida en República de Guinea Ecuatorial) y que viví y disfruté (libre) cuatro años antes. Una profunda, íntima e hiriente decepción e indignación laceraba mi alma y mi dignidad, solo acallados por el miedo, terror y la impotencia de reacción ante tan humillante y descomunal dictadura inhumana.
¡Guinea Ecuatorial me dolía y me sigue doliendo!
2.- Como era normal en mi “clase de persona” (como el régimen dictatorial llamaba a guineanos preparados en España y occidente) me tocó entrar en el umbral de la muerte, durante tres años, en las cárceles de la dictadura. La macabra burla del “golpe de libertad” que parecía abrir una estrecha brecha de esperanza en los corazones guineanos, sin que dicho golpe ensanchara esa brecha de esperanza, sino estrechándola cada vez más, hizo que me convirtiera en el primer funcionario del régimen que se atrevió a presentar dimisión a un dictador.
¡Mi dimisión era la máxima expresión de mi horror, desprecio y rechazo a la dictadura! 
3.- La decisión de exiliarme en España, (aconsejado por un grupo de amigos españoles residentes en Guinea Ecuatorial) “Eres un hombre incómodo, para Obiang y para algunos españoles. Porque no acabas de aceptar y ser como los demás…” Me susurró mi amigo, gran catalán, Antonio Vilá. No dejó de extrañarme, y ahora de certificarme, lo de la “incomodidad, cuando mi abandono de Malabo, se produjo casi a bombo y platillo, sin más problemas ni dificultades que el corazón roto por la nostalgia. Lo que quiere Obiang es que te vayas de aquí. Le resultas muy incómodo. No se atreve a matarte aquí, en el país… Preferiría hacerlo fuera de Guinea…” -Me confesó un Gran Embajador de un Gran País Occidental-
Descubrí mi incompatibilidad, no solo con el régimen, sino con sus dos protagonistas
4.-No era precisamente el “meterme en política” uno de mis propósitos, al emprender el camino de exilio. Las puertas del mundo del periodismo las tenía abiertas en España; vergel de numerosos compañeros de estudios que no dudaron en abrirme campos de colaboraciones en revistas, emisoras de radio y televisión… Salidas profesionales que, durante los primeros diez años de exilio, paliaron y cubrieron la incomprensible y cruel negativa de los centros españoles de acogida y de exilio, a concederme las ayudas materiales y económicas legales… Estando en estas, recibí la propuesta de creación y liderazgo de un partido político de oposición al régimen de mi país: (“Te hemos visto y seguido en Guinea Ecuatorial; creemos que deberías dirigir un partido político, no un movimiento; porque con el golpe de libertad, nada ha cambiado ni va a cambiar en Guinea Ecuatorial”)
EL SALTO CUALITATIVO, A GUINEA ECUATORIAL.
5.- “Que sepas que has puesto precio a tu cabeza, retando a un dictador; así que ándate con cuidado” –
Esto, me dijo, con tono muy serio, un compañero de redacción de la Agencia Efe…, cuando, al día siguiente de la presentación pública del Partido del Progreso (25 de febrero 1983) apareció la noticia, a toda plana, en el periódico ABC. Pero no había vuelta atrás. De pronto, la idea de evitar, algún día, que nadie más volviera a estar 3 años en la cárcel, en Guinea, como yo, solo por haber estudiado en España o en Occidente y por odiar y despreciar profundamente la dictadura, como me pasaba a mí, me empujó y animó a asumir el reto de dirigir un partido político de oposición al régimen dictatorial; adornar este partido con el vestido talar de una ideología clara y definida (Democracia Cristiana de Centro); nutrirlo con el jugo de un proyecto asentado sobre cinco pilares: Sanidad, Educación, Vivienda, Transportes-comunicaciones y Energía; dar al partido del Progreso un profundo baño de amistades, conexiones y apoyos de partidos similares del mundo occidental desde España) y, finalmente… dar el gran  salto cualitativo a Guinea Ecuatorial, al encuentro del pueblo guineano, destinatario directo y genuino del proyecto del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (PP)
Así fue que, bendecidos con el carisma de la Democracia Cristiana, cubiertos de apoyos de partidos amigos; desafiando el miedo y el terror, nos subimos al gran transatlántico político del Partido del Progreso para cruzar el ancho Mar Atlántico, rumbo a nuestro país, Guinea Ecuatorial (5 de junio de 1988, por primera vez; y 2 de mayo de 1992, por segunda y triunfal ocasión)
Viéndonos bajar de la aeronave de Iberia y apostado al pie de la escalerilla del avión, Don Armengol Ondo Nguema, hermano del dictador Obiang Nguema y eterno Jefe de Seguridad Nacional, susurró, en la normal mezcla de fang y español: ¡¡Quiééééé…!! ¡Este tío tiene cojones, eh!
6.- El salto cualitativo del exilio (España) a Guinea Ecuatorial, obedeció al grito latino de “Alea jacta est” (La suerte está echada) El encuentro con nuestro pueblo, al aparecer por la puerta de salida del edificio del aeropuerto de Malabo; recibir el abrazo de bienvenida de  Don Pablo Ndong Ensema (lámpara encendida que nos esperaba) y sentir, finalmente el apretón de cuerpos de la ingente multitud congregada en el aeropuerto, para verificar si era verdad que llegábamos ese día al país; y mientras la caravana humana se dirigía, a pie, para recorrer los siete kilómetros que separan el aeropuerto, de la ciudad de Malabo, yo no paraba de repetir:
"Sé a quién he creído". Creí, ese día, que valió la pena crear un partido político (PP) para servir al pueblo guineano.
7.- Que, escasos cinco meses después de nuestra llegada a Guinea Ecuatorial, el Partido del Progreso se viera desbordado, superado y recompensado por una ingente afluencia de peticiones de afiliación, hasta superar los 60.000 guineanos sumados a las filas del Partido del Progreso; ver que la propia persecución que sufría el Partido del Progreso, era como la sangre de mártires democristianos que fecundaba la semilla de nuevas e imparables afiliaciones. Ver que la VERDAD, lanzada al pueblo guineano por el Partido del Progreso: “España volverá a ser nuestro compañero de camino”; saber que nuestro mensaje de reconciliación nacional: “Los que matan que dejen de matar; los que sufren, que olviden la venganza…” se convirtió en el grito de confianza que, sin darnos cuenta, abríamos para que el partido se llenara de jóvenes…
8.- Poder ejercer la vocación y el arte de servicio al pueblo guineano (política) favoreciendo hasta a otras formaciones políticas a salir de baches insalvables, como el vacío de afiliaciones que sufrían; abrir paso a otros líderes para que protagonizaran coaliciones como la POC… ¡Hemos dejado marcada en la conciencia del pueblo guineano nuestra calidad de políticos generosos por lograr la unidad de la oposición, que tanto reclama Guinea Ecuatorial!
9.- Una inusual iniciativa de consulta popular, llevada a cabo por la Plataforma de Oposición Conjunta, para pulsar la opinión del pueblo guineano sobre sus preferencias o inclinaciones hacia los diferentes partidos de oposición guineana, dio por resultado que el Partido del Progreso era el mejor situado para liderar la lista de la POC en las elecciones Municipales de 17 de septiembre de 1995. Los resultados de estas elecciones dieron al régimen dictatorial un mensaje contunde de la voluntad popular con respecto al Partido del Progreso. Quedaba, muy claro que el régimen y sus partidos gobernantes nunca podrían ganar unas elecciones libres con participación del Partido del Progreso.
10.- La cumbre de ese mutuo cariño, respeto y fidelidad entre el Partido del Progreso y el pueblo guineo, se produjo a propósito de las elecciones presidenciales de 1996; cuando los militantes y votantes del Partido del Progreso me “prohibieron” participar en dichas elecciones, al descubrir alertarme ellos, de un gigantesco fraude en el CENSO ELECTORAL en el que solo aparecían los militantes del PDGE gubernamental y el resto de votantes estaban obligados a votar a Obiang Nguema. Yo, por mi parte, obedecí a mi pueblo, despreciando dichas elecciones y abandonando mi propósito de participar en ellas.
Con un pueblo así, con una militancia de esa calidad y con esa experiencia política tan apasionante, es muy fácil contestar a la pregunta de ¿Por qué he luchado?
-Y cayó, sobre nuestro Partido, la fría losa de odio, envidia, impotencia y la prohibición oficial del régimen.
- Y firmé, con mis militantes y simpatizantes, así como con nuestros votantes, un eterno pacto de tensa, fecunda y viva espera, adoptando el lema de: “El Partido del Progreso se guarda en el corazón” Mientras se abren las puertas de una transición pacífica a la normalidad política y democrática en Guinea Ecuatorial
Con el Partido del Progreso guardado en el corazón, caminamos hacia la celebración del 36º Aniversario de la fundación de nuestro partido, (25 de febrero de 1983)
Cada vez que celebramos el aniversario de la fundación, y vida activa del partido, en el corazón, dentro del país; o en el exilio, hacemos nuestra la frase del poeta: “Continuar es volver a comenzar, siempre"