La Administración de Donald Trump intenta competir con China y Rusia por dominar las relaciones de ese continente.
La presencia en África de Rusia y principalmente de China inquieta a los EE.UU. El Gobierno de Donald Trump, que a nivel discursivo no demostraba gran interés en aquella región del planeta, focalizando su política exterior en el armamento nuclear de Irán o Corea del Norte, por citar algunos ejemplos, refleja algunas señales de que podría cambiar su estrategia para afianzar lazos con naciones como Kenia, Libia, Somalia y Mali, para contrarrestar la influencia de otras potencias en la zona.
Según adelantó la cadena NBC, la Administración republicana en los próximos días podría presentar de forma oficial su nuevo plan para mejorar su posición en el continente africano, aunque ello no incluya mayores gastos en materia militar o misiones diplomáticas.
Actualmente, en Yibuti, un pequeño país de África oriental, funcionan bases militares de Francia, Italia, Japón, EE.UU. y China, que instaló la suya en julio. El lugar no posee recursos naturales que atraigan a esas naciones poderosas, pero su ubicación es estratégica: se encuentra junto al golfo de Adén, un estrecho acuático que se conecta con el mar Arábigo, el mar Rojo, el Canal de Suez y el mar Mediterráneo. En otras palabras, es un punto clave para unir los mercados de Asia, África y Europa; aquel sitio representa el 25% de las exportaciones mundiales.