Por Juan Cuevas, Secretario de Formación del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial
Algunos sabíamos que en el juicio de París contra Teodorín, no se iban a juzgar sólo los robos y tropelías del niño consentido, mimado y disoluto del Presidente de la República de Guinea Ecuatorial. Se estaba juzgando a todo el régimen dictatorial: a Obiang Nguema, a toda su familia, a todo la estructura y entramado clientelar que han formado para controlar, dominar y despojar a los guineanos de los bienes que, por haber nacido en Guinea Ecuatorial, les corresponden.
Así lo ha entendido la oposición a la dictadura que acudía a París para personarse en el Juicio como Parte Civil, amparada bajo el paraguas de la Asociación CORED.
No estoy de acuerdo con los comentarios que se han hecho a cerca de la no conveniencia de que la oposición estuviese presente en el Juicio contra Teodorín, alegando que los políticos opositores iban, de alguna forma, a "politizar" un proceso que debería mantenerse en el estricto ámbito judicial. La presencia de los políticos opositores y la de muchos activistas, opositores también a la dictadura, fue acertada, ya que lo que se estaba juzgando en París era una forma muy concreta de entender la política: el autoritarismo basado en el poder personal absoluto y despótico.
Precisamente, la presencia de parte de la sociedad civil guineana (políticos, activistas y medios de comunicación opositores) y en concreto la Parte Civil, presente en la Sala, como parte perjudicada, pero también como dedo acusador, sirvió para dar un nuevo enfoque, político, a todo el proceso. Inesperadamente, y como afirmaba al principio, se estaba juzgando también a la dictadura y todas las consecuencias -funestas-, que ésta estaba acarreando al pueblo guineano: ausencia de libertades -individuales y políticas-, robos continuados, violaciones, represión y violencia contra el pueblo.
Un factor, también determinante, que ha contribuido a poner el foco de las críticas al régimen de Obiang Nguema, ha sido la irrupción de toda la prensa internacional. Inició el fuego el prestigioso rotativo francés, Le Monde, con un demoledor artículo sobre los robos de la familia Obiang, después, otro prestigioso rotativo español, El País, que desgranó pormenorizadamente todos los casos de corrupción de Teodorín y, a continuación, todo el grueso de la prensa escrita, televisiones, revistas y periódicos digitales de todo el mundo, se encargaron de amplificar y extender los diferentes casos de corrupción y abuso de poder, por los que se estaba juzgando al Vicepresidente, e Hijo del Dictador de Guinea Ecuatorial.
Con este negativo, e imprevisto escenario al que se había llevado a la Dictadura, era lógico que esta reaccionara de forma furibunda, utilizando todos los medios a su alcance para descalificar, acosar y denigrar a la oposición política, incluso intentando tretas procesales para eliminar del Proceso a la Parte Civil. De todas estas sucias artimañas de Obiang, ya hemos dado buena cuenta en El Confidencial de Guinea Ecuatorial.
Todos estos actores, que de alguna forma representaban al pueblo guineano y a sus anhelos de libertad y democracia, presentes en París, dieron sobradamente la talla. Sabemos los esfuerzos, las molestias del viaje, las incomodidades y las privaciones, que la presencia en este juicio les ha acarreado a la mayoría de estos. Pienso que, por pudor y respeto a sus personas, es preferible no detallarlas.
Es de destacar la hospitalidad de CORED, representada por Salomón Abeso, Filiberto Mabale y Luís Acogo. También la importante presencia del líder del Partido de Progreso, Severo Moto y la del Vicepresidente Armengol Engonga; la de Celestino Okenve, Presidente de UP; la de Antonio Nsue, en representación de APGE y la de Weja Chicampo, representante del MAIB.
La participación de la parte declarante personada en el proceso ha supuesto un tremendo mazazo para la dictadura. Es digna de destacar la contundencia y brillantez de la declaración de Delfín Mocache; el despliegue de pruebas documentales que aportaron a la causa los empresarios Germán Tomo y Roberto Verardi y la también documentada y detallada acusación por parte de Tutu Alicante.
El esfuerzo sobrehumano que todas estas personas han llevado a cabo para declarar contra Teodorín o para estar presentes como Parte Civil en este juicio, ha demostrado su grandeza de miras, que contrasta con la mezquindad y el entreguismo de algunos otros, presentes también en París, a los que prefiero no mencionar.
En estas jornadas del juicio contra Teodorín, se ha podido ver a una oposición fuerte, que ha sabido unirse frente a la dictadura. Se ha demostrado también, que la dignidad de estos políticos y activistas tiene mas valor que todo el dinero con el que Obiang compra voluntades y que los guineanos sí que están preparados para la democracia.