domingo, 17 de julio de 2016

Margarita, una mujer de Guinea Ecuatorial



               

De día o de noche, a la hora que sea, cuando entramos en la casa del Presidente, Margarita nos recibe con una sonrisa.

Severo Moto la mira y nos confiesa que su vida no habría sido nada si no hubiera dado con ella, sin haberla conocido. Y es que, en la trinchera, en la dureza de una vida cuesta arriba es donde se miden los héroes, los campeones, las valientes como ella.

Hoy celebramos un año más el nacimiento de esta gran mujer, esposa y madre. Margarita es una infatigable compañera de mil batallas que jamás abandonó a pesar de los obstáculos. Crió a sus hijos, venció el miedo a lo desconocido y siguió animando a su marido, Severo Moto, para que no tirara la toalla.

Ella es su militante número uno en el Partido del Progreso. Una mujer discreta y educada que lejos de disputas e intrigas, ha demostrado estar ahí apoyando la idea de un país donde vivir con dignidad.

Margarita cree en la paz y habla despacio, sin la vehemencia que exhiben algunos. Nada tiene que demostrar pues lleva la verdad en la mirada.

Margarita comparte el sueño de su marido y le hubiera gustado educar a sus hijos en la tierra de sus padres pero no pudo ser. 

Ella cree en la dignidad del ser humano y en el que la sociedad ha de contar con las mujeres en un plano de abierta igualdad. 

Margarita no confunde discreción con sumisión y tiene su carácter. 

Hoy, celebramos su cumpleaños y nos sentimos orgullosos de felicitarla, de haberla conocido y de que nos haya acogido con tanto calor y afecto.

Felicidades, señora. Desde que la conocimos, hace ya algunos años, descubrimos en usted los secretos que guarda la mujer de Guinea Ecuatorial.