sábado, 24 de mayo de 2014

(II) LA LENTA AGONÍA DE UN RÉGIMEN CORRUPTO


En los inicios de la "pelea" que Macías Nguema, primer dictador de Guinea Ecuatorial, planteó a España, en respuesta al ninguneo, desprecio y enfado de la potencia colonizadora contra el primer presidente de la República de Guinea Ecuatorial, Macías gritaba hasta desgañitarse:
- ¡¡¡Si España invade Guinea, Guinea invade España!!!
Y los aplausos invadían el ambiente como grandes gotas de lluvia tropical. Luego, después de cada discurso del mismo tono, la gente, entre sí, se preguntaba con mucho sigilo, silencio y disimulo:
- ¿¡Pero cómo vamos a invadir España, después de que nos hayan invadido ellos!?
Pocos días después del golpe de estado de 1979, todavía el golpista militar Obiang Nguema no acababa de estar seguro de que el golpe de estado iba a calar y afianzarse. La sensación de soledad y de no estar seguro de haber hecho bien el trabajo le acompañaba permanentemente. Necesitaba arropamiento y verdadero compromiso no solo de su familia y clan cercano, sino especialmente de aquellos miembros del gobierno del Consejo Militar Supremo (civiles) sospechosos de ser dudosos, descontentos o "infieles"
Fructuoso Mba Oñana, Capitán de las Fuerzas Armadas, tío de Obiang Nguema, guardia colonial contumaz y terrorífico, era, desde luego, el mejor baluarte (hasta que fue envenenado y asesinado por su propio sobrino) del acobardado y dubitativo Obiang Nguema.
Cada trimestre, o cada vez que sonaban rumores de "intento de golpe de estado" contra Obiang Nguema, Mba Oñana reunía en su despacho de la Presidencia a los Ministros, Secretarios de Estado y algún que otro Director General o cargo de trascendencia:
- El Presidente del Consejo Militar Supremo me manda preguntaros que si oís que le va a suceder algo, a ver si sois capaces de defenderle. ¡Yo quiero oír cómo dice cada uno!. ¡¡Aquí no hay mentiras!! ¡¡¡Ehññ!!!
Cada uno de los reunidos levantaba el dedo para expresar su adhesión al Presidente del Consejo Militar Supremo, Obiang Nguema Mbasogo.  Como no había fórmula escrita, cada no procuraba hacerlo con las palabras más serviles y el máximo calor de voz, para evitar sospechas de Mba Oñana.
- Mbueno. Awara, si oís que va a pasar algo al persidente, tenéis que venir al Palacio, para recibir las armas y defenderle. ¿Estáis acuerdo?
Un "¡¡¡¡¡Sí!!!!!" unánime atronaba en el despacho del Capitán Mba Oñana, haciendo temblar y reverberar los cristales de sus ventanas. Mba Oñana, con su miraba siempre  incrédula y no pocas veces despectiva de la gente, despedía a los reunidos, con dos palabras secas: 
-¡Adiós! ¡Iros!
Como no podía ser de otra manera los Ministros, Secretarios de Estado y otras autoridades convocadas, regresaban a sus despachos en grupos "afines", según sus diferentes creencias y convicciones.  El comentario de los escépticos era el mismo, siempre:
- Cada vez nos llaman para la  misma advertencia. Pero nunca pasa nada... (Se quejaba uno)
- A mí me parece casi una tontería o una broma. Cómo vamos a llegar al palacio cuando ya ha empezado la guerra? ¿Quién va a confiar en nosotros y nos va a dejar pasar? (Murmuraba otro)
- Y quién asegura a Mba Oñana que, si nos dan armas, no vamos a disparar hacia atrás...al que defendemos? (Sentenciaba el tercero)
Una disimulada carcajada  cerraba la conversación; antes de que trascendiera...
Uno se imagina fácilmente, la repetición cansina del mismo escenario, cuando Obiang Nguema asegura a sus parlamentarios, familiares, cargos públicos y servidores,  anunciándoles que cuando llegue el invasor de Guinea Ecuatorial, no solo le va a matar a él, sino que van a morir todos. Por lo tanto, todos tienen  que formar una piña para defenderle y defenderse.
Que Guinea Ecuatorial sea capaz de poner en marcha su capacidad invasora para invadir a Occidente, sus potencias y organizaciones internacionales por derechos humanos, cuando nos invadan ellos, esto suena exactamente a la frase lapidaria de Macías: "Si España invade Guinea, Guinea invade España"
No deja de ser una pura entelequia esquizofrénica, pensar que todos los agasajados con cargos, prebendas, coches, regalos de corrupción, estarían dispuestos a aquello de: "¡Donde muere Obiang, ahí muero yo!.  
Pero todo parece un esperpento, una tragicomedia, un peligroso juego de niños...
1.- El General Obiang Nguema Mbasogo anuncia, a bombo y platillo, trompetas timbales y flautas a sus parlamentarios, a su familia y al pueblo de Guinea Ecuatorial que tiene información directa de que potencias y organizaciones internacionales pro derechos humanos van a por él; si no dialoga con la oposición para abandonar el poder sin sangre; y pretende refugiarse en el pueblo, familia, autoridades, beneficiados de la corrupción; asegurando no abandonar el poder como no sea por un golpe de estado, como se hizo él, con el poder.
2.- Su mujer, Constancia Mangue y su hijo, Teodorín aprietan a Obiang Nguema -bajo amenaza de parricidio,aseguran- para que les entregue el poder, antes de que lo pase a su hijo  de Santo-Tomé, Gabriel Lima, o se lo arrebate otro "extranjero"
3.- Sus hermanos, los Generales Antonio Mba Nguema y Armengol Ondo Nguema, le exigen que dialogue con la oposición, y pacte su retirada pacífica, para evitar un derramamiento de sangre. 
4.-  Y el pueblo guineano, abatido, exhausto, aplastado bajo la bota militar de la dictadura, apenas mira ni ve lo que pasa. Dicen que solo ven despliegues de militares por todas las fronteras, ciudades y pueblos. Que notan que desaparecen los Francos Cfa; que los grandes se llevan sus ahorros en sus casas, dejando vacíos los bancos; que, además, los poderosos están acumulando provisiones de alimentos y los discursos del "jefe" cada vez son más duros contra occidente.
"¿Qué está pasando aquí?"-dicen que se preguntan unos a otros, asustados, ansiosos los guineanos de a pié.
Y la respuesta brota espontáneamente de la sensación del pueblo guineano:
Puede ser la lenta agonía de un régimen imposible y corrupto. "Prácticamente·" (como dice Obiang Nguema en una famosa entrevista sobre la tortura en su país).