martes, 20 de mayo de 2014

BARACK OBAMA CONVOCA A LOS DICTADORES AFRICANOS



-ANÁLISIS-                                 

Se acerca inexorable e imparablemente el 5 de agosto de 2014. Es la fecha marcada por el Presidente de los Estados Unidos de América, el afroamericano, Honorable BARACK H. OBAMA, para abrir en la Casa Blanca, la cumbre América-África.
No es fácil acertar a la hora de calificar de históricos los hechos, hasta que se sedimentan y se proyectan, con hechos y realidades incontestables, en la amplia y larga pantalla, verificadora, del tiempo. Si esto no fuera así
África, se debate permanentemente entre algunos de sus hijos que prefieren que nuestro Continente se encoja y se enrolle, como el pangolín de nuestras selvas, en su tupida y aparatosa caparazón, reforzado por su enorme y larga cola, para evitar los peligros que conlleva el contacto con el resto demundo.

Tampoco le faltan, afortunadamente,  a nuestro Continente, hijos que, cada día, imitando a la sabia tortuga de nuestras selvas, construyen o fabrican sus "tam-tam" al borde del camino, a plena luz, para recibir y hacer suyas y prácticas, las correcciones de los viandantes.
Todo depende de la capacidad de responsabilidad, seriedad y ganas de los líderes africanos (los mandamases, o sea, Presidentes africanos) para aferrarse y embadurnarse en la propia tinta de una negritud "casada con la decadencia" como lo asegurara el Profesor Velarde Fuertes, o para vestirse de la capacidad de conectarse y conectar a sus pueblos a la modernidad y a sus nuevos tiempos.
Los ejemplos sobran.  Cincuenta y cuatro años, después de la irrupción independista que supuraba el cuerpo del Continente africano, en los comienzos de los 60, nuestro Continente, casi siempre  náufrago, cada vez quealgún trozo de su mosaico de “países” se desligaba de sus potencias y accedía a la independencia, ha tenido siempre, año trao, década tras década, las oportunidades de aquel famoso náufrago, que, confiado en la mano salvífica de Dios, despreciaba las numerosas oportunidades, que -precisamente Dios- le ponía como remedios para librarse del naufragio: Un tronco flotante, un cayuco, una lancha fueraborda, un yate, un ferri, un transatlántico, un crucero... A todas las oportunidades se negaba el náufrago, confiado en que Dios le salvaría del trance. Hasta  que se hundiómurió y fue -dicen- a quejarse ante Dios de haber sido abandonado; ya muerto y después de haber despreciado las múltiples oportunidades que Dios le había ofrecido.

Cincuenta y cuatro años de independencia de un Continente africano náufrago en las procelosas y fagocitadoras aguas de la dictadura (Posiblemente su único "dios" bautizado con la tautológica expresión de"autenticidad africana") o el irrealizable grito: "¡¡¡África, para los africanos!!! Cincuenta años, colgada del "dios" dictadura y envuelta en su propia tintano parece que África haya aprovechado las múltiples oportunidades, encuentros, roces y ofertas, siquiera para aquilatar, acendrar, potenciar y propalar su autenticidad en hechos y consecuciones, a la conquista de la modernidad. Más bien puede afirmarse que todas las oportunidades  han sido despreciadas por "extranjeras""Ideas importadas" -como asegura el Presidente Obiang) Y el "dios" dictadura se caracteriza, casi exclusivamente, por la ausencia de ley; eldesprecio de los derechos humanos, para hacer del ser humano objeto de detención arbitraria, encarcelamiento, tortura, asesinato… Y se van a cumulando, desde la gran impunidad oficial tantos y tantos delitos económicos,de lesa patria y lesa humanidad que caracterizan y justifican a los dictadores y a las dictaduras. Todo bajo la gran cobertura impenetrable de la corrupción.

No se puede, desde luego, considerar de forma apriorística, la cumbre los Estados Unidos con África, del próximo día 5 de agosto, como un acontecimiento “histórico”. Su dimensión y carácter excepcional; y, acaso, las pretensiones y resultados que el líder afroamericano, Barack Obama quiera conseguir con esta cumbre, tienen por sí un peso histórico. Pero, como digo, ningún hecho es digno de tal calificativo hasta que deja sedimentado el poso de sus resultados a lo largo del tiempo.

Pero, lo mismo que la cumbre Europa-África, recientemente culminada en Bruselas, la cumbre Estados Unidos- África, de la Casa Blanca, presidida por un der afroamericano, el Honorable Barack Obama, es, evidentemente, una nueva oportunidad que se le brinda al Continente africano para que se cuelgue de ella y se abra, de una vez, a los obligados cambios que lo conduzcan al desarrollo y a la modernidad.

No es superfluo ni fuera de sitio intentar reincidir en el análisis de las deseadas perspectivas que presenta esa convocatoria afro-americana; no nos negamos a hacerlo. Cincuenta y cuatro años desps de sus independencias, medio siglo largo ya, con suficiente tiempo antes de cumplir un siglo de independencias, África debería aprovechar estas oportunidades para ir desprendiéndose de la mugrienta y despreciable capa de dictaduras en la que se halla envuelta, antes de que esta lacra se convierta en un insuperable elemento definitorio de la tan cacareada AUTENTICIDAD AFRICANA; esa “propia tinta negra” con la que las dictaduras y los dictadores africanos tienen embadurnado a nuestro Continente.

La cumbre Europa-África, cuyos resultados más inmediatos se están dando en el cumplimiento del protagonismo asumido por Francia, para actuar como gendarme activo y eficaz de la seguridad en el Golfo de Guinea hoy materializado en la busca, captura y liquidación de BOKO HARAM que está sembrando terror y muerte en África Occidental)

Aunque, como siempre, se quiera pasar por alto, no deja de ser muy sintomático y significativo, esas sonoras excepciones y vetos que, tanto en la cumbre Europa-África, como en la próxima de América-África, se vienen haciendo de algunos dictadores más contumaces e irredentos.
“¡¡¡s Instituciones fuertes; y menos hombres fuertes, en África!!!”
Este grito fue lanzado por Barack Obama, en los albores de su ascenso al olimpo de la presidencia del país más poderoso del mundo. El terrorismo en África tiene en las dictaduras su mejor caldo de cultivo. Las diferencias y distancias entre los terroristas y los dictadores africanos son tan escasas y tan estrechas, que a veces son inexistentes. Nada sirve acabar con los movimientos terroristas, si no se pone fin a las dictaduras en África. Algunos dictadores actúan contra sus pueblos con casi más saña y más crueldad que los terroristas declarados. Hay, incluso, algún dictador terrorista africano que afirma orgulloso: “Yo presumo de ser dictador…Así grita, muy presumido, Obiang Nguema Mbasogo, el gran “hombre fuerte” de Guinea Ecuatorial. La convocatoria de Barack Obama a los dictadores africanos, no puede, no debe dejar insensible a nadie. Habrá que seguir, desde ya, sus pasos preparatorios, su celebración y sus conclusiones