domingo, 22 de diciembre de 2013

UNA BATALLA QUE AUN NO HA TERMINADO

                 


Secretaría de Formación del Partido del Progreso

Exilio en España 22 de Diciembre del 2013.- Los diferentes conflictos armados que han ido sucediendo en estos  últimos años en algunos de los países cercanos a Guinea Ecuatorial, demuestran que también nuestro país puede ser candidato a una situación de violencia parecida. Hemos contemplado con estupor la guerra fratricida en Costa de Marfil entre los partidarios de Alassane Ouattara, ganador de las elecciones en Noviembre del 2010 y Laurent Gbagbo, que no aceptó el resultado electoral, el conflicto todavía reciente de Malí y ahora el que se está protagonizando en la República Centroafricana, antigua colonia francesa en la que se ha deslizado en el caos desde que los rebeldes de mayoría musulmana tomaron el poder en marzo pasado, desatando una violencia sectaria contra la mayoría cristiana, que está acarreando centenares de muertes. 

El devenir histórico de los países, siempre tan terco, nos enseña que los estados desestructurados, consecuencia de largas dictaduras, donde el estado de derecho cada vez está menos presente, en los que las mafias de toda naturaleza (tráfico de drogas, de armas, de órganos, etc) campan por su respeto y la corrupción llega a límites insospechados, caso de Guinea Ecuatorial, estos estados se convierten en seguros candidatos a estallidos de violencia armada, siempre de consecuencias trágicas. A nuestro país le añadimos un doble elemento mas de inestabilidad: la pretendida sucesión en la presidencia de toda una pléyade de hijos de Obiang, que tal y como se están alineados las fuerzas de los diferentes clanes que sustentan a cada uno de ellos, nos permite augurar un futuro nada bueno.

No sabemos el futuro que nos deparará la historia, pero si tenemos una cosa segura, que esta dictadura no va a desaparecer por la buenas: tendremos que echarla. No estamos hablando sólo de un tirano, que cuando desaparece, se acaba su dictadura. Lo nuestro es algo más: es, según apunta Don Severo Moto, un régimen de apartheid, igual que el que combatió durante tanto tiempo el desaparecido Nelson Mandela en Sudáfrica. Supone una gran superestructura criminal, formada por el extenso clan dominante, (las esposas del dictador, el ejército de hijos -oficiales y bastardos-, primos y demás parenteles), junto a un porcentaje de población guineana y diferentes grupos de intereses extranjeros, dispuestos a toda costa, a seguir esquilmando el país para su propio beneficio, con la tácita exclusión del resto de habitantes, que han quedado relegados a la mas absoluta miseria. Además de todo esto, una inmensa maquinaria de manipulación y de mentira, cuando no de violencia y asesinatos, costeada con la inmensa fortuna robada cada día de las extracciones petrolíferas, de la pesca, de la madera, de la minería; y hasta de la ayuda internacional. Todo ello al servicio del poder.

Está tan cargada de mentiras la atmósfera que respiramos, que ya no distinguimos donde está la verdad y donde la mentira. Y no sólo, como sería lógico, entre los que viven en el interior, sino también, entre los que se encuentran en el exilio y en parte de la oposición exilada. Está tan enrarecido el ambiente, que ya no sabemos quién es quien. Por ello, el disimulo, la ambivalencia, los agentes dobles, los embaucadores y hasta los traidores, son la moneda de cambio con la que tenemos que convivir habitualmente. Tenemos que reconocer que esta ha sido la gran victoria de Obiang: hacer de la tragedia, normalidad. Presentar a un régimen asesino, como un gobierno equiparable al resto de países democráticos de nuestro entorno, si es que los hay. Esa ha sido la gran victoria de Obiang. Además de todo eso, ha conseguido -con la ayuda inestimable de sus muchos apoyos extranjeros- demonizar a la auténtica y genuina, oposición exterior a la dictadura. Y con ello paralizarla, desactivarla, hacer que perezca en el exilio, que muera de hambre y nostalgia, consiguiendo que no le quede más remedio que retornar a Guinea -pasando antes a pedir perdón a su verdugo- a terminar sus días y preparase para "depositar sus huesos" en la tierra que le vio nacer.

Mientras tanto, en el interior,  el régimen da patentes de corso a una oposición hecha a su medida, domesticada e indispensable para que GE pueda ser equiparada y reconocida internacionalmente, -con su principal partido de la oposición interior incluido- como país normalizado y democrático. Obiang no ha ganado aún este partido, no ha obtenido el tirano la victoria definitiva sobre nosotros. Todavía quedan, quedamos, guineanos dispuestos a seguir la batalla contra la indignidad, la mentira y la opresión. Seguiremos exigiendo a las potencias que se comprometan a protegernos frente a Obiang y nos permitan retornar en libertad a nuestro país, para ejercer todos nuestros derechos como ciudadanos, incluido el de elegir libremente a nuestros representantes.

En modo alguno damos por buena esta dictadura. No nos vamos a conformar con ninguna clase de apaño o conciliábulo que impidan dar la vuelta a la situación política actual en nuestro país, para desembocar en una democracia plena. Nuestro Presidente, Severo Moto, ha manifestado que no cejará en su pelea, todos los miembros del Partido del Progreso estamos dispuestos a seguir con nuestra lucha en favor de la libertad y de la democracia  de nuestro pueblo con mas ahínco, si cabe, que nunca. Muchos otros ciudadanos de bien han manifestado también seguir su pelea contra la dictadura, bien desde sus respectivos partidos políticos o como activistas independientes. Todos estamos llamados a mantener esta cruzada contra la dictadura, que se ha convertido en una obligación ineludible, por la memoria de nuestros muertos, por la dignidad de nuestro pueblo y por la defensa del imperio de la justicia.