Como
todos los años por estas fechas recibí el mensaje del Presidente,
Severo Moto, para acompañarle en la tradicional comida de Navidad. Qué
duro es el exilio, pensé y más teniendo al alcance de la mano un
cambio que afectaría, directamente, a miles de personas. Entiendo el
exilio como la expresión viva de la injusticia y siempre he sentido
inclinación por apoyar proyectos civiles que demuestren que vivir
con Dignidad es posible.
Severo
Moto, al que tengo el honor de conocer desde hace muchos años, me ha
enseñado a ver más allá de los espejismos y a mantener la ilusión
a pesar de la hostilidad reinante. Un año más hemos quedado para
comer y aún careciendo de todo no nos ha faltado de nada. Nos hemos
encontrado y nos hemos abrazado. El bar donde solemos quedar me
recuerda a los escenarios de los relatos costumbristas españoles
sobre los exiliados en Francia o en otros países. El Vicepresidente,
Armengol Engonga, no pierde la ilusión y persevera en su optimismo.
Sabe, lo sabe muy bien, que los grupos funcionan cuando hay
liderazgo, buenos proyectos y equipo para ponerlos en marcha. El
binomio, Moto-Engonga, ha cumplido con creces la primera fase de esta
Operación que hará historia.
Guinea
Ecuatorial, ese pedacito de África que habla español y nada en
petróleo, es tema de conversación en una sobremesa animada y
colorista. Se habla de una democracia africana frente a la manera
occidental, de costumbres y estrategias de convivencia pero sobre
todo se piensa en la gente, en la sociedad que conforma esa República
fruto del abandono de la Metrópoli.
Severo
Moto es un ejemplo de cómo se pueden cambiar las cosas. Las
transiciones políticas son muy diferentes y dependen de factores que
se nos escapan. La transición española se sucede tras la muerte de
Franco mientras en Sudáfrica se pacta entre partes antes antagónicas
o el desastre de Yugoslavia o las primaveras árabes … cada
acontecimiento social tiene un coste.
Moto,
una vez más, nos ha recordado que se puede hacer política de muchas
maneras; que estar comiendo juntos, cuando estamos tan escasos de
recursos, se consigue a base de mucho esfuerzo y ha agradecido al
Vicepresidente, la incombustible capacidad de trabajo que tiene. En
sus palabras, el Presidente, ha reflejado que el tiempo está
consiguiendo que los equipos, la ideas y objetivos del Partido del
Progreso, sean cada vez más sólidos y eficaces. Moto ha dicho que
no duda de que se va a llegar a Guinea Ecuatorial y que el sentido
común se va a imponer, tarde o temprano. Los guineanos, ha
recordado, tienen la posibilidad de vivir infinitamente mejor que
ahora. La experiencia del Gobierno en el exilio, ha dicho Severo
Moto, nos ofrece la posibilidad de hacer cálculos,conjeturas y
pronósticos de una manera eficaz y muy práctica. Así, ahora, si
gobernara el Partido del Progreso se habrían notado cambios tan
espectaculares que serían incluso irritantes.
El
Gobierno en el exilio tiene planes concretos para construir y
levantar el país sumido en la corrupción y el crimen organizado. Un
nuevo concepto de sociedad, totalmente participativa y dueña de si
misma. Se armonizaría la vida residencial, las zonas productivas y
el privilegiado entorno natural. Se potenciarían los negocios y
actividades empresariales que hicieran crecer el país. Se le dotaría
de seguridad jurídica y empezaríamos a someternos a los estándares
más rigurosos en cuanto a sanidad y educación.
Guinea
Ecuatorial, ha comentado Moto, con la Democracia, pasará de ser un
nido de piratas a un paraíso de extraordinario atractivo.
Los
guineanos lo saben. Saben que quieren vivir mejor, ser considerados
como un país serio y respetados en el entorno internacional pero
para eso hace falta que los resortes del poder no estén en manos de
cleptómanos analfabetos e impertinentes.
En la
comida, de lo más variopinta, se han dado cita guineanos de todo
tipo y condición y como decía Armengol, en la variedad está el
gusto y lo más importante es que todos ellos son de un valor
incalculable para la construcción de la nueva Guinea Ecuatorial. Los
hay españoles, como yo, pero de origen guineano y que aportarían
todo su saber y su talento. Ingenieros, mecánicos, médicos,
abogados, maestros y hasta policías, funcionarios o militares.
Guinea Ecuatorial está muy dentro de España pero España mira para
otro lado.
Estos
españoles guineanos sienten la tierra y los colores de su bandera.
Obiang se deshizo de buena parte de ellos para rodearse de aduladores
mucho más lerdos que él, que ya es decir. Guinea Ecuatorial está
en manos de una banda que hace imposible cualquier cambio que
dignifique la vida de sus habitantes.
Algunos
guineoecuatorianos nos comentaban que hay un gran deseo de cambio en
el país. Que esperan a Moto y su partido y que abrirán los brazos a
los retornados, como no puede ser de otra manera. Moto insiste en que
la vida va a mejorar de forma extraordinaria y que habrá que
trabajar mucho para erradicar enfermedades como el paludismo o la
corrupción. Los jóvenes quieren aprender y trabajar en vez de huir
y jugarse la vida de manera gratuita. Está todo por hacer, se van a
gestionar con justicia los recursos públicos. El escenario es muy
prometedor y además, apuntaba el Presidente, podemos llegar a ser
una referencia para otros países. Así que no lo olviden, están
haciendo historia.