Creo que el periodismo es el arte de
contar lo que pasa. El periodista destaca el hecho, lo valora en
función de sus conocimientos, como un médico ante un enfermo y lo
cuenta de una manera que el que lo lea, vea o escuche, lo entienda
correctamente.
Cuando me he puesto a escribir sobre
Severo Moto, al que acompañé a una entrevista en una tele española,
me di cuenta de hasta que punto, los periodistas, estamos
manipulados, acorralados y controlados en España. Recuerdo, no se
me olvidará nunca, la llamada que recibí de un alto jerarca
español, del gobierno, ante una huelga o manifestación y que
reproduzco tal cual: “Bueno, supongo que tratarás la noticia con
cuidado y si no sale nada mejor ¿me has entendido? ...” yo, me
quedé de piedra y este prohombre de la libertad y la democracia me
lo explicó mejor: “mañana, ya lo sabes, firmamos el convenio de
publicidad con tu emisora”. Ya lo sabía y ese convenio
publicitario, de varios miles de euros, me salvaban la cuenta de
resultados del año y me servía para pagar sueldos y aún me quedaba
para pequeñas inversiones. Así que, con el dinero de los
contribuyentes, estos personajes juegan a ser grandes hombres de
negocios. En España no existe una ley de la publicidad y si caes
mal, te portas mal, escribes o publicas lo que no me gusta, te
asfixio y te dejo sin recursos hasta que desapareces sin dejar casi
huella. No hace falta asesinar como haría un sátrapa del tres al
cuarto, no, te mato de otra manera. Con Severo Moto, compañero
periodista y disidente político de Guinea Ecuatorial, hablábamos de
esto antes de su entrevista y de lo que había sufrido un amigo
común, Carlos … “Que buen hombre”, musitó Moto mientras
analizábamos como terminó muriendo, físicamente pues ya lo habían
matado políticamente. Carlos, era un político íntegro y ocupaba un
alto cargo en la Administración pero a diferencia de estos sicarios
que les da lo mismo servir a Tirios que a Troyanos, mientras les
paguen y les dejen enredar, este hombre era honesto ¿Cómo se acaba
con un hombre, con su carrera política, en lo que venimos llamando
una democracia? Pues, acusándolo de corrupto. Es como cuando la
izquierda franquista te llama “facha” para zanjar cualquier
discrepancia. Severo y yo íbamos hablando de estas cosas camino de
los estudios de TV, en Madrid.
Hace años que conozco a este hombre y
responsable político, Severo moto. Lo conoceré desde hace más de
una década y nuestro trata es cordial, de amistad y muy cercano.
Conozco a su familia y participo de sus ganas de construir una
sociedad más justa y más próspera. He conocido dirigentes en
España y en otros países europeos (hoy, cuando le enseñaba las
fotos a una amiga mía me recordó que el alcalde de Ginebra va a su
trabajo en metro o en bicicleta, según le de … jajajaja como aquí
o como en Guinea Ecuatorial, qué vergüenza) también hice
reportajes en África con motivo de los aniversarios de independencia
de muchos países y parece que se fueron los amos y dejaron los
perros. Ya es triste que los más ancianos recuerden como lo mejor la
época colonial y que sean los jóvenes, los manipulados o los que
viven a la sombra del dinero gubernamental los únicos que defiendan
que las cosas van mal por culpa del ¡¡¡¡ neocolonialismo!!!. Moto
es un personaje, yo lo sé porque voy con él, que no deja
indiferente a nadie. No es el típico dirigente a la africana que
conocemos. África cuenta con muchos valores pero fuera de sus
países donde es imposible competir ante tanta necedad. Severo Moto
ha sido capaz de articular un partido político en el exilio, El
Partido del Progreso, sin que nadie le facilitara nada, cruzando
campos minados y dando con sus huesos en las cárceles guineanas y
hasta cuatro meses en Navalcarnero, España. Nunca ha recibido una
ayuda a su actividad política más allá de la articulada por sus
colaboradores y amigos. Le han acusado de mercenario y golpista
cuando su preparación ética y profesional es completamente
distinta. Moto no es un Guardia Colonial como Obiang, es un
humanista. Moto no estudió en una Escuela militar, lo hizo en un
seminario. Moto no se graduó de sargento sino que se hizo maestro y
periodista. Ahí está la diferencia entre el déspota e irritante
dictador de Guinea Ecuatorial y la alternativa política, social y
económica que representa Severo Moto.
“¿Como acabaron con Carlos?” nos
preguntábamos mientras paseábamos por madrid .. y los dos sabíamos
la respuesta. “La técnica de estos corazones podridos es muy
sencilla...” murmuraba Severo “ si quieres acabar con un ser
humano honesto, acúsalo de corrupción y si es pacífico, envuelve
su historia en frustrados Golpes de Estado, tráfico de armas y
contratación de mercenarios … ya verás como se repite el mismo
mantra” me dice como resignado.
Severo Moto es el hombre menos ofensivo
que conozco. Moto es amigo de sus amigos. Cuando desapareció en
Croacia, yo fui llamado por el Vicepresidente, Armengol Engonga, que
organizó un gabinete de crisis. El asunto era muy complejo; el
Presidente había desaparecido y desde el Gobierno español y sus
terminales mediáticas y del Partido Socialista, nos apuntaban que lo
más probable, como si no tuvieran nada que ver, es que estuviera
muerto o que apareciera su cadáver en cualquier momento. Así de
claro. Al Vicepresidente le empujaban a que convocase una reunión de
urgencia y se posicionase como el nuevo Presidente del Partido del
Progreso ante la ausencia y desaparición de Moto a lo que, siempre,
se negó Armengol Engonga. Recuerdo como un periodista gubernamental
nos hizo llegar una borrosa fotografía de un hombre, tendido en un
camino, boca abajo y que decía que estaban esperando la confirmación
pero casi con toda seguridad se trataba de Severo Moto. En el Partido
todos hicieron un bloque y se negaron a dinamitar el proyecto
político que había construido Severo para desesperación de las
autoridades españolas. Hubo ofrecimientos de todo tipo y no
consiguieron doblegar al centenar largo de colaboradores del
disidente guineano.
Con el tiempo, Severo Moto apareció y
un destacado socialista llamó, creo que la conversación está
grabada en el teléfono del Vicepresidente, para decirle que “...
he de reconocer, Armengol, que habéis ganado”. Yo lo escuché pues
estaba con él en el coche precisamente esperando la llamada de
Severo desde donde lo tenían retenido. Todavía hoy, al igual que le
pasó a nuestro amigo Carlos, que fue exonerado y declarado inocente
de cualquier tipo de corrupción; nadie ha pedido perdón y nadie ha
sido juzgado por semejante tropelía. La persecución que se desató
en su contra, por parte del Gobierno español, todavía hoy la
estamos padeciendo a pesar de que los socialistas españoles viven su
peor crisis.
Severo Moto es un hombre de equipo, es
un director de proyectos y le gusta saber y encontrar soluciones que
hagan la vida más confortable al mayor número posible de personas.
Es un demócrata convencido y siempre lo ha dicho “Llegaré a ser
Presidente por el apoyo de mi pueblo y jamás lo haré pisando
charcos de sangre”. Estoy muy orgulloso de ser su amigo y me
encanta saber que aunque las cosas se pongan difíciles, no creo que
puedan ponerse más, ellos son cada día más fuertes, más
convencidos y una alternativa de lujo para un pueblo aplastado en su
dignidad y secuestrado por una banda de matones armados y apoyados
por la ex colonia, España.