domingo, 7 de julio de 2013

Severo Moto y la resistencia



Creo que el periodismo es el arte de contar lo que pasa. El periodista destaca el hecho, lo valora en función de sus conocimientos, como un médico ante un enfermo y lo cuenta de una manera que el que lo lea, vea o escuche, lo entienda correctamente.

Cuando me he puesto a escribir sobre Severo Moto, al que acompañé a una entrevista en una tele española, me di cuenta de hasta que punto, los periodistas, estamos manipulados, acorralados y controlados en España. Recuerdo, no se me olvidará nunca, la llamada que recibí de un alto jerarca español, del gobierno, ante una huelga o manifestación y que reproduzco tal cual: “Bueno, supongo que tratarás la noticia con cuidado y si no sale nada mejor ¿me has entendido? ...” yo, me quedé de piedra y este prohombre de la libertad y la democracia me lo explicó mejor: “mañana, ya lo sabes, firmamos el convenio de publicidad con tu emisora”. Ya lo sabía y ese convenio publicitario, de varios miles de euros, me salvaban la cuenta de resultados del año y me servía para pagar sueldos y aún me quedaba para pequeñas inversiones. Así que, con el dinero de los contribuyentes, estos personajes juegan a ser grandes hombres de negocios. En España no existe una ley de la publicidad y si caes mal, te portas mal, escribes o publicas lo que no me gusta, te asfixio y te dejo sin recursos hasta que desapareces sin dejar casi huella. No hace falta asesinar como haría un sátrapa del tres al cuarto, no, te mato de otra manera. Con Severo Moto, compañero periodista y disidente político de Guinea Ecuatorial, hablábamos de esto antes de su entrevista y de lo que había sufrido un amigo común, Carlos … “Que buen hombre”, musitó Moto mientras analizábamos como terminó muriendo, físicamente pues ya lo habían matado políticamente. Carlos, era un político íntegro y ocupaba un alto cargo en la Administración pero a diferencia de estos sicarios que les da lo mismo servir a Tirios que a Troyanos, mientras les paguen y les dejen enredar, este hombre era honesto ¿Cómo se acaba con un hombre, con su carrera política, en lo que venimos llamando una democracia? Pues, acusándolo de corrupto. Es como cuando la izquierda franquista te llama “facha” para zanjar cualquier discrepancia. Severo y yo íbamos hablando de estas cosas camino de los estudios de TV, en Madrid.




Hace años que conozco a este hombre y responsable político, Severo moto. Lo conoceré desde hace más de una década y nuestro trata es cordial, de amistad y muy cercano. Conozco a su familia y participo de sus ganas de construir una sociedad más justa y más próspera. He conocido dirigentes en España y en otros países europeos (hoy, cuando le enseñaba las fotos a una amiga mía me recordó que el alcalde de Ginebra va a su trabajo en metro o en bicicleta, según le de … jajajaja como aquí o como en Guinea Ecuatorial, qué vergüenza) también hice reportajes en África con motivo de los aniversarios de independencia de muchos países y parece que se fueron los amos y dejaron los perros. Ya es triste que los más ancianos recuerden como lo mejor la época colonial y que sean los jóvenes, los manipulados o los que viven a la sombra del dinero gubernamental los únicos que defiendan que las cosas van mal por culpa del ¡¡¡¡ neocolonialismo!!!. Moto es un personaje, yo lo sé porque voy con él, que no deja indiferente a nadie. No es el típico dirigente a la africana que conocemos. África cuenta con muchos valores pero fuera de sus países donde es imposible competir ante tanta necedad. Severo Moto ha sido capaz de articular un partido político en el exilio, El Partido del Progreso, sin que nadie le facilitara nada, cruzando campos minados y dando con sus huesos en las cárceles guineanas y hasta cuatro meses en Navalcarnero, España. Nunca ha recibido una ayuda a su actividad política más allá de la articulada por sus colaboradores y amigos. Le han acusado de mercenario y golpista cuando su preparación ética y profesional es completamente distinta. Moto no es un Guardia Colonial como Obiang, es un humanista. Moto no estudió en una Escuela militar, lo hizo en un seminario. Moto no se graduó de sargento sino que se hizo maestro y periodista. Ahí está la diferencia entre el déspota e irritante dictador de Guinea Ecuatorial y la alternativa política, social y económica que representa Severo Moto.




“¿Como acabaron con Carlos?” nos preguntábamos mientras paseábamos por madrid .. y los dos sabíamos la respuesta. “La técnica de estos corazones podridos es muy sencilla...” murmuraba Severo “ si quieres acabar con un ser humano honesto, acúsalo de corrupción y si es pacífico, envuelve su historia en frustrados Golpes de Estado, tráfico de armas y contratación de mercenarios … ya verás como se repite el mismo mantra” me dice como resignado.



Severo Moto es el hombre menos ofensivo que conozco. Moto es amigo de sus amigos. Cuando desapareció en Croacia, yo fui llamado por el Vicepresidente, Armengol Engonga, que organizó un gabinete de crisis. El asunto era muy complejo; el Presidente había desaparecido y desde el Gobierno español y sus terminales mediáticas y del Partido Socialista, nos apuntaban que lo más probable, como si no tuvieran nada que ver, es que estuviera muerto o que apareciera su cadáver en cualquier momento. Así de claro. Al Vicepresidente le empujaban a que convocase una reunión de urgencia y se posicionase como el nuevo Presidente del Partido del Progreso ante la ausencia y desaparición de Moto a lo que, siempre, se negó Armengol Engonga. Recuerdo como un periodista gubernamental nos hizo llegar una borrosa fotografía de un hombre, tendido en un camino, boca abajo y que decía que estaban esperando la confirmación pero casi con toda seguridad se trataba de Severo Moto. En el Partido todos hicieron un bloque y se negaron a dinamitar el proyecto político que había construido Severo para desesperación de las autoridades españolas. Hubo ofrecimientos de todo tipo y no consiguieron doblegar al centenar largo de colaboradores del disidente guineano.



Con el tiempo, Severo Moto apareció y un destacado socialista llamó, creo que la conversación está grabada en el teléfono del Vicepresidente, para decirle que “... he de reconocer, Armengol, que habéis ganado”. Yo lo escuché pues estaba con él en el coche precisamente esperando la llamada de Severo desde donde lo tenían retenido. Todavía hoy, al igual que le pasó a nuestro amigo Carlos, que fue exonerado y declarado inocente de cualquier tipo de corrupción; nadie ha pedido perdón y nadie ha sido juzgado por semejante tropelía. La persecución que se desató en su contra, por parte del Gobierno español, todavía hoy la estamos padeciendo a pesar de que los socialistas españoles viven su peor crisis.




Severo Moto es un hombre de equipo, es un director de proyectos y le gusta saber y encontrar soluciones que hagan la vida más confortable al mayor número posible de personas. Es un demócrata convencido y siempre lo ha dicho “Llegaré a ser Presidente por el apoyo de mi pueblo y jamás lo haré pisando charcos de sangre”. Estoy muy orgulloso de ser su amigo y me encanta saber que aunque las cosas se pongan difíciles, no creo que puedan ponerse más, ellos son cada día más fuertes, más convencidos y una alternativa de lujo para un pueblo aplastado en su dignidad y secuestrado por una banda de matones armados y apoyados por la ex colonia, España.