lunes, 13 de mayo de 2013

JOSÉ BONO: EL AGENTE DE TEODORO


Expresidente del Congreso y de Castilla-La Mancha

Periódico ABC,13-5-13
De Salobre (un pueblo de Albacete de apenas 600 habitantes) a Malabo (capital de Guinea Ecuatorial) hay 4.163 kilómetros. Ese es, a día de hoy, el periplo vital de José Bono Martínez, que si hace 62 años era «el hijo de Pepe el de la tienda» ahora es, según la oposición ecuatoguineana, el «agente de Teodoro», el decano de los dictadores africanos. La antigua colonia española descansa sobre un mar de petróleo, lo que la convierte en uno de los mayores productores de crudo del continente tras Nigeria y Angola.
El asunto es que, mientras los guineanos viven con dos dólares al día, el régimen se embolsa 6.000 millones al año. Nada tienen que ver, pues, las fatigas del medio millón de habitantes de aquella lejana Fernando Poo con la opulencia de Teordoro, su hijo Teodorín, su sobrino Melchor y su yerno Fausto, que si no fueran millonarios por nombre podrían entrar en el elenco de «Crónicas de un pueblo».
En Guinea, por tanto, entretiene su cesantía política José Bono después del abrupto final de su carrera en España. En el año 2000 vino a dar por terminada su etapa en Castilla-La Mancha y decidió «cruzar el Tajo». La jugada salió mal y su deseo de acabar en La Moncloa se esfumó en aquel Congreso del PSOE que perdió por un puñado de votos frente a Rodríguez Zapatero y que le apartó de la Presidencia del Gobierno. Ser ministro de Defensa y presidente de las Cortes fue un premio de consolación, muy a su gusto, eso sí, por la rimbombancia aneja al cargo.
Hombre de incesante locuacidad, presunto martillo de nacionalistas periféricos, populista de manual, verso suelto a tiempo parcial en el PSOE y oficialista cuando toca, Bono calla ahora sobre su «misión en Malabo», donde le coloca la oposición a Obiang, que lo tiene bastante más crudo que él.