domingo, 7 de abril de 2013

LOS DEMÓCRATAS NUNCA DEBEN FORMAR PARTE DE LOS JUEGOS ELECTORALES DE LOS DICTADORES


Por Juan Cuevas, Secretario de Formación del Partido del Progreso.

Ante la perspectiva de unas elecciones como las que ha convocado Obiang, amañadas y planificadas desde el principio para ser ganadas, todos los partidos opositores tendrían que rechazarlas y, bajo ningún concepto, bajar a la arena electoral. Así han actuado los partidos opositores a lo largo de la historia, en todos aquellos países en los que ha habido dictaduras: siempre han dejado a los dictadores solos con sus juegos electorales. No cabe duda de que en estos casos, la postura más patriótica y responsable es alejarse de ellos y no entrar en sus maniobras, para que de esta forma puedan quedar aislados internacionalmente. Así, en la España de Franco, no se les hubiera ocurrido a Felipe González, ni a Santiago Carrillo, ir de la mano del Caudillo en unas elecciones, ni mucho menos, aceptar un puesto de procurador -ese era el nombre de los diputados- en las Cortes Generales del régimen franquista. 

Don Severo Moto, refiriéndose  a las elecciones de la dictadura, ha comentado en muchas ocasiones, como por las presiones del gobierno español, un Obiang necesitado de la ayuda de España -aún no había aparecido el petróleo-, accedió a convocar unas elecciones (en 1995) medianamente limpias, tanto en la elaboración del censo, como en el desarrollo de los comicios; el resultado fue una perdida por goleada. Obiang pudo comprobar, como hasta en Ongohéte -su entorno más intimo- habían votado al Partido del Progreso. Lógicamente no entregó los ayuntamientos a sus legítimos vencedores y escarmentó para siempre: nunca más llevaría a cabo unas elecciones mínimamente limpias y, menos con la presencia del Partido del Progreso, al que ilegalizó de inmediato. En adelante, ya con el poderío económico que le supuso los cuantiosos ingresos del petróleo, le fue muy fácil comprar voluntades y ganar en todas las elecciones que convocaba por escandalosas mayorías.

Obiang ha tratado con mano de hierro a su pueblo -no en vano es general-dictador- y en todos los procesos electorales ha mandado a sus matones para que obligasen acudir a las urnas, después ya se encargarían ellos de manejar el voto convenientemente a su favor. Por este motivo, la peor bofetada que se le puede propinar a Obaing, sería que la gente se escaquease, o se escondiera en el bosque -como siempre ha recomendado Don Severo- para no aparecer por las urnas. Con unos colegios electorales desiertos, la opinión publica internacional advertiría un claro abandono al dictador por parte de su pueblo. Así ocurrió en las elecciones Generales de 1996. Al declinar finalmente su participación en aquellos comicios el Partido del Progreso y las recomendaciones de Don Severo Moto a la población no ir a votar en aquellas elecciones, la abstención alcanzó el 80 %. 

El denominado principal partido de la oposición en el interior, por su parte, ha preferido ir de la mano de Obiang en todas y cada una de sus elecciones. Y para explicar lo inexplicable, ha presentado siempre, muy hábilmente, una nueva trampa sofista, afirmando que era mejor estar presente tanto en la Asamblea, como en las elecciones, para así poder cambiar las cosas desde dentro. A estas alturas no hace falta ser muy listo para descubrir que los auténticos motivos han sido siempre la conveniencia de los dirigentes del Partido Socialista español, esos que visitaban frecuentemente a Obiang, de contar con un partido homologo, que mantuviera buenas relaciones con el dictador. Plácido ha caído en esta trampa y la mancha le ha quedado de por vida. Esta misma maniobra la han intentado, una y otra vez, algunos políticos españoles con Don Severo Moto, mediando ante Obiang para que éste le ofreciera un puesto de ministro, que Don Severo siempre rechazó. Acercarse al dictador, sentare a su mesa y participar en sus conciliábulos,  incapacita de por vida a cualquier opositor y le hace merecedor de la más dura sentencia por parte del pueblo guineano, cuya pena no es de banquillo ni de cárcel, pero si de descrédito y de deshonra. 

A Don Severo Moto no  le ha importado emprender siempre las acciones más arriesgadas en su lucha contra la dictadura de Obiang. Ha denunciado públicamente y sin paliativos todos y cada uno de los atropellos que el dictador ha cometido. Y lo más importante, nunca se ha doblegado ante él. Con la enorme capacidad de comprar voluntades que le ha dado el dinero robado a su pueblo, Obiang ha intentado siempre  atrapar a su principal enemigo, bien directamente, o a través de sus muchos y potentes lobbys en España. En primer lugar mediante la denigración, acusándole de autoritario y de golpista, o lanzando a otros opositores contra él. Y en segundo lugar, ya conocemos muy bien las abundantes y retorcidas trampas -en ocasiones mortales- con las que Obioang ha querido obsequiar al Presidente del Partido del Progreso. Sobre la persecución que ha tenido que soportar el Presidente del Partido del Progreso, copio directamente unos párrafos de un artículo de Fernando Abaga -prestigioso economista guineano y nada sospechoso de pertenencia al Partido del Progreso- dedicado a nuestro Presidente; ..."lo que no es historia es la insoportable odisea que ha debido suponer perder la escasísima libertad que poseen los guineanos que están en el punto de mira del Fundador, ya sea por la imposibilidad de llevar una vida normal y tranquila, ya sea por las limitaciones que impone la vida en el exilio.  Y encima, verse perseguido por el gobierno del país anfitrión es el clímax de las tribulaciones.  Mantener la lucidez, la calma y la ecuanimidad en tales circunstancias y durante tanto tiempo es una muestra clara de un fuerte espíritu patriótico y de sacrificio, una férrea voluntad de vivir y seguir adelante y un sólido deseo de hacer algo positivo por Guinea Ecuatorial. Muchos hubieran quebrado psicológicamente, pero, Severo Moto Nsa lo ha sobrevivido y ahí “está como nunca”.