Por Severo Matías MOTO NSA, Presiente del Partido del Progreso y Gobierno en el Exilio de Guinea Ecuatorial.
¡¡¡Bravo, jóvenes guineos!!!
Nos han llegado rumores (rumores que –seguro- se convertirán pronto en realidad) de que han sido detenidos, un grupo de jóvenes guineos que, habiéndose enterado del estrepitoso y deprimente fracaso de los Sullivanes-Obianges -otras malas hierbas, en la negra palangana de SIPOPO, donde querían “lavar la cara” de la dictadura, no han dudado en saltar a la calle para burlarse, reírse y mofarse del burdo teatro fracasado.
¡Los han detenido, las “valientes” Fuerzas de Seguridad de Obiang Nguema!
Las Fuerzas de Seguridad de Obiang Nguema, -sí, sí- esas que, cuando oyen sonar ruidos “raros” con sabor a invasión extranjera, en el Palacio Presidencial, salen echando p.d.s… para esconderse , con Manuel Nguema Mba y el propio Obiang Nguema, debajo de sus camas…; Pero cuando pillan a indefensos, pacíficos y desarmados guineanos, saltan sobre ellos como lobos, para hincarles sus colmillos llenos de sangre y carcoma; los detienen, torturan y hasta matan, en nombre de la “Superioridad” (que no es otra que el propio Obiang Nguema)
Tanto a los jóvenes guineos, encarcelados por las “muy valientes…” Fuerzas de Seguridad de Obiang Nguema” (¡¡Más de un extranjero, del llamado MEAO -Movimiento de Españoles Amigos de Obiang- lleva en su bolsillo las pistolas de la Seguridad Nacional de Obiang Nguema!!) como al mundo joven guineo que viene lanzando ahogados gritos de enfado y alguna que otra acción pacífica contra la dictadura, les debo (y creo que todo el pueblo guineo les debe) un profundo agradecimiento. Sus voces y gritos cada vez más sonoros, no solo cubren el vacío de los mayores y viejos, abatidos en la impotencia y el cansancio (o en el exilio) sino que sus gritos son la firme esperanza de que la antorcha y el relevo de las libertades, de la democracia y del desarrollo de Guinea Ecuatorial, no está ni apagada ni caído.
Desde la lejanía del exilio, resulta, cuando menos, imprudente, cuando no vergonzoso, alentar a los jóvenes guineos a aventurar su vida; sabiendo que sus solo gritos y enfados, por más pacíficos que sean, son respondidos, desde la “Superioridad”, desde esa “familia organizada en una magia criminal” con dentelladas, mordiscos y disparos mortales.
Solo me atrevo, desde la impotencia de la lejanía, del exilio y del confinamiento en que me hallo, en España, gritar con toda la potencia de mi voz: ¡¡¡BRAVO, JÓVENES GUINEOS!!!