miércoles, 14 de marzo de 2012

LA DISCRETA CRÍTICA ESPAÑOLA AL PREMIO DEL DICTADOR TEODORO OBIANG EN LA UNESCO





Severo Moto, en una intervención ante la prensa junto a otros líderes del opositor Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial. Foto de Ricardo Aznar.


Por Ana Camacho
La diplomacia española bajo las riendas del ministro García Margallo se ha situado en el frente de rechazo a la maniobra con que en la UNESCO, tras cuatro años de polémica, se ha acabado por aprobar un vergonzoso premio patrocinado por la tiranía del “dios de Guinea Ecuatorial”, Teodoro Obiang. ¿Un síntoma de cambio en la política de complicidad tradicional del PP y el PSOE con el abyecto dictador?




La crítica del embajador delegado permanente ante la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Ion de la Riva no fue tan tajante como la de Human Rights Watch y otras siete organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos que consideran que, con el decepcionante resultado de la votación, la UNESCO ha traicionado sus principios por los petrodólares que Obiang amasa saqueando las arcas del Estado.

El delegado español no llegó a decir como estas organizaciones que lo que debe de hacer la UNESCO es cancelar definitivamente el premio, por muy goloso que sea un galardón dotado con 3 millones de dólares cuyo objetivo es eclipsar un terrible historial en derechos humanos ligando el nombre del dictador al progreso de la ciencia; tampoco se adhirió a quienes lamentan que, al aprobarse el galardón, se han situado “los intereses del presidente Obiang por encima de los principios básicos de derechos humanos y buen gobierno” que son el motor de la agencia de la ONU.

Pero, al menos, De la Riva se mostró en desacuerdo con la triquiñuela con la que los partidarios del premio lograron hacer feliz a Obiang y que consiste en que el premio no lleve su nombre sino el de la ex colonia española: Premio UNESCO Guinea Ecuatorial en Ciencias de la Vida. Todo un giro, respecto a la entrega con que la diplomacia de Zapatero apoyó el galardón.

El diplomático manifestó incluso su “tristeza y preocupación” al considerar que el evento había marcado “un día difícil y triste para la UNESCO” pese a haberse evitado lo peor: que el galardón llevase el nombre de Obiang. En este sentido también marchó el comunicado emitido por UPyD, congratulándose porque la UNESCO se haya inclinado por el cambio de nombre.

Hay quien no comparte este alivio y optimismo: “El premio UNESCO-Obiang está asociado de manera irreversible con la represión y el alto nivel de corrupción que caracterizan al gobierno del presidente Obiang”, ha declarado sin medias tintas el arzobispo y premio Nobel surafricano, Desmond Tutu. Por lo tanto, añadió el carismático luchador contra el apartheid,“dar un nuevo nombre al premio no ofrece ninguna respuesta a estos señalamientos ni disipa las dudas sobre el origen de los fondos con los cuales se financia”.

O dicho con las palabras del líder opositor Severo Moto: “Se llame como se llame el premio, la UNESCO obrará con dinero robado al pueblo guineano, y a eso se le llama ser cómplice de un ladrón”.