martes, 22 de noviembre de 2011

Los amigos de Marugán




Una vez más, Adolfo Fernández Marugán, de los “Marugánes” de toda la vida… ya saben, sale para declamar su eterna y cansina cantinela: “Moto no es nuestro hombre” y hasta es capaz de agarrarse a una más que ridícula tontería con el único objetivo de desacreditar al Presidente del Gobierno en el exilio.


El Vicepresidente, Armengol Engonga, hombre templado y forjado en los muchos años de exilio y persecución, fundamentalmente por los socialistas, no quería que nadie hiciera el más mínimo comentario sobre las tontadas “maruganianas” que lejos de repercutir negativamente siempre actúa a favor de nuestra causa. Alguien dijo una vez: ¿Os imagináis a Marugán hablando bien de Moto?... las risotadas no se hicieron esperar. No, desde luego y esperamos que siga siendo así. Es normal que no le gustemos, tan normal como que a nosotros, tampoco, nos gusta un pelo este personaje. Será una cuestión de química.

Como en el cuento, Adolfo, no se fija en la luna que señala el sabio; este sujeto se fija en el dedo y claro, con tan cortas miras no entiende o no quiere entender la situación por la que estamos atravesando muchos exiliados gracias a las maniobras de un selecto club de amigos de Obiang, a los que Adolfo Fernández Marugán, defiende con vehemencia.

Unos representantes del pueblo español, con presupuestos públicos, información privilegiada y capacidad de gestión, trabajan en beneficio propio, apoyando a uno de los sátrapas más grotescos, criminal y siniestro de nuestro tiempo. Estos delegados del Gobierno de España: Miguel Ángel Moratinos, Juan José Laborda, Francisco Fernández Marugán, Íñigo Gorostiza y Carlos Berzosa; tenían, según nuestras fuentes, billete y todo un amplio programa de actividades para hacer, una vez más, de observadores internacionales en la consulta o referéndum que acaba de producirse en Guinea Ecuatorial. Obiang recompensa a sus amigos y unos y otros salen beneficiados mientras fomentan la miseria, el maltrato y la tragedia en nuestro país.

Severo Moto lo único que hace es denunciar esta farsa y pedir que cese este irritante apoyo a un tirano desde instancias parlamentarias, académicas, sociales o económicas de un país democrático como es España, algo que nunca entenderá nuestro crítico de cabecera.