jueves, 20 de octubre de 2011

LO QUE ESPERAN LOS GUINEANOS DEL PARTIDO DEL PROGRESO



                                   
Por Juan Cuevas.

Todo pueblo sabe advertir quién le tiraniza y quién le libera. El pueblo guineano es consciente de la desgracia que le ha traído el régimen dictatorial, podrido y asesino de Teodoro Obiang Nguema y teme que la situación se puede agravar, más aún, si éste consigue entronizar a su inepto y caprichoso hijo, Teodorín, para que dé continuidad a la dictadura, como si de un reinado se tratase. 

En los últimos días han estado apareciendo en este Confidencial, diferentes testimonios de la atroz persecución que está sufriendo el Partido del Progreso en el interior de Guinea Ecuatorial, su  prolongada ilegalización, la unánime saña con la que se trata a sus militantes y a su líder, Severo Moto. Todo esto tiene una explicación: el renovado compromiso del PP con la situación de opresión que padece el pueblo guineano. La dictadura siente  con qué ahínco  lucha este partido contra ella;  denunciando públicamente sus robos, sancionando sus arbitrariedades y dando a conocer sus asesinatos. También hemos denunciado el juego sucio y desleal de otros partidos y su actitud blanda, o de paños caliente, frente a la dictadura y esto, ni el dictador, ni estos partidos, están dispuestos  a perdonárselo.

Por otra parte, estamos  comprobando el estrepitoso fracaso de los partidos denominados de oposición interior "legal", dirigidos desde España por políticos españoles de izquierdas, amigos de Obiang. Son partidos de diseño, sin apenas implantación en la sociedad guineana y con intención de seguir mangoneando a los guineanos, a la espera de recibir la herencia de Obinag, quizá compartida  con el "lumbreras" de  su hijo, Teodorín. 

No es posible movilizar a la  sociedad guineana para que supere la dictadura e inicie un serio proceso de democratización, sin antes contar  con una fuerza política, nacida en el seno de la población y seriamente comprometida con la democratización de su pueblo. Ya hemos demostrado en infinidad de ocasiones, como en el Partido del Progreso se dan todas estas premisas para poder iniciar este proceso de transición. Y esa es la razón por la que, a pesar estar prohibido, perseguido y relegado en el interior de Guinea Ecuatorial, su mensaje sigue vivo entre los guineanos (¡¡El Partido del Progreso se lleva en el corazón¡¡), convertido en la única tabla de salvación, a la que, por todos los medios, se  quiere aferrar este pueblo.

Quizá muchos no conozcan a fondo el alcance de todas las acciones que ha venido diseñando en Gobierno en el Exilio, para transformar radicalmente la sociedad guineana en el post-Obiang. Creo que ha llegado el momento de exponerlas, al menos de forma esquemática, convencidos de que servirán para  renovar la esperanza a esa mayoría del pueblo guineano,  que se encuentra relegado y abandonado, por un gobierno que sólo atiende de caprichos millonarios, de favores a sus familiares, de privilegios al  entorno del PDGE y  enriquecer a los cientos de lobbys que intentan, en vano, legitimarlo internacionalmente.

El Partido del Progreso, con ideario  democrata-cristiano, aboga por la economía social de mercado, caracterizada por el favorecimiento de la capacidad emprendedora de de la iniciativa privada y su contribución a la economía del país. El enfoque de la economía para el PP, no encaja ni en el laisser-faire ni en la intromisión estatal. La función de gobierno para este partido es favorecer la estabilidad macroeconómica, desarrollar políticas fiscales y de bienestar que fomenten la independencia -no la dependencia-, dotar a los ciudadanos de los elementos necesarios para poder trabajar, merced a una mejora de la educación y de las infraestructuras, y de apoyo a la empresa, especialmente a aquellas que puedan poner en marcha los hombres y mujeres emprendedores, salidos de la sociedad guineana.

Aquí se encuentra condensada, en líneas generales, la política económico-social del Partido del Progreso, con la que quiere poner en marcha una sociedad moderna y competitiva, merced al esfuerzo personal y a la capacitación profesional de los guineanos, que estarán apoyados en todo momento por su gobierno. Como vemos, no son planteamientos económicos basados en la subvención o en la limosna, al modo en que operan la mayoría de las ONG´s en territorio africano, sino en la participación, en la iniciativa y en la competitividad. Así se mueven las sociedades modernas de nuestros días, y así han de moverse las sociedades que emergen a la democracia, y por supuesto, la guineana.  Por eso el fracaso estrepitoso en el desarrollo y democratización de la mayoría de los países africanos. La iniciativa privada, igual que la democracia, no se impone por ley, hay que creer en ella y poner las condiciones para que se de,  apoyándola con políticas de animación  socioculturales , socieducativas y socioeconómicas.  

No cabe duda, de que en los primeros momentos hay que poner en marcha políticas de ayuda a los más necesitado, es propio también del ideario democristiano, para que de alguna forma se pueda hacer justicia con los más débiles y sobre todo, para que puedan competir en igualdad de condiciones con los demás ciudadanos, y  evitar, en la medida de lo posible, que se creen bolsas de marginación entre la población. Pero, paralelamente debe de existir una labor de animación, que permita contar con la participación de toda la población,tanto en el proceso de transición a la democracia, como en el proceso de desarrollo del país, entendido este,  no sólo por los beneficios procedentes de la venta de las materias primas, sino también,   por la suma de la iniciativas económicas de los guineanos.                

En Africa la contribución de la mujer a la economía y a la sociedad en su conjunto, es de gran importancia. En Guinea Ecuatorial, su participación es vital. No se puede entender una sociedad dinámica y emprendedora sin la contribución de la mujer. Por este motivo, hemos diseñado políticas de choque, que eviten todas las trabas, jurídicas (si las hubiese), sociales y económicas para favorecer su incorporación a la vida social, política y económica del país.