martes, 16 de agosto de 2011

CARTA DESDE GUINEA ECUATORIAL(IIIº): A MI QUERIDO ESTUDIANTE GUINEANO EN ESPAÑA.

                                                       D. Severo Moto y D. Armengol Engonga, en una plaza de Madrid                                                                                                  


Mi querido estudiante:

En esta mi tercera carta, te contaré todos los pormenores del Macrojuicio, la farsa que montó Obiang para quitar de en medio a nuestro Líder.

Cuando los militantes del Partido del Progreso,( mujeres, hombres, jóvenes y ancianos) conseguimos  llevar a la sede del Partido para cumplir allí su arresto, la policía política de Obiang y sus esbiros, montaban guardia en la sede, permitiendo que sólo quedaran tres o cuatro militantes junato a D. Severo, a los demás nos amenazaron con encarcelarnos si nos acercábamos .  Así que los demás militantes que queríamos ser testigos por si se llevaban de nuevo a nuestro Líder, dormíamos en los alrededores de la calle Nigeria, sede del PP. El viernes vimos  aparecer por allí, en la puerta de la sede, al señor  "Cayo O Callo"uno de los grandes matones de Obiang Nguema, rugiendo(literalmente) como un león hambriento  de sangre. Como no pudo llevarle a su Jefe la presa (D. Severo), al otro día sábado (sobre las sies de la mañana), en la carretera del aeropuerto, encontró a Martín , un militante del PP que se apresuraba a llevar los plátanos que cultivaba al aeropuerto. Cayo O Callo lo apresó y lo degolló con un machete, le sacó el corazón, el cerebro, los testículos y otras vísceras y las introdujo en sus botas y el cuerpo quedó metido en el maletero del coche con las piernas fuera. Lo dejó después en el hospital amenazando de que no lo viera ningún familiar. Sus familias vieron la sangre en la carretera del aeropuerto cerca y ya no se pudo ocultar el crimen.

Pasado un mes del arresto de D. Severo (la policía seguía custodiando la sede), Nguema Obiang (el hermanísimo) llega a la sede con su policía política y un coche del ejército, hacen montar a D. Severo . La comitiva compuesta por diez soldados dos motos de escolta, haciendo funcional las sierenas y las luces, se dirigen al Cine Marfíl. La gente salía a la calle y los viandantes y coches dejaban el paso, pues creían que era la comitiva de Obiang. Allí durante cuatro días se celebraría el Macrojuicio, que el régimen había estado preparando desde su arresto domiciliario, en el que se le acusaba de injurias contra el Jefe del Estado, sedición, intento de golpe de estado y varias falsedades más. 

Cuando D. Severo bajó del coche se produjo una ovación cerrada de más de mil personas, que se agolpaban en la entrada, pues no cabían en las 325 butacas del Cine, después los que ocupaban los asientos comenzaron a aplaudir cuando D. Severo entró. El Presidente del Tribunal mandó callar a la multitud, bajo pena de arresto, manifestando que no estaban en un campo de fútbol. Habían encusado también a  diez militares y varios civiles, todos imputados (como cooperadores) de los mismos cargos. Fueron brutalmente torturados hasta el extremo, de que muchos no se tenían de pie, con los brazos medio rotos y arrastrando los pies. Norberto Nkuele, Secretario de Organización del PP, fue  torturado y Agapito Ona fue traído desde Bata, y después de una semana de torturas, le sacaron una declaración inculpatoria. 

Para poder montar una acusación de intento de golpe de estado algo verosímil, tuvieron que inculpar a unos pobres militares, que se preguntaban qué hacían en ese juicio, pues no tenían nada que ver con D. Severo. En el interrogatorio le preguntaron a cerca de las manifestaciones que hiciera D. Severo en Estados Unidos, acusando a Obiang de tráfico de drogas, él lo confirmó y manifestó que como líder de un partido y aspirante a Presidente, estaba obligado a denunciarlas.

Durante todo el tiempo del juicio, seguíamos concentrados frente al Cine Marfil y todos estábamos escuchando las noticias que nos venían de España a través de Radio Exterior de España, allí hablaba todos los días nuestro Vicepresidente Armengol Engonga y no dejaba de llamar a todas las autoridades españolas, desde el Rey hasta el último alto cargo del Gobierno, pidiendo la liberación de nuestro Presidente. Gracias a sus gestiones, el Nuncio del Papa vino directamente desde el aeropuerto a estar presente en el Juicio.Terminada la farsa de juicio D. Severo fue condenado y enviado a la cárcel. Todos temíamos su muerte segura. Pero fruto de las gestiones de Armengol Engonga en España, todos los embajadores, acreditados en Malabo llamaron directamente a Obiang para intervenir directamente y advertirle de las consecuencias que tendría para su régimen la muerte de D. Severo. De todas formas, nosotros nos temíamos lo peor, pues el historial de Black Beach
era para echarse a temblar.

Querido estudiante, de nuevo se me ha hecho muy tarde, en la próxima carta de te contaré como vivimos los militantes la prisión de D. Severo. Con todo cariño:

Ondo-Pe