domingo, 7 de agosto de 2011

CARTA DESDE GUINEA ECUATORIAL(IIº): A MI QUERIDO ESTUDIANTE GUINEANO EN ESPAÑA.


                                                                        
Mi querido estudiante:
En esta mi segunda carta desde Guinea, tal y como te prometí en la  primera, te cuento cómo vivimos los militantes del Partido del  Progreso aquellos acontecimientos: los intentos de asesinato de D. Severo, el encarcelamiento de nuestros militantes y el acoso contínuo a nuestra sede por parte de la policía de Obiang.

Una y otra vez nos iban advirtiendo de los planes siniestros que abrigaba el Dictador para nuestra organización. Por este motivo, unos cien militantes seguíamos durmiendo en la sede del Partido, en permanente guardia esperando la llegada, en cualquier momento,de los esbirros de Obiang. Así en el  verano de 1994, aproximadamente a las dos de la tarde, se produjo el asalto a la sede del Partido. Yo acababa de salir y cuando me entero volví a la sede y de nuevo  veo a la policía política  de Obiang recogiendo todos los archivos y papeles del Partido y deteniendo a los militantes que se encontraban allí..Todo quedó totalmente desmantelado, habían roto el mobiliario, tirado todos los archivadores y las estanterías con los libros por el suelo. En ese momento aparece el superministro del régimen, Ricardo Mangué y se lleva a D. Severo en su flamante mercedes, supongo que para convencerle a fin de que se sumara a Obiang. Ya muy entrada la noche sueltan a D. Severo y al ver el estado en que había quedado la sede, se  tiene que instalar en el Hotel Impala.

Recuerdo que aproximadamente, cinco días  después sueltan también a los militantes, todos habían sido torturados en los interrogatorios. Pasado ya el susto, nos pusimos a  marcha forzada a remodelar  la sede del Partido de nuevo, continuando  después con la actividad de este, ya de forma semiclandestina.

Una semana después y  sobre las siete de la tarde, la policía política se llevan de Nuevo a D. Severo, yo un joven bubi y M.M. le quisimos acompañar a la comisaría, por si le mataban que hubiese testigos,  llegados a esta, D. Severo dijo que me quedara en la puerta, junto con M.M., él y el joven bubi  pasaron a las dependencias. Allí en la comisaría ante los mismísimos hermanos de Obiang (Manuel Mba y Armengol Ondo Nguema) estuvo declarando hasta pasadas las 12 de la noche. En todo este tiempo no quiso probar bocada ni beber agua. En aquel largo interrogatorio, los hermanísimos iban y venían a la presidencia a informarle a Obian  del curso del interrogatorio, y éste le hacía tentadoras ofertas, ora 500 millones de FCFA, ora el puesto de Primer ministro. D. Severo rechazaba todas las propuestas, indicándoles que el había venido a participar en las elecciones y a contribuir a que Guinea fuera democrática.

Pasada la media noche nos soltaron y volvimos a la sede con D. Severo, sabíamos que cualquier día vendrían, ya  en serio directamente a matarlo. Pero íbamos perdiendo el miedo y no estábamos dispuestos a que lo matasen sin testigos , así que redoblamos la vigilancia haciendo turnos  de guardia noche y día. En pocos días nos avisaron  de que D. Severo corría de nuevo peligro porque se habían enterado que  el  Dictador había ordenado de inmediato su muerte y que esa noche nos cortarían el teléfono y la luz y nos detendrían a todos de nuevo. Todos éramos presa del miedo y nos salimos de la sede, yo me quedé fuera, un poco alejado, quería resistir al miedo y esperar a que D. Severo llegase de una reunión con los partidos de POC (Plataforma de Oposición Conjunta). En ese momento llegó D. Severo en un taxi,  me acerco y le advierto "en la sede no hay nadie, nos han avisado que vienen a por Vd., así que no vaya a la sede"  y él me contestó,  "¿y qué quieres que haga, si me matan es mejor que lo hagan en la sede". Entonces conseguí convencerlo para que se escondiera en un colegio religioso cercano (del que omito el nombre). Desde el colegio, D. Severo llamó al embajador Norteamericano para informarle, y este le aconsejó que volviera de nuevo a la sede, y que él haría gestiones para que no le detuviesen.

Sobre las siete de la tarde D. Severo ya estaba otra vez en la sede. Yo volví sobre las siete y media a ver si había alguien y me encontré con las puertas abiertas y D. Severo, junto con Clara (una militante ya fallecida que regentaba una tienda de bajo del edificio) y varios militantes más, que lo intentaban convencer para que se fuera a esconder. Tal como nos habían informaron, cuando cayó la noche nos cortaron el teléfono y la luz. Entre todos conseguimos convencer a D. Severo para que se escondiera, en la casa de un militante del Partido.

Durante el mes que permaneció escondido venían constantemente la policía política del régimen a preguntar por su paradero. Obiang había dado ordenes inmediata de que le asesinaran y para no ser inculpado se ausentaba del país y volvía una y otra vez a ver si le habían matado ya. 

El día 11 de Octubre (un día antes) España celebraba en el Centro Hispano-Guineano la fiesta de la Hispanidad y con este motivo invitaba a todas la autoridades. Allí ante el mismísimo Obiang y toda la cohorte de políticos nacionales y extranjeros, aparece D. Severo (el dictador ya lo creía huido de Guinea), todos quedaron estupefactos. A partir de ese momento la Fiscalía le montó un juicio ilegal, en el que se le imputaban injurias contra el Jefe des Estado, alteración del orden constitucional y preparación de un golpe de estado contra éste. Fue llevado al Palacio de Justicia, que estaba junto al restaurante Pizza Place, allí iban todos los norteamericanos a comer . Todos los militantes acampamos frente al palacio,junto al Bar, y cuando nos preguntaban los norteamericano qué hacíamos allí, contestábamos que estabámos reivindicando la libertad de nuestro Líder. Terminado aquel largo juicio,en el que el Juez dictó arresto domiciliario, y cuando iba a salir D. Severo, los esbirros de Obiang intentaron llevárselo para hacerlo desaparecer, más de trescientos militantes del Partido nos abalanzamos sobre ellos y conseguimos llevarnos nuestro Líder a la sede del Partido, donde tenía que cumplir el arresto domiciliario que le había impuesto el Juez.

Mi querido estudiante, ya me han dado las dos  de la madrugada y mañana tengo que trabajar. En mi próxima carta te seguiré contando como se desarrolló el Macrojuicio y cómo vivimos el encarcelamiento de D. Severo en la terrible cárcel de Black Beach.

Ondo-Pe