Guinea Ecuatorial es el único país de África donde se habla español, y ello a pesar de los esfuerzos del dictador, Teodoro Obiang Nguema, para lograr que pase al área de influencia del francés, e incluso del portugués, tal es su interés de escapar de la influencia de España en la ex colonia.
Sólo por lo mal que hicimos la descolonización, Guinea Ecuatorial merecería nuestra ayuda. Les abandonamos a su suerte, de hoy para mañana, dejándoles en manos de un hombre mentalmente inestable, de un loco, en definitiva, Francisco Macías Nguema.
Aún recuerdo las fotos de Fraga, todo ímpetu y fuerza, vestido con el ridículo uniforme de barquillero –del Movimiento Nacional-, dándoles la independencia –era 1968-, y aquí paz y luego gloria.
O la actuación del notario y abogado don Antonio García-Trevijano, asesorando jurídicamente al nuevo gobierno, y organizando negocios en Guinea, o, mejor dicho, con los dirigentes del nuevo país. Habiendo sido objeto de graves injurias y calumnias por parte de la prensa del régimen franquista, publicó un libro titulado “Toda la verdad. Mi intervención en Guinea”, (ediciones Dronde, Barcelona, 1977), explicando su actuación.
Y la excelente novela de don Manuel Legineche “La tribu”, que narra las peripecias de un grupo de periodistas españoles con ocasión del golpe de estado de Obiang contra su tío. Eran otros tiempos, cuando los verdaderos periodistas se desplazaban al lugar de los hechos, y no se documentaban por internet, en la comodidad de sus despachos, como hacen ahora la mayoría.
Por cierto, ¿alguien sabe si el Sargento don Venancio Miko sigue vivo? Es –o era- un militar guineano que en 1983 planeó asesinar al dictador Obiang cuando visitara el club nocturno –y no pongo el nombre vulgar por respeto a las trabajadoras del local- “Los enamorados”, cuando el mandatario lo visitase, ya que al parecer lo frecuentaba con frecuencia.
Descubierta la trama, el Sargento, que sabía que las Embajadas gozan de extraterritorialidad, acudió a refugiarse a la de España…, de donde fue vilmente entregado por el gobierno socialista de Felipe González al sátrapa, con la mediación del señor Morán, otro inefable ministro de asuntos exteriores, formado como Moratinos en Babilandia.
¿Cómo nos va a respetar ningún país si no nos hacemos respetar, ni nos respetamos a nosotros mismos? En lugar de enviar una Compañía de la COE, una Bandera de la Legión o los GEOS, mandamos al señor Morán… Si alguien sabe que pasó al final con el señor Miko, agradecería que nos lo dijese, pues lo desconozco, aunque me temo lo peor.
En resumen, quiero decir con esto que Guinea siempre ha seguido presente en nuestro imaginario colectivo, y que España tiene una deuda, una gran deuda, con esta nación a la que dejamos, literalmente, abandonada a su suerte.
Desgraciadamente, las nuevas generaciones, víctimas de la Lode, la Logse y demás normas educativas -no las llamo leyes para no enlodar el respeto que toda buena ley merece-, casi no saben ni donde está Guinea, ni, mucho menos, la deuda que tenemos con dicho estado. A ello contribuye, además del analfabetismo galopante de la mayoría de la juventud, el desconocimiento de nuestra historia más reciente y la existencia de hasta cuatro Guineas por el ancho mundo: Guinea Ecuatorial –nuestra ex colonia-, Guinea Bissau y Guinea, en África, y Nueva Guinea en Australia.
De cualquier forma, la política sistemática de alejamiento de España preconizada por los dos dictadores que ha tenido el país desde su independencia, tal vez para reafirmar su propia personalidad, tampoco ha contribuido mucho a estrechar relaciones.
Aunque España instaló allí un Centro Asociado de la UNED, posiblemente el único existente en África, lo cierto es que uno de sus directores, don Luis de la Rasilla Sánchez-Arjona, salió por piernas de Guinea, e incluso de la Uned, lo que no es extraño, teniendo en cuenta nuestra tradicional política de no querer enemistarnos con nadie…, y así nos va, en África y en todas partes.
Por cierto que don Luis escribió y divulgó un “Informe-denuncia -el título ya es significativo- al Congreso de los Diputados sobre la política española de cooperación con Guinea Ecuatorial”, siendo asimismo el promotor de la “Iniciativa Pacto de Madrid para la Democratización y el Autodesarrollo de Guinea Ecuatorial”.
Estoy seguro de que este informe-denuncia revelará muchos datos inquietantes. Tal vez nos explique como el actual dictador consiguió matricularse en la carrera de Derecho en la Uned (pese a no tener estudios que le habilitaran para ello), y como logro aprobar la práctica totalidad de la carrera, pese a lo cual el Claustro de Profesores de la Uned se negó a otorgarle el grado de licenciado, por las irregularidades que presentaba –y presenta- su expediente académico. Ignoro en que ha terminado todo esto, si es que ha finalizado, pero me gustaría saberlo. Espero que no sucediera como en la Academia General Militar de Zaragoza, donde se cuenta que el General Franco ordenó que se le aprobara, pese a lo cual terminó como el último de su promoción.
En resumen, tenemos una deuda con Guinea, y debemos pagarla. En primer lugar, no reconociendo como legítimo al gobierno dictatorial allí instalado, que roba –literalmente- los cuantiosos ingresos procedentes del petróleo, y tiene a la población malviviendo en la miseria, con graves carencias sanitarias, educativas, y, sobre todo, de libertad y seguridad, personal y colectiva.
Seguiremos hablando de Guinea Ecuatorial, si Dios nos da fuerzas para ello, y los “tonton macoutes” del dictador no lo impiden.
Ramiro GRAU MORANCHO
Jurista y escritor
ADENDA: No puedo olvidar las últimas cuatro personas asesinadas por el régimen del dictador Obiang, el día 21 de agosto pasado, ante la pasividad de la comunidad internacional y del Gobierno español, que miró para otro lado, y no vio nada. Fueron secuestrados en Camerún, previo soborno a la policía de aquel país para que hiciese la vista gorda y llevados a Guinea donde fueron “juzgados” –es un decir- por un tribunal militar, defendidos por militares, sin darles la posibilidad de nombrar abogados civiles. Sus propios abogados “defensores” pidieron para ellos la pena de muerte…
Previamente fueron torturados en la siniestra prisión de Black Beach, una de las peores del mundo, según Amnistía Internacional, y el dictador-asesino dio orden de ejecutarles sin dejarles apelar, es decir sin que la “sentencia” fuera firme al menos formalmente, y sin que pudieran despedirse de sus familiares. Todo muy humanitario, como vemos.
La guardia marroquí de Obiang –de tal palo tal astilla- fue la encargada del secuestro en Camerún, y, posiblemente, de sus torturas.
Tanto el tirano de Marruecos como el de Guinea son amigos de Zapatero y su gobierno, especialmente de Moratinos, la incompetencia en persona.
Esperando que sean las últimas víctimas inocentes de Obiang, estos son sus cargos y nombres, como homenaje a sus personas:
- Capitán don José Abeso Nsué.
- Teniente de fragata don Manuel Ndong Asumu.
- Empleado de aduanas don Jacinto Micha Obiang, y
- Alipio Ndong Asumu
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¿Nuestro país debe seguir manteniendo relaciones con el dictador Obiang, o deberíamos reconocer como tal al gobierno en el exilio, temporalmente residente en España?
Fuente:
http://www.aragonliberal.es/noticias/noticia.asp?notid=42281&menu=3