Lamentablemente este es el horizonte que tenemos los “exiliados” que no contamos con la “simpatía” de los socialistas españoles.
Libertad Digital. R. Vilas
Llegaron a España desterrados directamente de las terribles cárceles de la dictadura de los Castro, con importantes secuelas físicas y psicológicas después de haber estado recluidos siete años y el Gobierno de Zapatero les niega la condición de asilados y refugiados políticos. Además quieren obligarles –dentro del apaño entre Moratinos y los Castro– a toda costa a dispersarse por España, contra su voluntad, para que Madrid no se convierta en una referencia de la disidencia anticastrista.
Ante esto la respuesta de María Jesús Arsuaga en declaraciones a El Confidencial, presidenta de la llamada Comisión Española de Ayuda al Refugiado –organización que junto a la Cruz Roja y Asociación Comisión Católica Española de Migración se encarga, con fondos públicos, de su alojamiento y manutención en un modestísimo albergue de un polígono industrial de Vallecas en Madrid– es presentarlos como unos caprichosos que "se quejan de vicio". Arsuaga llega a decir, sin sonrojarse, que este albergue destinado a inmigrantes sin recursos –sin apenas ventilación, con baños compartidos, aislado en un polígono industrial...– sería "un lujo para muchos españoles" porque "disponen de todas las condiciones básicas para vivir: comida, cama, medicamentos, habitaciones, agua". En estas "lujosas habitaciones" conviven con sus enteras y "encima se quejan" dice Arsuaga.
Esta señora que preside una organización se dedica a ayudar a los refugiados utiliza un tono amenazante para directamente mandarles callar: "Dejad de quejaros. El tiempo pasa, y no os vamos a mantener toda la vida. Así que salid a buscar trabajo si queréis seguir aquí". Una virulencia que Arsuaga no emplea para valorar la negativa del Gobierno a concederles asilo y reconocer su condición de refugiados políticos. Es más, ni siquiera se pronuncia, se limita a decir a que es el Gobierno el que debe decidir "cuál es el estatus de los que están aquí".
De los 20 disidentes que han llegado a Madrid, seis ya han sido trasladados a Málaga, Cullera (Valencia), Gijón (Asturias) y Sigüenza (Guadalara).