lunes, 17 de mayo de 2010

¿SE ARREPENTIRÁN LOS LÍDERES, MILITANTES Y PARTIDOS QUE SE ENTREGAN HOY A OBIANG?


En el “post-Obiang” que viene

Por Severo-Matías Moto Nsa.



No es tarea fácil, eso de hacer política, en ninguna parte del mundo. Sobre todo, desde que el propio doble término griego “polis-tiké” fué condensado en un solo término: “Política”. En el fondo, la rápida y fácil condensación de los dos términos ha hecho que cada uno de ellos se depreciara, gracias al terrible poder de la “ley del mínimo esfuerzo” que, con tanta facilidad y consenso social, sufren los términos, (¡hasta los más sublimes!) sobre todo en su más depurada y genuina acepción original, y en sus más finos pespuntes.


Si el término griego, “polis”, significa “ciudad”, o -por extensión- ciudadanía; y el término, igualmente griego, “tiké”, significa “arte”, estén concentrados los dos términos en uno, o utilizados separadamente, tienen como significado final, ineludiblemente, el de “el arte de la ciudad o de la ciudadanía”. Tanto como decir que “Hacer política” es: “Tratar a la ciudadanía con arte. Y “arte”, en su genuino origen, será siempre una expresión de belleza. Cosa muy difícil de encontrar hoy en el hacer político en general…


Es cierto que en la condensación de los dos términos griegos en uno, la acepción de “tiké” (arte) es, con toda evidencia, la que más ramificaciones y por tanto más usos alternativos ha creado y ocasionado. (En eso, El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, sagrado y sedante “Sésamo ábrete” en el que nos inspiramos los hisp

anohablantes, es, como no podía ser de otra forma, muy esclarecedora y limpia…)
Como en todo, los griegos, manantial de sabiduría y ciencia, de la que tan hábil y rápidamente bebieron los latinos y luego otras lenguas, supieron rodear a la palabra “poli –tiké” de otras como “democracia”, en griego: “demos” (pueblo), y “cratos” (gobierno) Algo así como la participación del pueblo en el arte de hacer la ciudadanía. Frente a estos términos (política y democracia), los griegos y latinos, de quienes han bebido tantas lenguas, no dudaron en señalar con palabras claras, todo lo que podía viciar el sentido de las dos palabras polis y tiké, apartándolas viciosamente del necesario complemento de “demos-cratos”. Así señalaron palabras como “dictador” (latín), Tiranía (griego), oligarquía (griego), nepotismo (griego) cleptocracia (griego)


Invito a los lectores a que se molesten en mirar el Diccionario de la Real Academia Española, (que para eso está) y encontrar los significados de estas últimas palabras. Si alguna de ellas no coincide con el gobierno que actualmente se mueve en Guinea Ecuatorial, invito igualmente a no volver a leer mis artículos. ¡¡Cómo se puede prescindir tan fácilmente de un término tan bello como “Demo-cracia” para llenarse de tanto barro y podredumbre como significan estos otros términos!!


ARTIMAÑAS, EN VEZ DE “ARTE”

He dicho que no es fácil, eso de hacer política en Guinea Ecuatorial; ni en ninguna parte. Porque la dimensión de “tiké” que tiene la palabra “polí-tica” ha perdido casi de forma absoluta y universal su más bella y respetable acepción y significado de “arte” como “belleza” (R.A.E.)


Y el “arte” (tiké) aplicada a la ciudadanía (“polís”), es evidente que solo cabe encontrarse en manos de muy pocos y muy escogidos. No todos somos artistas dignos de admiración y de contemplación satisfactoria y agradable de nuestras obras. Hoy, veintiún siglos después de Cristo, cuya vida, incluso su muerte, y sobre todo su resurrección, fue la culminación del arte, muy pocos estamos listos y dispuestos a hacer polí-tica, como tal arte. No va, por tanto, mi análisis y crítica solo contra la debacle que sufre Guinea Ecuatorial en manos de Obiang Nguema (a quien es demasiado exigir que se mire en el espejo de tantos términos griegos y latinos…); sino también a sus sesudos y avezados asesores externos, que de la limpia palabra “arte” han sacado y solo manejan “las artes” y “artimañas” para viciar la política.
¿UNA CADENA DE PAISES DEMOCRATICOS EN AFRICA?.


Tengo que confesar mi profunda debilidad y veneración por aquellos países que, como, por ejemplo, ALEMANIA, tras la vorágine de la guerra mundial que la condujo a la reducción y casi a la reclusión, decidieron elegir y apostar por hacer “polí-tica” en su genuina acepción de “tratar a la ciudadanía con arte”; en este caso, optaron por el arte de la “Democracia Cristiana”. Poquísimos países como ALEMANIA son tan estables y de tan profundas raíces democráticas. Agarrados a la Democracia y bebiendo de las fuentes del Humanismo Cristiano.


No tengo menos debilidad y admiración por países (imperios), como los ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA que, no solo han apostado por la mejor acepción de la palabra “tiké”, para hacer polí-tica, desplegada en la decisiva apuesta por la “demo-cracia”; sino que -como aseguran-se proponen extender la “poli-tiké” demo-crática, al mundo.


Afortunadamente y con una gran satisfacción, tengo que reconocer mi debilidad por algún país africano (Nigeria, Ghana, Guinea Konacry…) de algunos de cuyos líderes o prohombres hemos oído el deseo y propósito de promover una cadena de países democráticos en África, espoleados y animados por un líder afroamericano, Barack H. Obama, situado en el emporio de la democracia mundial.


Tengo que confesar con absoluta sinceridad, que la única fuerza que me impulsó a “ejercer la polí-tica (Polis-Tiké) en Guinea Ecuatorial, fue cuando vi que en mi país, en mi pueblo, (tras ser sometido a la “descolonización”), la ciudadanía era engullida por la peor de las acepciones de la palabra “polí-tica”. “¡LA POLITICA –repiten, una y otra vez, en mi país- ES VIDA O MUERTE!”. Y durante 42 años, los dirigentes de la política han olvidado y postergado la palabra “vida”, a la hora de hacer política. La ciudadanía, por su parte, se ha acostumbrado a ver en la política, solo la muerte.


OPOSICION GUINEANA, A LA DERIVA.

Yo llegué a Guinea Ecuatorial el 2 de mayo de 1.992. Había puesto fin a mis estudios. Dos carreras (Magisterio y Periodismo); y media (siete años, de los 14, de seminario claretiano) Mi tiempo estaba dedicado a hacer política y desplegar como fresco aire sedante en la sociedad guineo ecuatoriana, la doctrina del Partido del Progreso. Sabía que mi obligación era hacer política como “arte” de servicio a mi país y a mi pueblo. Quizás lo que más llamó la atención a propios (militantes) como a extraños (observadores y detractores) fue la inmediatez con la que proclamamos la guerra contra la MENTIRA. Guerra a la mentira que constituía el paso siguiente a la proclamación de la ideología (¡Oigo que en África no caben las ideologías…!) demócrata Cristiana (centro).


Vi, con muy agradable sorpresa, cómo nacían y se multiplicaban en el país, como auténticos hongos, los partidos políticos de “oposición al régimen” de Obiang Nguema. Con tanta y tan agradable sorpresa vi ese nacer de partidos de “oposición”, que no dudamos, el Partido del Progreso, en ayudar y apoyar decisivamente a líderes y partidos que se mostraban claramente deficientes, en recursos humanos; conscientes de que el arte de hacer “polí-tica” necesitaba, el inevitable complemento de la multiplicidad “democrática”.


Hoy, escasos años después, me veo obligado a confesar mi terrible decepción y desengaño, cuando recibo las tristes noticias de personalidades, personajes y personas que parecen haber abierto la desbandada hacia el abrazo mortal, precisamente con la que es la razón de su existencia como “oposición política”: el PDGE de Obiang Nguema.


La evidencia cae por su propio peso, para tristeza de todos nosotros: La MENTIRA, contra la que, de forma prístina, declaramos la guerra, ha sido, sin embargo, la base de todo el entramado de partidos y de políticos de “oposición” que nacieron en el año 1.992, en Guinea Ecuatorial.


Pero el futuro es implacable. El futuro no tiene freno. El futuro es un espejo en el que todos encontraremos reflejado nuestro pasado. Y ese futuro, evidentemente traerá el mensaje ineludible de la actividad polí-tica, en demo-cracia, y en pluralismo de opciones políticas o ideológicas. ¡Irrenunciable!


La gran duda y pregunta, ante tanta despresurización de los partidos y líderes de “oposición” escorados y vendidos al régimen de Obiang Nguema, es, (ya que se marchan todos hoy), en el inevitable post- Obiang que se avecina ¿Con quién nos vamos a jugar los cuartos de la actividad polí-tica demo-crática, en pluralidad? ¿Serán estos fugitivos capaces de reciclarse, regenerarse y lidiar el toro de la “poli-tiké” “demo-crática”? ¿Podremos contar con ellos, a la hora de la verdad, como Obiang cuenta con ellos, a la hora de la MENTIRA?


Los líderes políticos de la oposición guineana, y sus partidos, han expresado con sobrada y, quizás, innecesaria y hasta hiriente claridad, al pueblo guineano, que no es fácil hacer política en Guinea Ecuatorial (y en pocos países…) desde los limpios postulados de las dos palabras griegas: “Polis”-“Tiké”. Han renuncia al ARTE, y al PUEBLO. No es esta, una noticia cualquiera. Está cargada de tintes dramáticos y trágicos, si de verdad, creemos que Guinea Ecuatorial debe considerarse un país, una nación, un pueblo.


Invito al Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (“felizmente” prohibido o “ilegalizado” por el caduco y moribundo régimen de Obiang Nguema) que cada día que pasa amarren en su corazón silencioso, al Partido del Progreso y a la Democracia Cristiana que lo adorna. Llegan, pronto, los tiempos de hacer política con arte, que es nuestra lección aprendida.