jueves, 15 de abril de 2010

Las rutas de un “narcoestado”


Es tan poderoso el avance del narcotráfico en el mundo que un país tan ignorado y poco conocido por muchos latinoamericanos como Guinea Bissau, ubicado en el corazón de África occidental, se ha convertido en uno de los enclaves más estratégicos de las nuevas rutas del narcotráfico que se mueve de Latinoamérica hacia los mercados de África y Europa. De acuerdo con los informes de la Oficina de la lucha contra las drogas y el delito de la ONU, más del 27% de la cocaína que se consume en Europa llega de Latinoamérica, a través de países como Guinea Bissau, Senegal, Guinea Ecuatorial, Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil, Burkina Faso, Togo y Benín. Países que sirven de punto de tránsito en el triángulo del comercio ilícito de las drogas entre los tres continentes.

Se señala que Guinea Bissau, por su localización geográfica y por la ausencia de sistemas de vigilancia y control en las islas que tiene en el océano Atlántico, se ha transformado en uno de los más importantes paraísos del narcotráfico latinoamericano en África. Informes que también coinciden con los últimos elaborados por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes del mismo organismo indican que gran parte de la cocaína colombiana que se exporta a África pasa por las nuevas rutas abiertas desde Venezuela.

Guinea Bissau es un país con un territorio un poco más extenso que el departamento de Nariño y con una población de aproximadamente 1,600,000 millones de habitantes, desde su independencia ha sufrido una profunda inestabilidad política y un grave desbarajuste institucional como consecuencia de los altos índices desigualdades sociales, los frecuentes golpes de Estado, las rebeliones militares, los fusilamientos de militares y líderes políticos y, por ende, los asesinatos de jefes de Estado y altos mandos militares.

La historia política de esta nación que el próximo 10 de septiembre celebra 36 años de independencia ha sido trágica por altos niveles de pobreza y la danza de presidentes derrocados y gobiernos fallidos. Efecto, durante dos décadas soportó una brutal dictadura y solo en 1994, 20 años después de su independencia se realizaron las primeras elecciones libres. Es una nación en que la palabra elecciones libres solamente ha tenido el nombre, porque debido a las deficiencias del sistema electoral los fraudes han sido el denominador común en los comicios desde 1994 en adelante, irregularidades que han desencadenado en levantamientos militares.

Entre los años 80 del siglo pasado y la primera década de este siglo han sido asesinados varios presidentes y fusilados una docena de líderes políticos y militares, acusados de conspirar contra los mandatarios de turno, el último intento de derrocar a un jefe de Gobierno ocurrió en Semana Santa, cuando un comando militar atacó la residencia privada del Primer Ministro, Gomes Junior. El experto en asuntos africanos Georalberth Oliver, asegura que en Guinea Bissau, las Fuerzas Armadas son instrumentos claves de presiones para las reconfiguraciones de las hegemonías políticas ya que el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Militares tiene tanta influencia y poder como el que tiene presidente de la República, lo que hace evidentes las tensiones entre los presidentes y los militares.

De manera que las alianzas entre los militares y determinados líderes políticos han sido vitales para la constitución o desarticulación del sistema político y, ahora han entrado a terciar ese ámbito los narcotraficantes. Por eso son frecuentes los escándalos y los señalamientos sobre los vínculos de líderes políticos y altos mandos militares con los carteles latinoamericanos y africanos.

En opinión de Antonio María Costa, director ejecutivo de la Oficina de lucha contra las drogas y el delito de la ONU, "los carteles de las drogas no solo compran propiedades inmobiliarias, bancos y empresas, también compran partidos, candidatos y elecciones y, desde luego han puesto a las instituciones del Estado a su servicio". En conclusión, Guinea Bissau es un país, en donde más de la mitad de su renta nacional proviene de fondos de ayudas internacionales y con un sistema judicial inoperante y corrupto se ha transformado en una especie de "narcoestado" dominado por los carteles del narcotráfico.