martes, 10 de noviembre de 2009

Obiang y Micó. Elecciones a la "Ecuatorguineana"


Elecciones en Guinea Ecuatorial.

¿OBIANG NGUEMA, JEFE DE ESTADO (¡por c..!); PLÁCIDO MICO, PRIMER MINISTRO (¡por h...!)?

Severo-Matías Moto Nsa

I.- La primeras elecciones legislativas celebradas en Guinea Ecuatorial, el 25 de Febrero de 1.993, a propósito de lo que el dictador, presumido, Obiang Nguema denominó “ENSAYO DEMOCRÁTICO A LA EQUATORGUINEANA…”, estaban saliendo de la fuerte tensión y abatimiento que la masiva abstención popular (80%) solicitada por mí, en nombre del Partido del Progreso, había causado en el régimen fraudulento implantado en Guinea Ecuatorial.

Las elecciones municipales del año 1.995, se estaban preparando en el país, en un ambiente en que por decisión popular, la oposición democrática se aprestaba a elaborar, para las municipales, una lista única de la P.O.C. De una POC que todavía se turnaba la coordinación general por partidos integrantes y por semana; pero que la población y las mismas circunstancias exigían que se “institucionalizara” de una vez, con una dirección claramente articulada en cargos y responsabilidades definidas. Una P.O.C. que tuviera estatutos y un mínimo reglamento interno por el que regirse. El nudo gordiano de este nuevo proyecto se centraba en la imposibilidad manifiesta de la oposición para celebrar una reunión de alto nivel, decisiva, donde se eligiera a un Coordinador General, un Secretario General, un Secretario de Finanzas ó Cajero, y los tres o cinco Vocales o cargos de responsabilidad.

De todos modos el plan de “institucionalizar” la P.O.C., era una exigencias tan obligada por la población, como asumida por los partidos integrantes. A fuer de ser sinceros, la verdadera dificultad para celebrar una reunión cumbre y elegir a un Coordinador General y al resto de cargos, estaba en que, por una parte, los grupos o partidos que se sentían en inferioridad de condiciones (leve peso de liderazgo, escasez de militancia y restringida popularidad, no se lanzaban a promover tal reunión, seguros de su escaso reconocimiento; y los partidos que se sentían sobrados de liderazgo, abultados de militancia, y de abrumador olor de multitudes, se movían en la reserva y cuidado de no mostrarse prepotentes y recibir, por ello, las protestas de otros. No había acuerdo ni por parte de un grupo, ni de otro, para celebrar la tan exigida e inaplazable reunión.

II.- No hacía falta ser demasiado sabio, ni inteligente, ni de grandes vuelos políticos, para saber que era obligación de los partidos fuertes o grandes, provocar esa reunión; con una evidente e imprescindible condición para el éxito: ser convocante, pero no ser candidato a la suprema dirección de la P.O.C. institucionalizada.

El Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (PP), que desde el comienzo del “Ensayo democrático a la equatorguineana” de Obiang Nguema, se había significado por una inusitada generosidad política, que le había llevado hasta ceder militantes y simpatizantes para favorecer firmas y ayudar a legalizar a otros partidos como, muy concretamente, el CPDS…, me autorizó para que convocara la tan difícil reunión cumbre, cediendo el derecho del PP a ser candidato a la Coordinación general. Así lo hicimos; y cedimos el “poder” de la P.O.C., como se verá, al CPDS. Los socialistas españoles no paraban de pedirnos que apoyáramos a sus “jóvenes” amigos. Cabían todos en un taxi, la verdad sea dicha…

III.- El año 1.994 estaba llegando a su fin, y las elecciones municipales de 1.995 habían comenzado a anunciarse con la acostumbrada reserva, miedo y cobardía del régimen a convocar, dignamente y a tiempo legal, las elecciones. El clima electoral parecía increíblemente sereno. Hasta se percibía el propósito de Obiang Nguema y del régimen de tomar el toro por los cuernos y ensayar un mínimun de “fair play” (juego limpio). Las posibilidades de que la P.O.C., ya institucionalizada, se presentara en lista única eran vehementemente inevitables. Lo cual pronosticaba una victoria incontestable de la Plataforma de Oposición Conjunta. Pero esta posible victoria de la oposición, dejaba ver muy claramente la inquietud, zozobra y desazón de Obiang Nguema y su régimen. La abstención popular (80%) de las anteriores elecciones legislativas, dejaron muy claro a Obiang Nguema y su régimen que la población guineoecuatoriana (no sé, la “equatorguineana” de Obiang Nguema) no se andaba con bromitas en eso de elecciones “libres”. Quizás por eso, y por las evidentes presiones de la comunidad internacional, tan cercana entonces, o porque las creyeran de menos calado político y social, Obiang Nguema y su régimen tuvieron que ensayar unas elecciones municipales cargadas de un sensible tufo de libertad. Y, como se verá, ¡las perdió, naturalmente!

2.- ESPAÑA Y LA COMUNIDAD INTERNACIONAL, EN MEDIO.-

IV.- El proceso de democratización de Guinea Ecuatorial motejado por Obiang Nguema como “Ensayo democrático a la equatorguineana”, vino impuesto por una decisión o acuerdo parlamentario de la Unión Europea, a propuesta del Gobierno español, cuyo Director General para África del Ministerio de Asuntos Exteriores, Don Fernando Villalonga, presentó en el Parlamento europeo el asunto de Guinea Ecuatorial, formándose un grupo de trabajo, “ad hoc” en el Parlamento Europeo; el proyecto fue aprobado por la Comisión de Exteriores del Parlamento Europeo, siendo objeto de una resolución final suscrita por todos los grupos parlamentarios europeos. España, (¡aquella España!), lograba hacer de la tragedia de Guinea Ecuatorial, causa común para el Parlamento Europeo. Era todo un ensayo español de abrir las compuertas de la “materia reservada” bajo la que tiene atrapada a Guinea Ecuatorial y a los guineanos... No viene al caso explicar aquí la parte de protagonismo que tuvo el Partido del Progreso, a la hora de forjar este consenso europeo sobre el caso de Guinea Ecuatorial.

Aquellos eran los tiempos (1.988-89) en que la caída del muro de Berlín parecía desmontar muchos de los esquemas de la cooperación europea con África; y las libertades fundamentales, derechos humanos y democracia pasaban a ser un condicionante a imponer a los países de África, Caribe y Pacífico, para una cooperación mínimamente digna, elegante y fructífera para todos.

Eran los tiempos de otra España. La España de Don Felipe González, quien antes de visitar oficialmente Angola, (finales de 1.991), encaró el viejo reto y la vieja asignatura pendiente de Guinea Ecuatorial. Se encontró con Obiang Nguema; le trasladó el menaje de la salida institucional que nosotros, la oposición le confiamos, para Obiang Nguema. (¡Oh tiempos de Don Pepe PONS, en la Moncloa!...); El Presidente Don Felipe González le prometió a Obiang que se reuniría con la oposición guineana en España. Y a su regreso a España, Don Felipe González (¡qué grandeza en lo “pequeño”!) nos recibió y dejó testimonio claro y firme de su propósito de “jugar limpio” en el desastre de Guinea Ecuatorial. (Las malas lenguas aseguran que, con la aparición del primer chorro de petróleo en manos de Obiang Nguema, este, en vez de aceptar el dinero que le ofrecía España, (¡aquella España!) para una digna retirada, a tiempo, empezó a ser Obiang Nguema el que ofrecía dinero de corrupción, a espuertas, para que no le “molestaran” en su poder…) Y, ante el “poderoso señor, don dinero”,(Dicen que Obiang Nguema tiene acumulados en algun banco 6.000 millones de dólares)el proceso de transición democrática de Guinea Ecuatorial, tan esperado por el pueblo guineano, se afianzó en la versión de Obiang Nguema. Se convirtió en un eterno y muerto “ensayo democrático a la equatorguineana”. Ni siquiera "a la africana", como les encanta decir en las cancillerías europeas

Al terrible y casi terrorista grito de: “¡¡¡No molestéis a Obiang Nguema!!!”, grito que, salido de los labios y garganta de, entre otros españoles, un prestigioso eurodiputado vasco, ex ministro español de Asuntos Exteriores, resonó en mis oídos, por los pasillos del Parlamento Europeo, como un tiro, asesino, de gracia. El tenue esfuerzo del Parlamento Europeo por reconducir la tragedia de Guinea Ecuatorial, recibió un primer gran hachazo y empezó a encontrar en Europa los frenos de muy significados españoles.

En definitiva, hoy, desgraciadamente, Guinea Ecuatorial y toda su tragedia humana, política y social han vuelto a sucumbir bajo la oscura, humillante y denigrante capa de la “materia reservada", solo para España. (CONTINUARÁ...)