miércoles, 4 de noviembre de 2009

ENHORABUENA, AMIGO SIMON MANN.


Severo-Matías Moto Nsa.

Tuve noticias, amigo Simon Mann, de que, al ser secuestrado en Zimbabwe y entregado a las manos del cruel Obiang Nguema, contento el régimen dictador, te trataron y utilizaron como a un cebón, mientras conseguían que tú, aterrorizado, dijeras todo y solo lo que quiso oir el profesional de la tortura, Manuel Nguema Mba, de cuyo hotel -dicen- te alimentabas y pagabas los mejores vinos a precios exorbitados; una tortura más de tantas que sufriste en el infernal penal de Blay Beach. ¡Que tan bien conozco y he sufrido durante años!

Me asociaron a tu triste suerte y fatal destino. Dicen que querías liberar a mi pueblo de la brutal tiranía que la azota y esquilma. Yo se que conociste mi deseo y propósito de retornar al encuentro de mi país; y me aseguraste que estabas capacitado y preparado para ofrecerme la protección necesaria para que este deseo y propósito no acabara en un holocausto y una hecatombe para Guinea Ecuatorial.

Hoy, mientras otros compañeros guineanos, cubiertos de inocencia y abocados a la muerte segura, siguen,por el mismo motivo que tú, en Blay Beach, y yo sigo encorsetado y engrilletado entre los garfios de un eterno y doloroso exilio, tú, gracias a Dios- estás libre.


Tus declaraciones en Blay Beach, arrancadas a golpes de tortura y de "promesas" de libertad quedan esculpidas en las paredes del penal como espesas manchas de miedo y terror que tu libertad borrará a tu salida.

Déjame felicitarte, a tí y a los otros extranjeros que hoy cruzais ese umbral que os separaba del infierno a la libertad. Y, porque sé que en vuestras almas, mentes, corazones y recuerdo van impresas las imágenes de los que aún quedamos en el gran "Black Beach" de tristezas y tragedias llamado Guinea Ecuatorial, os deseo mucha felicidad, suerte y buen comienzo.