Finalizado su último viaje oficial, son varios diarios digitales los que aseguran que Miguel Ángel Moratinos, a la sazón Ministro de Exteriores del Gobierno de España, declaró ayer que Fraga "regresa con el sentimiento de que Guinea Ecuatorial es un país diferente, independiente, soberano, moderno, dinámico y próspero y que inicia una nueva etapa en el siglo XXI".
Después de conocer tal afirmación, uno tiene serias dudas de que el Ministro Moratinos y su séquito (con Don Manuel “Homo Antecesor” Fraga incluido) hayan viajado realmente a Guinea Ecuatorial o hayan recalado por accidente, claro está, en algún paraíso de consumo de alucinógenos y psicotrópicos.
Si nos atenemos a la versión del Ministro de Exteriores, el mundo entero ha estado asistiendo, durante estos pasados cuarenta años, a un y desarrollo tal, que Guinea Ecuatorial es poco menos que
Durante esta visita oficial, el cinismo de la diplomacia alcanzó su punto álgido cuando el Ministro ecuatoriano de Exteriores, Pastor Michá, declaró que deseaba que este encuentro “sirva para que los pueblos guineano y español puedan recuperar cuarenta años perdidos”
Supongo que el Ministro Michá quiso referirse a la escasa relación que existe ente ambos países; pero es indudable que el pueblo guineano es quien ha perdido cuarenta años de libertad y derechos civiles a favor de las fortunas de unos pocos. De la diplomacia española no podemos esperar la más mínima crítica hacia el dictador Obiang Nguema y sus métodos. Los intereses de algunos industriales españoles, que facturan cientos de millones de Euros anualmente y la estrecha relación de alguno de ellos con políticos españoles y la casa real, fuerzan a la mayoría de los medios de información españoles a guardar silencio sobre la actualidad guineana, plagada de tragedia, pobreza y brutalidad contra el pueblo en general y contra los disidentes políticos en particular.
Mientras tanto, todo son sonrisas en estas recepciones de estado. Apretones de mano, banquetes, reconocimientos, abrazos y hasta el año que viene. Y cuando los visitantes despegan desde el aeropuerto de Malabo en dirección a Europa, todo vuelve al día a día guineano, en el que el control de la policía y los mercenarios contratados por el dictador es absolutamente férreo.
Puede sentirse orgullosa la delegación española. Ha viajado, ha comido bien y cobrará las dietas correspondientes a cada uno de sus cargos públicos.
Fuente: El Republicano Digital. http://elrepublicanodigital.blogspot.com/