jueves, 18 de junio de 2009

LAS BARBAS DEL VECINO GABONÉS


Severo-Matías MOTO NSA, Presidente del Partido del Progreso y del Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio.

Tanto para la población gabonesa, como para sus dirigentes y las Instituciones políticas, sociales y de toda índole de ese país vecino, es evidente que un capítulo de su vida acaba de cerrarse para siempre, con la muerte de su Presidente, El Hadj Omar Bongó. Para unos, (la población) evidentemente se abre un vacío y una incógnita; para otros, (el poder) se abre la terrible veda, a la caza del poder. Bongó Ondimba, como tantos otros dictadores africanos que, desgraciadamente se endiosan y centran en su persona toda la atención del país, deja para todos los gaboneses, incluso para otros países cercanos y africanos un inevitable claroscuro entre los que no solo nunca hubieran querido oir esta noticia de la muerte de Bongo, sino que estarían dispuestos a evitar que nada cambie (en “obsequio a Bongo”); y los que, por evitar este vacío cargado de inseguridad e incertidumbre, hubieran preferido que Omar Bongo Ondimba hubiera sido eterno e inmortal (por aquello de “mejor lo malo conocido que, lo bueno por conocer”)

No faltarán quienes, tras la muerte de Omar Bongo Ondimba, se preparan para heredar el poder y la forma de hacer de Bongo, atizados tanto por los incondicionales de ese modelo, como por fuerzas externas… (y eso de heredar el poder –sin tratarse de un reinado- solo se hace a la fuerza…)

Pero no deberían faltar a nuestro pueblo hermano gabonés, políticos, Instituciones, CONSTITUCION, hombres, mujeres, jóvenes, mayores y ancianos que, de ese claroscuro de lágrimas y alegrías que siempre concita la muerte de un dictador, sean capaces de forjar un presente y un futuro de libertades fundamentales, de derechos humanos respetados, en un proceso de transición, nunca basado en que las oportunidades se la lleve el más bruto y el menos humano y desalmado.

Parece que, según unas noticias, siempre contrastadas o desmentidas por otras, el pueblo gabonés y sus Instituciones han decidido elaborar un gran monumento a su desparecido líder. Y ese monumento, no puede ser otro que, a la muerte de Bongó, mirar todos a la CONSTITUCION.

Desde el Ministro de Defensa, pasando por el Gobierno, hasta el pueblo entero gabonés, se han asomado a la CONSTITUCION (al morir Bongo Ondimba) y han iniciado todos (sin disturbios, sin algaradas populares, ni pisotones militares) el nuevo camino del cambio político y democrático. No hay mejor monumento a Bongó que aquel que unos y otros, desde la alegría y desde la tristeza construyan, para hacer surgir de las cenizas de la muerte del dictador, el edificio de la normalidad política y democrática.

Es el momento para la República Gabonesa, de aflorar con pretensiones y propósitos de liderazgo, en el corazón del Golfo de Guinea. Es el momento, para la República Gabonesa de constituirse en ejemplo y modelo de un rincón de África, el Golfo de Guinea (no precisamente el más pequeño en medios materiales económicos y, especialmente humanos), para el África Occidental-Ecuatorial.

¿Dejarán (el pueblo gabonés, su mundo militar, sus políticos, sus instituciones, sus poderes fácticos y económicos, sus referentes exteriores, su potencia colonizadora, el grande y complicado mundo de influencias africanas…) que una mujer africana, puesta –ad ínterin- en la cúpula del poder gabonés, dirija los 30 o 45 días que la CONSTITUCION le concede, para conducir a su país a unas elecciones libres, transparentes y justas?

Dirigimos, en un primer momento, nuestras condolencias cargadas de cariño y sinceridad a la familia del finado Presidente Bongo, a su hijo Ali Ben Bongo, al Gobierno y al pueblo gabonés.

Hoy que regresan del entierro de la persona más respetada, les dirigimos el deseo de que su dolor se convierta pronto en la entrega de todos a la labor de construir ese gran monumento a Bongo: un país africano rico, en libertad y democracia.

No nos importará retirar este artículo de nuestra página si el pueblo vecino y hermano gabonés no encuentra en sus políticos y poderes… ese propósito de venerar a Bongo Ondimba con la instauración, por fin, de la democracia.

De momento, sí que apunto al pueblo de Guinea Ecuatorial, vecino de Gabón, cuyas barbas se están cortando, para que aprenda lo que se debe o no se debe hacer en esos casos.

Todo, menos llenar el país de armas ucranianas, interceptadas en Nigeria, camino de Guinea Ecuatorial.

Pobre Obiang Nguema. Obcecado por el dinero que no para de robar al pueblo guineano, es capaz hasta de “corromper a corruptos” de Ucrania…

Si Gabón no nos da la lección en ese “post Bongo”, nosotros estamos preparados a dar esta lección en el “post Obiang” inevitablemente cercano.