Los acontecimientos del 17F en Malabo y que conmovieron a toda Guinea Ecuatorial con impacto internacional, son la enésima (si por enésima se entiende la penúltima) prueba de lo que se esconde bajo la tétrica, terrorífica y aterradora capa de “Seguridad Nacional” de la que tanto alardean el propio tirano Obiang Nguema y todos los que constituyen esa red de violentos, estúpidos, incultos, silvestres y asesinos, aprovechados y oportunistas miembros de las seguridades nacional y presidencial.
Desde los mismos tiempos de Macías, heredados por su sobrino Obiang Nguema, la seguridad presidencial y nacional han tenido siempre dos únicos objetivos: vigilar, controlar, denunciar, perseguir, castigar, encarcelar, torturar, matar sin ningún problema ni consecuencia, a los que no quieren (o son sospechosos de no querer) al Presidente. El segundo objetivo de la seguridad nacional o presidencial es consecuencia del primero; ya que “protegen” al Presidente, tienen que sentir la protección, la inmunidad y la impunidad con que les premia el Presidente. Nunca defender el país. (El poder de la tiranía se ejerce únicamente sobre y contra la población. Y la protección solo se dedica al jefe de la “seguridad”(Presidente) y a la propia seguridad (sus miembros)
La seguridad presidencial o nacional, que ha llegado a suplantar la labor de la Policía (proteger al pueblo y a la ciudadanía), ya desde los tiempos de Macías se constituyó en un trabajo, una ocupación y un servicio bien remunerado. Y aquí, lo crematístico (dinero) pierde todo interés frente a la inmunidad e impunidad de que la ”seguridad” gozan en Guinea Ecuatorial. Se ha conseguido que tanto la Policía, como el propio “Ejército o Ejércitos” actúen con mayor dedicación, eficacia, saña y crueldad en perseguir y castigar o matar a quienes odian al Presidente (antes se les llamaba “descontentos”-delito político y social castigado con pena de muerte…) Nunca defender o proteger el país.
Como característica específica y campo exclusivo de actuación, la seguridad presidencial y nacional, la “policía” y los “Ejércitos” de Macías y de Obiang Nguema, solo están preparados y adiestrados para actuar contra los guineoecuatorianos. Englobados en ese burdo “gentilicio” gabonés de “equatorguineanos”, las fuerzas de seguridad presidencial y nacional y sus grandes imitadores de la “policía” y los “Ejércitos” de Obiang Nguema, se ceban solo sobre los guineanos, guineos, guineo ecuatorianos , guineo ecuatoriales, (Estos son los genuinos gentilicios de los habitantes de Guinea Ecuatorial) Y actúan siempre con la típica agresividad del cobarde y miedoso, que mide primero la debilidad e indefensión del otro para saltar sobre él o simplemente disparar. La inmunidad y la impunidad que le asegura el presidente, pone todavía más agresividad a la actuación cobarde de estas “fuerzas de Seguridad”.
La “seguridad”, como decimos, es uno de los trabajos más cotizados en la República de Guinea Ecuatorial. Tan es así que se suman a esa “profesión” toda clase de “equatorguineanos” y extranjeros que se refugian en la pistola para protegerse y controlar a los descontentos. ¡Ay del ciudadanos guineo o extranjero que se niegue a recibir la pistola que le ofrezca Armengol Ondo Nguema, (gran hermano de Obiang Nguema y gran seductor y conquistador de nuevos miembros de la seguridad. Negarse a ser de la seguridad puede constituir una auto condena a muerte. Cualquier extranjero cuco, avispado y listillo miembro del Lobbi o de las oficinas de “imagen que hoy proliferan en España (por ejemplo), que llega a Guinea Ecuatorial, busca inmediatamente refugiarse en la profesión de ser “seguridad”, y, desde luego, poseer una pistola para matar y defenderse.
Dos realidades incontestables: Primero no es demasiado fácil comprobar que el objetivo sea la defensa del Presidente. Lo que es indiscutible es que la pistola (elemento imprescindible para ser “seguridad”) sirve más para las vendettas entre “equatorguineanos” (contentos y con pistolas) y guineo ecuatorianos (descontentos… pero sin pistolas). Y, en todo caso, cuando se recibe la orden expresa de un gerifalte del régimen para acabar con alguien; la obediencia es ciega. La autodefensa y seguridad frente a los “descontentos” es la razón paradigmática de entrar a ser “seguridad”, tanto para los “equatorguineanos” como, sobre todo para los extranjeros. La defensa del Presidente es un tema… a estudiar… Para defender al Presidente, lo mejor es esconderse como él mismo; pero donde no esté él; que es el primer buscado…
Sin embargo, la segunda realidad tan falsa como muy utilizada es una frase que nació ya desde los tiempos de Macías, y con la que los de la seguridad se chulean y retan a los “descontentos”. La frase es: “Donde muere Macías, ahí muero yo”. La frase, como tantas otras historias de la tiranía, ha sido igualmente heredada por la seguridad de Obiang Nguema. “¡Donde muere Obiang, ahí muero yo también!”. Esta frase es prolija y orgullosamente utilizada por los “equatorguineanos” de la “seguridad”. “¡¡Yo soy seguridad, y donde muere Obiang ahí muero yo también!!”. Quieren convencer a su auditorio de que son incondicionales y fieles hasta la muerte, del Presidente. A la hora de la verdad, esperarán a ver si muere el Presidente… Luego… ya veremos si mueren donde muere él.
Prueba de la tremenda falsedad y mentira de esta burda frase es que con Macías, Obiang “mandó al infierno” (frase característica suya) a un montón de fieles miembros de la “seguridad” de Macías; los cuales no querían, evidentemente, morir. Pero el propio Obiang, el máximo jefe de dicha “seguridad”, no murió ni fue al infierno con su tío, Macías.
No parece, por tanto tan claro que los miembros de la “seguridad” nacional, presidencial, policía y Ejércitos de Obiang Nguema estén tan dispuestos a morir donde muera Obiang. Por una razón muy sencilla: O muere Obiang porque lo han pillado en un escondite (siempre se esconde y huye de la muerte… a pesar de ser “dios”) o, si sigue escondiéndose Obiang, dejando solos a su “seguridad” nadie querrá morir por Obiang si él mismo está escondido.
No necesitamos demasiadas pruebas. El 17F guineano ha dejado muy claro que los más duros de la seguridad de Obiang Nguema lo que mejor han aprendido de él es a esconderse; eso es lo que queda claro, de momento. Cuando muera Obiang Nguema y su aluvión de miembros de la seguridad inicien un luctuoso camino hacia la tumba de su Jefe para ser sepultados con él (como lo hacían las decena de mujeres del Rey Abomey, de la antigua Dahomey (hoy Benin), entonces mediremos la falsa y hueca frase de “Yo soy seguridad; donde muere Obiang Nguema ahí muero yo también” ¡Paparruchas!
Hoy, está claro, cuando llega la muerte o el peligro de muerte, Obiang se esconde en su lugar (dicen que en la base petrolera de Malabo, junto al Embajador americano…) y cada miembro de la seguridad se esconde donde puede y llora todo lo posible, echando pestes sobre Obiang que se esconde él solo, y los deja con el “c…” al aire.
Ah! Eso, sí, cuando desaparece el peligro y cada uno sale del escondite, comienza la purga de la “seguridad”. Y es que Obiang Nguema Mbasogo, Presidente de la República de Guinea Ecuatorial, alférez salido de la Real Academia de Zaragoza, hoy General de Brigada y Comandante en Jefe de los Ejércitos de Tierra Mar y Aire y Jefe de todos los servicios de Seguridad y Defensa de Guinea Ecuatorial, con tanta carga de poder militar en su cabeza (abayack) se olvida de que hay que predicar a los de la “seguridad” con el ejemplo: La única voz de mando militar que conocen en caso de peligro, es: “¡A esconderse!” y todos, muy sumisos, y rápidamente, se esconden. Pero hasta aquí las fuerzas de seguridad no han recibido esa voz de mando que les diga: “¡¡¡A morir todos donde yo muero!!!.
Es plenamente seguro que ante esta voz de mando, las fuerzas de seguridad, tan acostumbradas ya a esconderse como su jefe, como mínimo, mirarán primero lo que él hace. Y luego, naturalmente, se esconderán, tanto el jefe como la “seguridad”.
En fin, ponemos un punto y aparte a esa “crónica de guerra del 17F en Malabo”; para denunciar con todo rigor y seriedad que, en ese burdo, pueril y deslavazado juego entre el Presidente y su “seguridad” “policías” y “Ejércitos” de pacotilla, hay un pueblo; el guineo ecuatoriano, al que hay que mantener a salvo. A nuestro pueblo hay que recomendarle que se mantenga absolutamente al margen de estas (no por burdas y deslavazadas, menos peligrosas) batallas internas del clan Obiang. Y a quienes se sientan de verdad Ejército guineo ecuatoriano se le conmina a no seguir apuntando con sus armas a la población indefensa e inocente. Un Ejército guineano de verdad, no puede ignorar (en caso de tener que actuar) a quien defender y a quién, ¡¡ya no!!