viernes, 7 de noviembre de 2008

FELICITACIONES AL PRESIDENTE PAUL BIYA


Por Severo Matías MOTO NSA



Su Excelencia, el Presidente de la República Camerunesa, Don Paul Biya, acaba de emerger como un eminente adalid de los derechos humanos, dentro de la vorágine de dictadores que pululan en el entorno concreto del Golfo de Guinea. (Lo de “Golfo” no es una referencia a nadie…).

A propósito del rapto, secuestro, traición y entrega con nocturnidad y alevosía del Teniente Coronel guineano, Cipriano Nguema Mba, a los voraces asesinos del reino de la maldad que impera en Guinea Ecuatorial, bajo la luctuosa égida de Obiang Nguema Mbasogo, el Presiente camerunés, Paul Biya, nos ha dejado ver y sentir el lado humano, moral y de justicia que, como a un castizo y curtido bantú-fang le caracteriza.

Los jefes fang que hemos conocido de niños y adolescentes, eran estrictos jueces justos a la hora de aplicarla ley (achi’ng). La gran ley natural que parte fundamental e inviolablemente de la conciencia del bien y del mal. La que hacía del Jefe un hombre de absoluta confianza para su población; a quien se acudía con tanto miedo (cuando la conciencia te acusaba) como con igual tranquilidad y confianza (cuando la conciencia la tenías serena). Ser Jefe, elegido por el pueblo, suponía siempre, ser honesto, limpio de conciencia y dotado de una gran autoridad moral y natural. Ser Jefe suponía y obligaba, sobre todo a ser justo con todos. A veces el Jefe era tanto más respetado y querido cuanta más justicia aplicaba en su propia casa. Cuanto más implacable era con sus propios hijos, si delinquían.

Al intentar aplicar el término de “Jefe” (Nkúkúmá,) al llamado “Presidente”, tras las independencias, los africanos nos hemos encontrado con que en la práctica resulta imposible identificar al Presidente africano de turno con el “Nkúkúmá” africano de antes. Nos encontramos con el “Ngóman” o “Ndjúe”. Dos términos que están más identificados con el mandatario colonizador blanco, de palo y tente tieso. Que aplica una ley, primero, desconocida, y segundo dirigida exclusivamente a los “extraños”, nunca a los propios. Esto son, y así tratan a sus pueblos los Jefes de Estados (“Ngóman”) africanos. Con la fusta de la injusticia y la tiranía machacando a los “extraños” (no familiares) y con el mugriento paño de la impunidad alentando y arropando la delincuencia de los “suyos”.

Uno de los conflictos que más licuan las relaciones, de todo tipo, entre Guinea Ecuatorial y los países del entorno, Gabón, Camerún, Nigeria, etc. es el eterno “affair” de los robos de coches y otros bienes materiales, incluso oficiales, que las autoridades policiales guineanas y gente perteneciente al “clan Obiang” practican en los países del entorno, cubiertos de absoluta impunidad, por parte del Gobierno (“Ngóman”), guineano. Lo mismo que hace mucho tiempo venía sucediendo con los coches, ya lleva tiempo sucediendo con las personas.

Concretamente el presidente Obiang Nguema y su régimen, vienen demostrando una tremenda capacidad de mandar y actuar violenta e impunemente sobre los bienes y personas de los países del entorno y desde dichos países, de tal manera que estos se han convertido en focos de terror para los guineanos, tanto como el propio territorio guineo. Los secuestros de personas refugiadas y exiliadas en los territorios del entorno guineo ecuatorial, por esbirros y malhechores “oficiales” del régimen de Obiang Nguema, se han convertido en una macabra norma en las relaciones entre Obiang Nguema y los regímenes del entorno.

En medio de esta vorágine de delincuencias, asesinatos, traiciones, secuestros nocturno-ilegales, resulta sumamente importante y alentador que el Presidente de la República vecina Camerunesa haya decidido quitarse el paño de los ojos y actuar, con la contundencia del genuino, clásico y castizo “Jefe” fang africano.

Ante una más de las fechorías, felonías, crímenes y demás acciones delictivas que viene cometiendo el régimen de Teodoro Obiang en territorio camerunés, contra los guineanos, como ha sido el secuestro del Teniente Coronel Cipriano Nguema Mba, el “Nkúkúmá, Paul Biya, no se ha escudado solo en la inocencia y desconocimiento oficial del delito, ni siquiera se ha escudado en que estuviera fuera del país cuando se cometió la felonía; tampoco se ha limitado a condenar el hecho. Ha actuado castigando severamente a los colaboradores necesarios: sus propias fuerzas de seguridad que ayudaron a los sicarios de Obiang Nguema a secuestrar a Cipriano.

La historia de agresiones, provocaciones, maltratos, masacres oficiales de ciudadanos cameruneses en Guinea Ecuatorial, secuestros, asesinatos y persecuciones que en los últimos 40 años han marcado las relaciones entre el régimen de Obiang Nguema y el pueblo de la república camerunesa, viene asombrando a propios y extraños por la gran capacidad de aguante, paciencia y resignación que ha demostrado el Presidente Paul Biya, su Gobierno y el pueblo camerunés. Más que suficiente para una ruptura de relaciones diplomáticas y bastante más.

Gracias, Excelentísimo señor Presidente, Don Paul Biya, por ese rayo de humanismo y justicia que proyecta S.E. en las relaciones entre los pueblos de Guinea Ecuatorial y camerunés, condenados a entenderse para siempre y reforzar los múltiples lazos y conexiones humanas, tribales, étnicas y de variada índole, que nuestro futuro en libertad está llamado a recomponer, cuando desaparezca la tiranía en Guinea Ecuatorial.