martes, 12 de agosto de 2008

Todos somos Severo Moto... Todos con Severo Moto


Una reacción de alegría contagiosa ha llegado desde los rincones más insospechados. Los miembros del Partido del Progreso han llenado de correos electrónicos nuestros buzones con mensajes de felicidad al saber que el cautiverio de nuestro Presidente, Severo Moto, toca ya a su fin.

Mensajes que han llegado desde lugares lejanos como Estados Unidos o Francia , sumándose a la alegría de los exiliados que estamos más cerca de Moto. Nuestros compañeros en Argentina, Chile, Venezuela y Paraguay nos han remitido testimonios muy sentidos de afecto y cariño.

El Vicepresidente, Armengol Engonga, está preparando un recibimiento oficial para testimoniarle, a Severo Moto, todo el afecto y lealtad de un Partido político y de una Gobierno en el exilio que ha mantenido viva su imagen y liderazgo.

Al grito de “TODOS SOMOS SEVERO MOTO” se intensificó la actividad política y no ha cesado en ningún momento. Moto regresa a casa tras más de tres meses de cautiverio en una cárcel española y se encuentra con una formación política sólida y decidida a trabajar bajo su dirección.

Para los responsables máximos, tanto del Partido del Progreso como para los ministros del Gobierno en el exilio, el encarcelamiento de Severo Moto ha supuesto una prueba de fuego para toda la estructura de mando y militancia.

Mientras la alegría y satisfacción llena los corazones de los que quieren a Severo Moto, la decepción y la ira se ha instalado en los que quieren ver fuera de juego al Presidente del Gobierno en el exilio.

Desde el mismo entorno del dictador nos llega la información del tremendo enfado que tiene el sátrapa con los socialistas españoles que no han podido mantener en la cárcel a Severo Moto. Obiang pide a los socialistas que cumplan , por lo menos, en base a lo pactado y espera que todo lo que ha pagado sirva para hacerle la vida imposible a Moto y al Gobierno en el exilio, aspecto este muy complicado pues cuanto más dura es la actitud de los socialistas contra los exiliados de Guinea Ecuatorial, más fuertes se vuelven las estructuras del exilio y más apoyos se reciben.

Severo Moto pasa su último día en la cárcel española de Navalcarnero.