jueves, 17 de julio de 2008

Todo estaba preparado para darle un recibimiento de escándalo al Maldito Dictador.


El Vicepresidente del Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio, Armengol Engonga, había desaconsejado cualquier movimiento en contra de la visita del tirano a España y así lo había expresado en la reunión que mantuvo con los dirigentes del voluntariado extranjero. Engonga sabía que no se iba a necesitar ninguna acción extraordinaria y que además, a los primeros que no les interesaba la visita del sátrapa era al propio gobierno español. Las autoridades aragonesas también habían iniciado contactos para disuadir a la delegación de Guinea Ecuatorial de visitar la capital zaragozana y hasta la jerarquía religiosa se había negado a poner la bandera de Guinea Ecuatorial en el escenario en el que están representados todos los países de habla hispana. Los responsables de protocolo de la Academia Militar General estaban horrorizados ante la perspectiva de organizarle una visita a las instalaciones o el hecho de ser recibido por el cuadro de profesores de la institución castrense pues más de uno había mostrado su malestar ante la presencia de semejante personaje.


En el Ministerio de Asuntos Exteriores se habían recibido cartas de gobiernos, organizaciones no gubernamentales y activistas hispanoamericanos que desaconsejaban una visita de las características del dictador de Guinea Ecuatorial. La actividad de la prensa americana ha influido de manera decisiva en la opinión que los gobernantes están teniendo de esta dictadura africana.

Los exiliados tampoco se iban a quedar de brazos cruzados y junto a un más que nutrido grupo de españoles y de otras nacionalidades, se esperaba a un activo grupo argentino y a unos chilenos, tenían preparado un recibimiento que iba a hacer las delicias de los periodistas y a traer de cabeza a los responsables de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado español. Dos agentes de los Servicios Secretos se habrían reunido con altos cargos de la oposición en el exilio con la esperanza de conocer de antemano las actividades de “bienvenida” que tenían preparadas para “agasajar” al insigne Jefe del estado de Guinea Ecuatorial pero no tuvieron éxito.

Hace ya mucho tiempo que los voluntarios extranjeros no mantienen relación con los grupos de exiliados que no son avalados por el Gobierno en el exilio para evitar estas y otras filtraciones todavía más desagradables. Los voluntarios extranjeros saben que muchos exiliados trabajan en las dos direcciones y algunos de ellos están, incluso, a “sueldecillo” de los Servicios de Inteligencia españoles, cuando no directamente conectados con la tiranía guineana.

El hecho de que los del Gobierno en el exilio mantengan sus convocatorias frente a la cárcel de Navalcarnero, como protesta por la arbitraria detención de Severo Moto, hace de esta plataforma política la única con capacidad de convocatoria y disciplina suficiente como para reunir, cada quincena a más de un centenar de simpatizantes y cuadros de mando, sin contar con los voluntarios extranjeros.

El Gobierno en el exilio cuenta con capacidad organizativa suficiente como para mantener estas reuniones periódicas, mantener una página Web oficial; capacidad para llevar a cabo reuniones semanales del Consejo de Ministros, coordinar acciones políticas internacionales y dirigir las aportaciones del voluntariado extranjero tanto en el plano profesional como en el social y económico.