miércoles, 16 de julio de 2008

Esto se acaba y no hay quien lo pare


El cerco se va cerrando en torno a una de las dictaduras más siniestras y despóticas del panorama internacional. En pleno siglo XXI tolerar este tipo de gobiernos, por llamarlos de alguna manera, supone un retroceso en lo valores que han hecho de la civilización una plataforma para el desarrollo humano.

Cada día son más los organismos internacionales y colectivos que denuncian estas prácticas aberrantes. Son muchos miles de seres humanos que sufre, de manera gratuita, estas formas de gobierno irresponsables y que salpican al conjunto de la humanidad.

Guinea Ecuatorial es una gran cárcel en la que se encuentran secuestradas un importante número de personas y otras han tenido que huir de la barbarie y malviven en países de acogida con pocas o nulas posibilidades de regresar a sus lugares de origen.

La Comunidad Internacional y los países democráticos tienen la obligación de velar por el respeto de los Derechos Humanos. Aunque solo sea por un principio egoísta de supervivencia habría que favorecer los cambios en estos países de trayectoria tiránica. Si conseguimos que los dictadores desaparezcan de la faz de la tierra estaremos trabajando para frenar el número de expediciones de la muerte, como son los flujos migratorios empujados por la miseria y además esteremos abriendo nuevas fuentes de riqueza que funcionan en los dos sentidos. Estabilizar África puede resolver muchos problemas también en los países desarrollados. Un continente como el africano abre posibilidades infinitas a los inversores y a todo tipo de iniciativas y se crearía un flujo de riqueza económica, intelectual y social mucho más rentable que las que se mantienen en la actualidad con estos gobiernos de sicópatas, violentos y analfabetos dictadores de sainete.

Debemos ayudar a los que quieren el cambio y no olvidarnos de las dificultades que tienen que soportar los que viven bajo el yugo de la tiranía.

Nos llegan informaciones escalofriantes de lo que les espera, si no les ayudamos, a los que intentan reformas en el entorno del sátrapa. Sabemos que el anterior primer ministro del Gobierno de Guinea Ecuatorial, Ricardo Mangue, ha pasado de ser uno de los hombres de confianza de la familia Obiang a permanecer en arresto domiciliario y con grandes posibilidades de acabar en la siniestra penitenciaría de Black Beach.

El régimen no tolera aperturas de ningún tipo. Cualquiera que sepa leer y escribir con cierta facilidad termina siendo sospechoso de colaborar con Severo Moto. Los ilustrados están muy mal vistos en las dictaduras y cada vez están más nerviosos pues el dinero no lo puede comprar todo.

Las estrategias de los equipos mercenarios han tocado techo y ya no hay dinero suficiente para acallar todas las voces disidentes. Por cada uno que compra la dictadura diez se suman a la disidencia. Si Obiang compra las voluntades de autodenominados opositores, como el caso del CPDS o el abogado de Simon Mann – José Pablo Nvo- Severo Moto cosecha el respeto de exiliados y opositores de dentro y fuera de Guinea Ecuatorial, en una proporción sorprendentemente mayor.

Curioso es el caso de otros menos destacados pero, también, autodenominados opositores, de esos que te entregaban una tarjeta de visita con cargos imposibles, y que ahora se ofrecen para cantar las excelencias de su Excelencia. Algunos que antaño, no hace mucho, se exhibían como opositores “intelectuales” en los foros de la disidencia hoy son forofos aduladores del dictador. Las vueltas que da la vida.

La dictadura de Obiang es tan abyecta e irracional que nos cuentan historias que, de no conocer al personaje, no nos la tomaríamos en serio. Preste atención a este relato que nos llega de las profundidades del régimen y a ver que le parece:

“El Nkua Elon es un árbol que crece en la sabana de akuack esawong en Niefang, está considerado como el más duro y fuerte de todos los que pueden verse por ahí.

Se le puede talar, pero pobre de la gente de los pueblos que no tiene maquinaria para que de un golpe hacerlo caer, tardan días y semanas y como consecuencia también alguna lumbalgia. Árbol extraño ¿no? – el relato continúa- En una finca, a la que acudía a trabajar todos los días una mujer, que por esas fechas se encontraba embarazada de su tercer hijo, sintió los dolores del parto y encontró apoyo en un viejo y caído Nkua Elon que le sirve de asidero y así, entre las duras ramas del árbol nace el niño. La madre, sola, corta el cordón umbilical y le da la bienvenida a este mundo.

En la soledad del bosque y arropando a su bebé, la mujer piensa en el pequeño. Mira alrededor y le susurra al oído: “ la vida es muy complicada y aunque te alimentaré y te ayudaré hasta que sepas valerte por ti mismo… tendrás que ser tan duro y fuerte como este árbol que, aún caído y desarmado, nos ha brindado la protección suficiente como para traerte al mundo”.

Había nacido Severo Moto.

Lo cuento para que no creas que se trata de una leyenda. Severo Moto vino al mundo en la intimidad de una relación casi mágica de su madre, el bosque y ese árbol extraordinario a los que muchos le asocian poderes más allá de lo racional.

El régimen de Obiang está basado en la superchería más abrumadora. Rodeado de hechiceros, Obiang, busca desesperadamente arrebatarle ese poder que, de manera esotérica, le entregó el espíritu del Nkua Elon del bosque que le vio nacer. Cuentan, en el delirio de las cosas que pasan en ese palacio de los horrores, que el mismísimo Teodoro Obiang mandó al delegado gubernamental de Niefang, Alberto Sima, a que buscara el lugar donde enterraron la placenta de Severo Moto. Hay quien habla de que el hijo único de una tía (Aurea) de Moto, Vicentin, terminó suicidándose al no soportar tanta presión, en este sentido"
.

Algunos consultados, que conocen de sobra esta historia, no se extrañan de la fortaleza de Moto ante la adversidad. Severo moto ha sufrido una indecente persecución por parte del régimen y sus aliados; ha sufrido prisión en condiciones lamentables, ha sido brutalmente apaleado; le han negado todo y hasta le han amenazado a la familia… Severo Moto ha sabido salir de situaciones infernales sin hipotecar su dignidad. Le han acusado de Golpes de Estado cuando es un hombre de paz y de profundas convicciones cristianas; le han expulsado a sus hijos de los colegios y le han negado hasta una casa donde vivir para que renegase de su vocación democrática y siempre ha logrado tener un equipo humano que ha hecho de la honradez su alimento para seguir en la lucha por la libertad de Guinea Ecuatorial.

Como el árbol mágico que le amparó el día de su nacimiento, Severo Moto, resiste con la grandeza de los hombres destinados a liderar un profundo cambio en la humanidad.

Cada día que pasa en esa prisión española de Navalcarnero es un día más en la historia que empezó a escribirse cuando su madre lo alumbró en aquel bosque de Niefang a los pies del Nkua Elon.