viernes, 23 de mayo de 2008

Caso clínico de "Infidelidad"


Querido Donato,

Ante todo, espero que estés disfrutando de una excelente salud en compañía de tus seres queridos algo que, no todos los guineanos pueden disfrutar y me vienen a la cabeza muchos casos cercanos y conocidos, bien por que están en las cárceles del déspota o por causas más desagradables aún.

Me veo en la obligación casi moral de escribirte esta carta pública ante la total y absoluta falta de respuesta a mis llamadas y correos electrónicos Sabes del respeto que tengo por la actividad política y cultural que has estado desarrollando hasta ahora y, sabes también, que jamás llevaría al plano público discrepancias contigo sino fuera por la sorpresa que me ha producido leer tus puntos de vista en un articulo, firmado por ti, en la revista “Mundo Negro” (Nº 529/2008).

Le he dado varias vueltas, leído y releído; y no termino por entender, exactamente, qué es lo que persigues. No parece que estés echándole una mano a Severo Moto y más, me parece a mí, que intentas desacreditarle, como para darle gusto al que más manda en Guinea Ecuatorial, ya sabes a quién me refiero.

En uno de los párrafos de tu artículo dices: "Le sugerí que fuera conciliador con el Gobierno español y, rehuyera la confrontación. ...". Está bien, ese es tu punto de vista pero, posiblemente y espero que estés de acuerdo conmigo, no todos tenemos que compartir tu manera de ver las cosas y te puedo asegurar que, en mi caso, estoy más cerca de Severo Moto y sus planteamientos que de los tuyos.

El hecho de que tú sugieras algo no quiere decir que Moto esté equivocado o que haya que rendirle pleitesía al Gobierno español, ni a ningún otro; precisamente cuando nuestro exilio está siendo un infierno gracias al desprecio que recibimos de estos gobiernos aliados de nuestro común tirano de Guinea Ecuatorial.

Nosotros, tus antiguos camaradas, no tenemos la culpa de que hayas cambiado de amigos.

Donato, la vida da muchas vueltas y somos rehenes de nuestros actos. No vale que digas una cosa para que esta sea así. Cuando saliste del Gobierno en el exilio y pediste eliminar cualquier vestigio de tu paso por esta plataforma política, se cumplieron tus deseos, en la medida de nuestras posibilidades pero, hay un archivo histórico que no puede borrarse, como sí ocurría en la sociedad del “Gran Hermano”, en la novela de Orwell, 1984. Falta, que no lo he leído en tu artículo, que, pasado el tiempo, pretendiste volver al grupo pero, ya nadie te hizo caso.

La verdad, Donato, no salgo de mi asombro cada vez que leo tu artículo. No entiendo a que viene ese ataque camuflado o travestido de indulgencia. ¿Quién eres tú para criticar la presunta ambición de Severo Moto? ¿Quién para llamarlo imprudente?

Donato, tú, precisamente tú, no eres el mejor observador imparcial para hablar de Severo Moto, de nosotros o del Gobierno en el exilio. Aunque no quieras verlo o intentes salirte por la tangente, eres parte de este proyecto político desde el principio. Si escribes, creo yo, habría que dar todos los datos y no pasar de puntillas sobre eso que apuntas, sobre que se te consideró un ¿”submarino”? de los socialistas españoles. Igual, leyendo este artículo se confirma la hipótesis.

Nuestro Presidente, Severo Moto, está en la cárcel por un delito, presunto ya que está por demostrar todavía, y que está íntimamente relacionado con la libertad de nuestro pueblo y el final de la tiranía de Obiang. Donato, Severo está en la cárcel ¿Dónde estás tú?

Donato, viejo camarada, me llamas “adulador y sumiso” por seguir, contra viento y marea, luchando en este desigual combate contra la dictadura y la indecencia pero, te diré una cosa muy sencilla y es que, prefiero estar en este lado que en el otro. Si yo soy un “¿adulador y sumiso?” ¿Qué son o cómo tenemos que llamar a los que trabajan en la dirección contraria?

La tiranía te tiene confundido, mi querido ex compañero. Nosotros luchamos por la separación de poderes y Severo Moto está en la cárcel porque así lo ha considerado ¿el poder judicial? O es, como tu bien dices - su encarcelamiento desproporcionado e injusto- una consecuencia de nuestra posición crítica y combativa con el Gobierno español.

Donato, no te quieras escapar de la historia. No está bien que hables del Partido del Progreso como algo que te es ajeno. Me alegro que en la página del Gobierno en el exilio siga tu entrevista (
http://www.guinea-ecuatorial.org/modules.php?name=Sections&op=viewarticle&artid=9) para que los que no te conocen o no nos conocen, tengan argumentos válidos para entender lo que está pasando.

Fíjate, querido ex compañero, que no entro a valorar si el Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio es o no un instrumento válido, lleno o vacío de contenidos. Leo tu entrevista, que gracias a Dios continúa en la página como soporte documental (ya te lo dije antes: “somos rehenes de nuestros hechos”) y creo que lo explicaste mejor que nadie y, por lo tanto, me remito a tus propias palabras para justificar esta plataforma alternativa al despropósito de nuestro común sátrapa, Obiang.

Aún recuerdo tus largos, barrocos y encendidos discursos en los actos del Gobierno en el exilio. Tu actitud de ministro, con esas maneras rimbombantes de dirigirte a los demás. Recuerdo que juraste, ante todos nosotros, el cargo de ministro de Asuntos Exteriores y como te comprometiste a trabajar por la causa de la Libertad, la Justicia y la democracia para nuestro castigado pueblo.

No está bien, ex compañero Donato, que trabajes, ahora, a la contra. No está bien que aproveches la dolorosa situación de nuestro Presidente, Severo Moto, para arremeter contra él con elementos más propios de la “prensa rosa” que de un intelectual de tu categoría. No creo que tengas que hacer estas cosas para dejar constancia de la distancia que, lamentablemente, nos separa a unos y a otros. No creo que tengas que demostrarle nada a nadie.

Deja, es una sugerencia, para las folclóricas y famosos del “revisteo” los ataques personales y no digas eso de que “Severo Moto no sabe perdonar” equiparándolo a nuestra pesadilla, Obiang Nguema. No es justo lo que haces con nuestro Presidente y sabes que nunca te desearía ningún mal cuanto ni menos, actuar en tu contra.

Donato, estuvimos juntos en los buenos tiempos; cuando teníamos dinero de instituciones, fundaciones y colaboradores que creían en nuestra capacidad para sacar a Guinea Ecuatorial del pantanal en el que la tiene sumida el dictador. Llegaron “las vacas flacas” y se cerró el grifo y tuvimos que poner nuestro dinero, algunos hasta su patrimonio, para seguir con esta lucha interminable y durísima, y ¿quién desapareció de la escena política? ¿Quién abandonó el barco a la primera tormenta? ¿Quién recogió sus cosas y desapareció de un día para otro?


Querido ex compañero, he oído cosas de ti que, evidentemente no voy a relatar para no caer en los mismos errores que tú. No creo que Severo Moto tenga que perdonarte nada, a no ser que te consideres culpable de algo. Lo que sí me gustaría es pedirte un favor o hacerte un sugerencia cariñosa y es que escribas más sobre la trágica realidad que nos toca vivir, la ignominia que sufre nuestra Patria a manos de estos déspotas a las órdenes del siniestro Obiang y que pase lo que pase en el futuro, con Severo Moto tienes la garantía de que se te respetará, aún en la discrepancia, y que con los otros ni siquiera puedes volver a tu casa.

Donato, espero que esta carta no nos enemiste, solo quería al igual que tú, ser infiel a Severo Moto, que es lo que has sido pero, no sé si lo he conseguido.


Un cordial saludo de tu ex colega de Gobierno


Amalio Alfredo Buaki Botuy


Ministro de Sanidad del Gobierno de Guinea Ecuatorial en el Exilio








Querido lector, esta es la carta que ha suscitado la contestación del Ministro de Sanidad, Amalio Buaki, del Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio. Madrid





de Donato Ndongo-Bidygo




"Sobre los motivos de la detención y enjuiciamiento de Severo Moto, dirigente opositor guineano, sólo sé lo publicado en los medios de comunicación. Hace tiempo que nos distanciamos: en su momento le sugerí que fuera conciliador con el Gobierno español y rehuyera la confrontación; como en otros temas, no me hizo caso; pasé a ser para él, según oí que dijo, un “submarino” de los socialistas, y perdí su confianza.


No le veo desde junio de 2005, y en estos tres años hablamos alguna vez por teléfono, siempre a llamada mía, para pedirle que borrase mi nombre del denominado Gobierno en el Exilio, en el que sigo figurando como “ministro de Asuntos Exteriores”, a pesar de considerarlo un instrumento vacío, pura ficción; esas pocas conversaciones fueron breves y tensas, y no surtieron efecto. No hice un conflicto de ello: no beneficia a la causa de la libertad de nuestro país el espectáculo de una oposición a la greña.



La Justicia, y el tiempo, dirán si es acusado con fundamento. Con la serenidad que requiere el momento, podemos hacer una primera valoración de la medida y sus repercusiones en el futuro de Guinea Ecuatorial.


Severo tiene inmensas cualidades como político, y grandes defectos. Entre las primeras, su honestidad, tenacidad, coherencia, perseverancia. Desde que huyó del país en 1980 para buscar refugio en España ante la implacable animadversión del presidente Teodoro Obiang, viene arrostrando inmensas dificultades, ante las cuales muchos hubiesen desistido. Su familia es una de las primeras víctimas de ese compromiso, que algunos no consideran sino pura ambición. Pero está en la naturaleza de todo político luchar por el poder para poner en práctica sus ideas, y no hay por qué asustarse de que Moto quiera ser presidente. El problema puede estar en la impaciencia.


También en la imprudencia. Un político no puede dejar desbocada la verborrea y la visceralidad. Un aspirante a tan alta responsabilidad no debe andar contando las intimidades a cualquiera que quiera oírle. Y un exiliado debiera ser escrupuloso en respetar las reglas del juego del país que le acoge, procurando no ganarse la inquina de sus anfitriones. Esa vehemencia, su incapacidad de ocultar cuanto sabe, hace y quiere, aunque no se trate sino de meras fantasías, es la que merma su competencia política. Como Obiang, Severo tampoco sabe perdonar. Y prefiere rodearse de aduladores sumisos que de consejeros leales que le digan verdades razonadas, pero incómodas.


Aun así, supo situarse como referente de la oposición al sucesor de Macías. Fundó su Partido del Progreso cuando algunos líderes de hoy eran estudiantes, mucho antes que cualquier otra formación del actual espectro político, demostrando una notable capacidad de anticipación muy valorada por los guineanos de a pie. Fue el primero en denunciar la deriva dictatorial del entonces incipiente régimen, y es su más firme antagonista, al resistir los cantos de sirena que arrullan en Malabo con cargos y riquezas. Algo importante en Guinea, donde nos conocemos casi todos.


Moto ha hecho Historia: es el primer político guineano aprisionado en España. Franco “extrañó” a Andrés Moisés Mba Ada y a Esteban Nsue Ngomo, que vivieron su exilio en Suiza cuando hubiesen preferido Madrid. La Transición toleró, e incluso alentó, nuestras ansias de libertad. Por eso nadie pensó que un Gobierno español pudiera llegar tan lejos. Severo ha cometido errores -a su tiempo sabremos si delitos-, pero su encarcelamiento en España le ha santificado. Es el héroe de la tragedia guineana. Quizá sus enemigos no lo calcularon, pero, ante una futura normalización democrática, sus actuales avatares valen un Potosí, y le rendirán magníficos réditos. No sé si sonará hiperbólico: desde la percepción del guineano de la calle, Severo ha sido elevado a los altares, al mismo rango que los mártires más significados por la causa de la libertad".