
La situación de Severo Moto en una cárcel española no está dejando impasible a todos aquellos que conocen a este opositor político guineano.
Tras una visita al centro penitenciario de Navalcarnero (Madrid) me comentan que Severo Moto está bien fuerte y con mucho ánimo, “él sabe por lo que está encerrado y eso le alimenta y le ayuda a sobrellevar la ausencia de su mujer, sus hijos y sus nietos”. Hablo con un trabajador de la prisión que, evidentemente no quiere que de su nombre o datos que lo puedan identificar.
Severo Moto lleva casi dos meses encerrados sin que se haya celebrado ningún juicio. El abogado de oficio, que fue el primero que lo atendió tras casi una semana detenido, ya formuló una protesta formal y su correspondiente recurso ante las irregularidades que se están cometiendo contra este político de Guinea Ecuatorial.
La cárcel, en la que le mantienen encerrado en España, es un centro para condenados con sentencia firme. Un funcionario, que me comenta que hoy han estado viéndolo su mujer y su hijo, afirma que este es uno de esos casos tan raros e irregulares que no encuentra otra explicación que la de remontarse a las épocas del “franquismo” para intentar ilustrarlo.
Mientras auténticos e irredentos delincuentes salen de las cárceles españolas por defectos de forma o cuestiones aún más peregrinas (De Juana Chaos, asesino en serie de la banda terrorista de ultraizquierda vasca; con 25 cadáveres en su historial delictivo, saldrá en libertad tras haber cumplido 20 años de encierro. No le sale ni a año por asesinado), Severo Moto está soportando, desde el más absoluto de los desprecios, un cautiverio más propio de Guinea Ecuatorial que de España. Mientras esto ocurre, los medios de comunicación, salvo algunos en Internet y los más localistas, nadie hace mención a este bochornoso caso.
Ya hemos visto que los funcionarios que lo atienden en la prisión no pueden dar muchas explicaciones y es el propio Severo Moto el que está agradeciendo el buen trato que está recibiendo y la educación con que le tratan. Algunos trabajadores del centro, consultados por esta redacción, han dicho que lo ven como a un preso político y le dan la consideración de Presidente. “Es como si fuera un prisionero de guerra al que se les respeta el grado”, nos comenta uno de los entrevistados.
Los policías consultados también se quitan de en medio y dicen que el “caso Moto” es del CNI (Centro Nacional de Inteligencia) y que ellos solo cumplen con su deber de detener al opositor por orden de un juez español.
Armengol Engonga, vicepresidente del Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio, ha tenido que arbitrar medidas especiales para no dejar en la indigencia y el abandono a la familia del Presidente Moto así como garantizar su correcta defensa judicial, todo con unos mínimos recursos. Se han realizado varias acciones políticas que van desde la búsqueda de financiación por parte de empresarios y organizaciones amigas hasta la emisión de unos boletos de ayuda a la familia, en las que han participado más de mil personas, hasta el momento, según nos confirma su promotor, Gabriel Moto.
Fuentes penitenciarias nos confirman que el empresario catalán, encarcelado como presunto autor material del hipotético traslado de armas de guerra a Guinea Ecuatorial (tres escopetas y una pistola) y que entró más tarde que Severo Moto, ha sido puesto en libertad bajo fianza de 15 mil euros.
Fuentes jurídicas consultadas nos confirman que todo este caso es tremendamente irregular y que responde mucho más a un perfil más propio de una persecución política que de la lucha contra el crimen.
Tras una visita al centro penitenciario de Navalcarnero (Madrid) me comentan que Severo Moto está bien fuerte y con mucho ánimo, “él sabe por lo que está encerrado y eso le alimenta y le ayuda a sobrellevar la ausencia de su mujer, sus hijos y sus nietos”. Hablo con un trabajador de la prisión que, evidentemente no quiere que de su nombre o datos que lo puedan identificar.
Severo Moto lleva casi dos meses encerrados sin que se haya celebrado ningún juicio. El abogado de oficio, que fue el primero que lo atendió tras casi una semana detenido, ya formuló una protesta formal y su correspondiente recurso ante las irregularidades que se están cometiendo contra este político de Guinea Ecuatorial.
La cárcel, en la que le mantienen encerrado en España, es un centro para condenados con sentencia firme. Un funcionario, que me comenta que hoy han estado viéndolo su mujer y su hijo, afirma que este es uno de esos casos tan raros e irregulares que no encuentra otra explicación que la de remontarse a las épocas del “franquismo” para intentar ilustrarlo.
Mientras auténticos e irredentos delincuentes salen de las cárceles españolas por defectos de forma o cuestiones aún más peregrinas (De Juana Chaos, asesino en serie de la banda terrorista de ultraizquierda vasca; con 25 cadáveres en su historial delictivo, saldrá en libertad tras haber cumplido 20 años de encierro. No le sale ni a año por asesinado), Severo Moto está soportando, desde el más absoluto de los desprecios, un cautiverio más propio de Guinea Ecuatorial que de España. Mientras esto ocurre, los medios de comunicación, salvo algunos en Internet y los más localistas, nadie hace mención a este bochornoso caso.
Ya hemos visto que los funcionarios que lo atienden en la prisión no pueden dar muchas explicaciones y es el propio Severo Moto el que está agradeciendo el buen trato que está recibiendo y la educación con que le tratan. Algunos trabajadores del centro, consultados por esta redacción, han dicho que lo ven como a un preso político y le dan la consideración de Presidente. “Es como si fuera un prisionero de guerra al que se les respeta el grado”, nos comenta uno de los entrevistados.
Los policías consultados también se quitan de en medio y dicen que el “caso Moto” es del CNI (Centro Nacional de Inteligencia) y que ellos solo cumplen con su deber de detener al opositor por orden de un juez español.
Armengol Engonga, vicepresidente del Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio, ha tenido que arbitrar medidas especiales para no dejar en la indigencia y el abandono a la familia del Presidente Moto así como garantizar su correcta defensa judicial, todo con unos mínimos recursos. Se han realizado varias acciones políticas que van desde la búsqueda de financiación por parte de empresarios y organizaciones amigas hasta la emisión de unos boletos de ayuda a la familia, en las que han participado más de mil personas, hasta el momento, según nos confirma su promotor, Gabriel Moto.
Fuentes penitenciarias nos confirman que el empresario catalán, encarcelado como presunto autor material del hipotético traslado de armas de guerra a Guinea Ecuatorial (tres escopetas y una pistola) y que entró más tarde que Severo Moto, ha sido puesto en libertad bajo fianza de 15 mil euros.
Fuentes jurídicas consultadas nos confirman que todo este caso es tremendamente irregular y que responde mucho más a un perfil más propio de una persecución política que de la lucha contra el crimen.