Por Armengol Engonga Ondo. Presidente del Partido del
Progreso de Guinea Ecuatorial
“¿Qué puede traer la democracia que no tengamos ahora?” Esta pregunta me la suelen hacer personas que, por lo general, viven arrimadas al régimen, tienen una casa en España y los hijos han estudiado fuera de Guinea Ecuatorial. Para muchos, la caída de la dictadura supondrá un serio reto. La igualdad de oportunidades les hará competir con otras personas que, posiblemente, sean tan buenos como ellos en sus cosas. La competencia va a poner a muchos sinvergüenzas en su sitio.
Nuestra Nación tiene ventajas
allá por donde la mires. Nuestra única pega es quién se ha hecho con el poder.
Tenemos la desgracia de las familias con recursos, pero con padres miserables.
Imagínate una familia que ha
heredado una tierra preciosa, con campo para trabajar, playas vírgenes que
disfrutar, una naturaleza extraordinaria y lo que es más importante, buenos
hijos.
Pero, la maldición está ahí. No
iba a ser todo perfecto. Un padre miserable, autoritario y corroído por todos
los vicios, gobierna la casa junto a una mala madre que quiere más a unos hijos
que a otros.
La tragedia está servida.
Los hijos mimados trataran con
desprecio a sus hermanos abandonados y la falta de amor harán que esa familia,
teniéndolo todo, sea un infierno.
Guinea Ecuatorial es así.
Bendecida por sus recursos naturales, su ubicación en el mapa del mundo, su
gente trabajadora y pacífica, pero en las peores manos posibles. La desmedida
avaricia de sus dirigentes y su nula formación, son la combinación perfecta
para este coctel vomitivo que se eterniza en el tiempo mientras la población
cansada, no tiene fuerzas ni para pedir socorro.
Lo más importante de la
democracia es que, para bien o para mal, los habitantes son los dueños de su propio
destino.
Necesitamos un Parlamento donde
los representantes de los guineanos estudien normas y leyes que nos permitan
convivir en paz y prosperidad. La Ley, en democracia, es muy importante. Por
definición, no debe haber nadie por encima de otro. No como ocurre ahora que
hay gente con el título. “Usted no sabe quién soy yo” o con este otro merito
maravilloso de “soy hija de…” o “mi cuñado conoce a …” Esto se tiene que acabar
por ridículo.
La tiranía tiene otros aspectos
que nada tiene que ver con la democracia como son las graves violaciones de
derechos fundamentales. Últimamente, como se puede leer en este blog, se han
disparado las denuncias por malos tratos, detenciones arbitrarias y brutalidad
a manos de los que, por ley, han de protegernos. El abuso de poder es lo más
desagradable que se puede dar en una sociedad. Unos padres que pegan a sus
hijos, que los castigan sin comida, que les niegan educación o que los
humillan, no son un ejemplo de nada. La democracia pone estas conductas en
conocimiento de todo el mundo y además cuenta con medios para luchar contra los
delincuentes y soberbios canallas.
Lo bueno de cambiar el régimen
está, también, en los compañeros de viaje. Si quieres ser un país educado y
civilizado tendrás amigos de esta clase. Ahora, Guinea Ecuatorial, es un puerto
pirata y quien se acerca a nuestro país es para hacer sucios negocios y esa
gente, créeme, no son de fiar.
Llegará la democracia y podremos
abrir las ventanas para que entre el aíre fresco y acabe con este nauseabundo
olor a viciado. En Guinea Ecuatorial hay mucho talento y no lo digo como una
frase hecha. Tengo el apoyo de un equipo de primera, comprometidos con el
futuro y con el porvenir de nuestros hijos. No te puedes imaginar lo orgulloso
que estoy de tratar con personas, guineanos de pura cepa, trabajadores y
honrados que solo aspiran a ver como el país recupera el pulso y enseña al
mundo lo que somos capaces de hacer.
Sabemos que el futuro se puede
tocar y tenemos muy claro que queremos que nuestros jóvenes se sientan
orgullosos de formar parte del país. Queremos poner a Guinea Ecuatorial en el lugar
que se merece. No queremos ser un país miserable, pobre, de donde la gente
huye. Queremos que tengas oportunidades, que la formación prepare a los chicos
a enfrentarse a los retos que han de llegar y que el lugar de los corruptos no
sea un despacho sino la celda de una cárcel.
Está en nuestras manos. Debemos
organizarnos como una sociedad exigente. No tenemos que acostumbrarnos a la
miseria y los malos tratos. Te lo aseguro: lo bueno está por llegar.