sábado, 22 de febrero de 2020

MIS RECUERDOS EN LOS INICIOS DEL PARTIDO DEL PROGRESO EN GUINEA ECUATORIAL

Benjamín Asu, Presidente del Consejo Local del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial  en Cataluña.

Desde los primeros momentos de mi juventud era ya plenamente consciente de la deriva dictatorial que había iniciado Obiang Nguema en nuestro país. Me removía en mis entrañas ver la desesperanza de un pueblo, atrapado en las garras de una tiranía, un pueblo abandonado a su suerte, sin libertad, sin esperanza y sin futuro. Me planteé en serio que yo tenía que hacer algo y que debía implicarme personalmente para remediar aquella situación.
El año 1982 conseguí un gran apoyo escolar a través de las misiones concepcionistas del distrito de Evinayong, las cuales me consiguieron una plaza en el preseminario de claretiano de Niefang. Allí tuve la ocasión de conocer al enfermero Don Paulino Moto, un hombre cabal, generoso y muy volcado en ayudar a sus conciudadanos. Esta cercanía a la familia Moto me sirvió para enterarme que Severo Moto estaba preparando un proyecto político que tenía el objetivo de mejorar las cosas en nuestro país,  intentando superar la dictadura para acabar con la postración que sufría  la sociedad guineana.
Cuando Obiang Nguema, forzado por las potencias internacionales, abrió un poco la mano, anunciando tímidamente el multipartidismo y posteriormente llegara Severo Moto a Guinea con su proyecto político de Partido del Progreso, un instrumento político con el que quería sacar al pueblo de la miseria, conseguir las libertades e instaurar un estado de derecho y plenamente democrático. Un Partido inspirado en el humanismo cristiano, con ideología demócrata-cristiana, abierto a la participación de todos, que pretendía sacar a los guineanos del pozo de la marginación y la negación de sus derechos mas elementales por la dictadura de Obiang Nguema.       
Ya en mis  primeros contactos con Severo Moto descubrí que era una persona solvente, que iba en serio y que encabezaba un partido  político con un proyecto en el que valía la pena implicarse y trabajar. Así que me sumé de forma entusiasta, como muchos otros joven mas, al Partido del Progreso y a su proyecto de regeneración democrática de la sociedad guineana.
Me incorporé al PPGE y junto a los demás militantes, trabajábamos día tras día en la oficina del Partido en su sede en la ciudad de Bata. No había ningún tipo de remuneración, aunque los militantes y simpatizantes nos daban de lo poco que disponían. Las mujeres vendedoras igualmente hacían lo mismo y no paraban en preguntarnos sobre las actividades del partido, y cuál era o sería nuestra postura si el dictador manipulara y robara el voto en las elecciones a las que le queríamos llevar. Ya conocían aquellas mujeres la clase de tramposo que era Obiang Nguema.
En aquellos primeros días, las afiliaciones al Partido iban creciendo  de forma impresionante, mucha gente llegaba a la oficina del Partido a afiliarse y a penas podíamos atender todas la peticiones. Recuerdo que en un breve periodo de tiempo llegamos a los 40.000 afiliados. Muchos nos invitaban a sus domicilios para apuntar  a gente mayor que no podían venir directamente a la sede del partido. Todos nos repetían una frase: "Os votaremos en el gran día"
Viví muy intensamente la creación y el desarrollo de la Plataforma de Oposición Conjunta (POC). Eran momentos de ilusión, de trabajo y de entrega, por un proyecto de unidad de toda la oposición que podía ganarle las lecciones a Obiang Nguema. 
Tengo que decir que el Partido del Progreso fue muy generoso con los demás partidos, ayudándoles a que pudieran conseguir los avales para que pudieran ser legalizados. Trabajamos mucho y con ilusión en pos de la unidad para poder así vencer al dictador.
En la ciudad de Mbini, durante las votaciones de las elecciones municipales en las que nos presentábamos dentro de la POC, recuerdo como un señor mayor ciego, militante del Partido del progreso, pide a su hijo que  le  cogiera la papeleta que llevaba el dibujo del Ojo, que era  el membrete de la coalición POC, recuerdo el ataque de ira de los miembros del PDGE. También los llenó de ira y provocó una gran tensión en el barrio de Nkolongbong en Bata, lugar donde los votantes de nuestra formación protegían las urnas contra los del grupo ANTORCHA del PDGE, ya que éstos últimos tenían la intención de meter más papeletas que los electores inscritos  en la mesa.
Todos nos llenamos de alegría  cuando la POC ganó a Obiang las elecciones municipales. Recuerdo que de las 28 circunscripciones municipales de Guinea, la POC ganó 23 y de estas, 18  eran del Partido del Progreso. Después vino la decepción cuando  el dictador no quiso entregar el poder a los alcaldes electos, despachándose con aquella célebre frase: "vosotros habéis ganado las elecciones y ahora quién os va a dar el poder ?".
También recuerdo con tristeza el pago a la generosidad del PPGE en forma de traición que sufrimos a manos de un partido políticos al que habíamos ayudado a legalizarse. Al final, y muy a nuestro pesar,  la POC terminó dinamitada.
Entre las muchas cosas que me vienen a la memoria de aquellos años, recuerdo como un día nos encontramos con el general Antonio Obama Ndong, mientras efectuaba la patrulla con un identificado vehículo  Ngongoo, una marca de coche que el dictador había adquirido en Rusia. Recuerdo como  nos preguntó que por donde y cómo conseguíamos los trajes que a menudo llevamos cuando acompañamos al Presidente en los diferentes actos del Partido. Le respondí que era una iniciativa de nuestra organización de jóvenes y que se había convertido ya en una costumbre ente los miembros del Partido el ir bien aseados y bien vestidos. 
Otra de las preguntas que nos hacía la gente, concretamente las mujeres, era  que si el Presidente del partido tenia militares o si contaba con algún cuerpo uniformado de protección. Nosotros les respondíamos que no, que sólo confiaba en el pueblo. 
Yo me encargaba de coordinar a un grupo de jóvenes del Partido, para llevar a cabo la seguridad y la protección de nuestro Presidente. Nos organizábamos para llevarle en aun coche que habíamos conseguido a los diferentes actos que tenía que asistir.
Después de tanto tiempo, de tanto sufrimiento en el exilio, ni nosotros, los que ya no somos tan jóvenes, ni el Presidente Severo Moto, hemos olvidado aquellos valores y principios por los que luchamos en los primeros tiempos del partido, ni hemos perdido la ilusión primera de llevar la dignidad, la justicia y la democracia al pueblo de Guinea Ecuatorial.